Los ocho detalles desconocidos de la boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco

Este martes, la revista '¡Hola!' ofrecía, por fin, todas las fotografías y los detalles más insólitos de la boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco que tuvo lugar el pasado día 7 en Mustique. “Y ahora, como en los cuentos de hadas, comienza el felices para siempre”, asegura la publicación, para contarlo todo (o casi) sobre la ceremonia, los invitados y aquello que más ha llamado la atención de la boda del año.

-Isabel y Tamara, las ayudantes

“No hizo falta que mi madre me diese ningún consejo de última hora. Me ha ido diciendo todo a lo largo de estos años”. La frase es de la propia Ana Boyer, que se refería a la inestimable ayuda que ha tenido de su hermana Tamara y de su madre, que llegaron a primera hora del día de la boda para ayudarla a vestirse en su habitación.

-Las joyas de Ana:

Como toda novia que se precie, Ana Boyer llevó numerosas joyas en su gran día. Y a pesar de que su vestido ha despertado no pocas críticas en las redes sociales, lo cierto es que en los complementos pareció acertar gracias a los pendientes, brazalete y colgante de oro blanco y diamantes de la firma Suárez. También lució una peineta en forma de diadema baja, en plata vieja y pedrería, de Pronovias, la misma firma que diseñó el vestido.

-Los testigos, vestidos de la misma firma que el novio:

Feliciano López, Garry Toussaint, David Marrero, Claudio Soliva y Marco Verdasco. Esa es la lista de los hombres que actuaron como testigos en el enlace y, al igual que el novio y tal y como se puede comprobar en las fotos, todos ellos vistieron de la misma firma: Pedro del Hierro. Un traje de tres piezas de color beis fue el atuendo que eligió el tenista para dar el 'sí, quiero'.

-Las vistas de los novios:

La bahía de L'Ansecoy, un paisaje verdaderamente espectacular, era la vista que los novios tenían frente sí desde la terraza de la villa que ocuparon en la isla de Mustique. Las imágenes del lugar son verdaderamente impresionantes. El aristócrata Lord Glenconner fue el que adquirió esta villa en 1958 por 45.000 libras.

-La opinión de Ana sobre la ausencia de Enrique:

Entre tanta fotografía familiar, había una ausencia que fue bastante notoria: la de Enrique Iglesias, que no pudo asistir al enlace. “No ha podido venir, pero estuvimos con él en Miami unos días antes de la boda. Por supuesto que le echamos mucho de menos, pero igualmente estábamos tan bien rodeados que no podíamos estar más felices”.

-Julio José, el padrino:

Ana Boyer entró en la capilla del brazo de su hermano, un Julio José Iglesias que suplió la ausencia de su padre, Miguel Boyer, al que según la joven echó muchísimo de menos según sus propias palabras.

-El coche que les llevó al altar:

Un Fiat 500 descapotable, blanco, pequeño y al más puro estilo de los años 60 fue el que condujo a la pareja a la capilla donde habían de casarse. Los novios estaban rodeados de los invitados, que aplaudieron nada más verles entrar.

-El menú de la cena:

Otro de los detalles que se han acabado desvelando con exactitud ha sido el menú. La cena consistió en una 'vichyssoise', langosta y un guiso de mariscos con arroz caribeño. La tarta tenía, nada más y nada menos, que tres pisos, como es tradicional.