Los secretos del vestido de novia de Nina Flohr un año después de su boda

El 23 de octubre de 2021, la catedral de Santa María de la Anunciación de Atenas se vestía de gala para acoger el enlace real entre el príncipe Philippos de Grecia y Nina Flohr. No era la primera vez para los novios. En diciembre de 2020, y por sorpresa, la pareja contraía matrimonio en St. Moritz acompañada únicamente de los padres de ambos, el rey Constantino de Grecia y el magnate de la aviación Thomas Flohr. Un enlace civil, íntimo y secreto como consecuencia de la pandemia. Tocaba entonces una gran celebración, la que se espera de una boda de la realeza y pronunciar el 'sí, quiero' en la iglesia.

Lo dicho, de ese día, de la ceremonia religiosa, se cumple hoy un año. Hacía casi seis décadas que la catedral de Atenas no acogía un enlace de tal envergadura y todo salió a la perfección. Desfile de invitados de las casas reales europeas, como la reina Sofía y la infanta Elena, tía y prima del novio, respectivamente, Eugenia y Beatriz de York, Sassa de Osma y Christian de Hannover o Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo. En las calles, un público entregado acompañando a los futuros príncipes. Y el momento cumbre: la llegada de la novia.

Nina Flohr no defraudó. Sin un comunicado oficial por parte de la casa real griega sobre quién diseñaría su traje nupcial, todas las apuestas apuntaban a la casa Chanel, la misma que había vestido a la directora creativa en su primera boda, así como en el resto de celebraciones en torno al gran día.

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Nada más poner un pie en las inmediaciones de la catedral para salir del coche y comenzar el paseíllo camino al altar acompañada de su padre, todas las sospechas quedaron confirmadas: Virginie Viard era la artífice de su increíble vestido de novia.

De corte princesa, tan acorde a su nuevo rol, con escote barco en forma de 'V', costuras drapeadas en la cintura, una cola kilométrica y repleto de detalles especiales. Empezando por los más notorios, el nudo frontal que simulaba una flor y las incrustaciones de pedrería en la zona del pecho, hasta otros, no menos importantes, como su descomunal falda decorada con bordados florales en hilo plateado o el velo de tul, incluso más largo aún que la cola.

Para la confección del traje se empleó un tejido de satinado con un discreto estampado marmoleado que ayudó a potenciar ese efecto voluminoso. ¿El resultado final? Un vestido impresionante.

Realizado en el taller de Chanel en París a medida para la mujer del príncipe Philippos, Virginie Viard y su equipo creativo se basaron en uno de los modelos de la colección de otoño-invierno 2020 de alta costura de la maison. Tomando la silueta del original, los cambios con respecto al vestido de novia de Nina Flohr saltan a la vista.

De un diseño negro con aires punk, bajo asimétrico, cancán de tul y detalles animal print a un traje de princesa de cuento en blanco inmaculado. Lo visto y analizado, al look nupcial se le agregó más volumen, una sobrefalda y cola.

De las elecciones estilísticas de la hija de Thomas Flohr para su boda religiosa hay más que decir. Como ramo, un pequeño bouquet de rosas en un tono empolvado, ausencia de pendientes, una pequeña pulsera de perlas en su mano derecha y la pieza más destacada, la tiara Antique Corsage.

Conocida popularmente como la tiara corsario y parte del joyero de la familia real griega, es la misma que en su día lucieron en sus respectivas bodas Marie-Chantal Miller, esposa de Pablo de Grecia, y Tatiana Blatnik, del príncipe Nicolás, hermanos y cuñadas del novio.

Se trata de una joya que empezó siendo un broche de la reina Victoria de Suecia y que acabó en manos de Ingrid de Dinamarca, la abuela de Philippos, quien terminó transformándola en tiara para obsequiar a su hija pequeña, Ana María, el día de su 18º cumpleaños.

Finalmente, y tras casarse con Constantino de Grecia en 1964, fue ella, la madre del novio, quién introdujo esta pieza en el joyero familiar que el 23 de octubre de 2022 portó Nina Flohr como última novia de esta casa real.