La boda viral de Cristina y su vestido de novia con cuello halter, velo de rejilla y abrigo con mangas abullonadas

Sigue la incesante lluvia de nuevas novias en Instagram. Cada día nos topamos con más bodas y sus impactantes looks nupciales colapsando las redes sociales. Lo difícil entre tal montonera es destacar y Cristina puede jactarse de haberlo logrado. Pablo y ella, naturales de Santander, son los protagonistas del último enlace viral. ¿El motivo? Como imaginas: el vestido de la novia. Dotado de personalidad y estilo a raudales, descubrimos los detalles que se esconden tras el diseño y este 'sí, quiero'.

"Nos conocíamos de siempre de vista porque tenemos amigos en común, pero nunca habíamos hablado hasta que nos presentaron un día saliendo de la playa. Ese verano coincidimos en varias fiestas y unos meses más tarde empezamos a salir. En ese momento yo trabajaba en Madrid y Pablo en Santander. Llevábamos un año y medio juntos cuando me surgió una oportunidad de trabajo en Santander y dejé Madrid. Desde entonces no nos hemos separado", cuenta la novia.

La petición de mano oficial llegó en su quinto aniversario como pareja. "Fue en Menorca, en el faro de Punta Nati, un sitio de la isla muy especial para nosotros donde vamos a ver el atardecer todos los veranos desde que empezamos a salir juntos. Fue algo totalmente inesperado, uno de los días más bonitos que he vivido", confiesa Cristina.

Tocaba organizar su boda y, como no podía ser de otra forma, escogieron Cantabria. "La boda fue el 1 de julio de 2023. Concretamente, la ceremonia religiosa en la iglesia de Santa María de Toraya (Hoz de Anero) y la posterior celebración en la finca Villa Abarca (Hazas de Cesto). Se trata de una finca con una casona rústica y un maravilloso entorno verde característico de la zona. Fue la primera finca que visitamos y nos gustó tanto que no miramos más, era justo el estilo que queríamos y con varias alternativas por si el tiempo nos fallaba, algo que en Cantabria es fundamental".

Fecha fijada y lugar escogido, era el momento idóneo de buscar su vestido de novia. "Me apetecía que fueran dos piezas que se adaptasen para cada momento de la boda, pero tardé varios meses en tener una idea clara de lo que quería". Con esa idea inicial, Cristina se plantó en el taller de Luis Alonso, el mismo diseñador que décadas atrás había creado el vestido de novia de su madre. "Él le hizo el vestido de novia a mi madre hace ya muchos años y diseñamos juntos el mío".

Sigue contando: "Visité el atelier de Luis una primera vez con una idea sin haberme probado nada antes. Como quería tomar la decisión estando muy segura, antes de dar el paso opté por probarme vestidos de colección muy diferentes y visité otros talleres que consideraba que encajaban con mi estilo. Ninguno terminó de convencerme, pero de esta manera pude sacar conclusiones. Meses más tarde volví donde Luis con una idea diferente y sobre la que finalmente trabajamos".

El proceso de creación, en palabras de Cristina, fue maravilloso. "Algunas amigas me habían advertido que hacerse el vestido en atelier es un proceso de incertidumbre que requiere de paciencia, pero lo cierto es que desde la primera prueba pude ver que el resultado estaba siendo tal cual me lo había imaginado, así que eso me dio mucha tranquilidad. Luis y su equipo supieron entender lo que buscaba y el resultado ha sido tal cual lo dibujó en el boceto, pero puliendo algunos aspectos. Ambos somos muy perfeccionistas y para la elección de algunos detalles, como por ejemplo los puños, probábamos varias opciones hasta que estuviera totalmente convencida. Hemos elegido todo con mucho mimo".

Entrando en detalle, el look nupcial de Cristina que se ha viralizado en las redes sociales estaba compuesto por dos piezas, un vestido con el cuello halter, silueta recta, bajo en línea 'A' con cola y aberturas en la espalda, y encima, un abrigo con mangas abullonadas y puños con lazo. ¿El resultado? Un vestido nupcial desmontable.

"Cuando me probaba vestidos de cuello alto me veía muy favorecida y elegante, así que decidí hacerme un vestido halter, sencillo, confeccionado en crepe liso, de línea recta, que permitiese intuir la silueta. Para el abrigo optamos por una organza de seda natural con mangas y puños muy especiales y con mucho movimiento. De esta manera, a pesar de llevar cuello alto y manga larga, no dejaba de ser un outfit veraniego para la época en la que me casaba".

Otro de los puntos de interés en el atuendo de novia de Cristina fue el velo. "Decidí ponerme un pequeño velo de redecilla que confeccionó Marián de Cocotte Tocados".

En el terreno de las joyas, piezas con historia y obsequios con sentimiento. "En una de las primeras pruebas mi mejor amiga llevó unas perlas familiares y no tuve dudas en ponérmelas, me encantaba cómo iban en sintonía con el estilo del vestido y me parecía que daban mucha luz a la cara. Son unos pendientes muy especiales. Además, en una mano me puse el anillo de pedida de Pablo y en la otra un precioso anillo de oro y rubíes que me regalaron mi amiga Paula y su marido".

"El ramo me lo hizo la tía de Pablo. Ella se ha dedicado toda su vida a hacer ramos de novia y cuando se ofreció me pareció un detalle muy bonito. Le dije que quería que fuera verde y blanco con forma alargada. No lo vi hasta el mismo día de la boda, pero confiaba en ella ciegamente. El resultado fue un espectacular ramo formado por peonías blancas, eustoma y ramajes de eucalipto y olivo. Lo anudamos con una cinta azul grabada que me regaló mi amiga Samanta en su boda, una medalla de la Virgen del Carmen y un lazo con la tela de organza de mi abrigo", explica esta novia cántabra.

El ramo acabó en manos de Lur y Javi, dos amigos íntimos de la pareja. "Pablo y él son mejores amigos desde pequeños y da la casualidad de que nosotras compartimos piso en Madrid antes de que Pablo y yo empezáramos a salir. Eso hizo que nos uniéramos mucho más y ahora somos como una familia. Se lo regalamos como símbolo de la amistad que tenemos y por haber sido testigos de nuestra relación desde el principio".

Cristina se arregló en la casona de la finca donde tendría lugar el banquete y la fiesta tras la ceremonia religiosa. "Luis tuvo la amabilidad de ir a vestirme y me acompañó hasta la propia iglesia para colocarme el vestido". Para el maquillaje, contó con Mimi. "Optamos por un maquillaje muy sencillo y sutil, ya que en mi día a día apenas me maquillo y ese día no quería arriesgar". El peinado se lo hizo Ana de Pin up Santander. "No tuve dudas a la hora de elegirla porque todo el mundo habla maravillas de ella y su equipo. Fui teniendo muy claro que quería un moño bajo pulido, porque sabía que a Pablo le encanta cuando lo llevo así y me lo pidió indirectamente en varias ocasiones antes de la boda. Además, con el vestido de cuello alto y la espalda descubierta era el peinado que más me gustaba"

Llegó el gran día. "La noche previa apenas dormí un par de horas y esa mañana, hasta que llegué al altar, estaba demasiado nerviosa. Fue entonces cuando empecé a disfrutar de verdad. El mayor recuerdo que me llevo de ese día es el momento en que entré a iglesia del brazo de mi madre y vi a Pablo al final del pasillo emocionado como nunca. A pesar de los nervios, fue el momento más especial. Tengo el recuerdo de ver emocionados a nuestros amigos y familias y de compartir nuestra felicidad".

Convertidos en marido y mujer, Pablo, Cristina y sus invitados se trasladaron hasta la finca Villa Abarca. "La celebración comenzó con un cóctel animado por el grupo Lost in Covers. En el aperitivo no podía faltar el jamón ibérico, las rabas y anchoas del cantábrico, y una croquetería, de nuestras comidas favoritas".

Para abrir el baile, el matrimonio escogió 'The best is yet to come', de Scorpions. "No podía ser otra, era el grupo y la canción favorita de mi padre y tiene un significado muy importante para mí. Después, las primeras copas las tomamos bailando y cantando con el grupo Cerrado por Vacaciones, era uno de los momentos que más ganas teníamos de que llegara, son divertidísimos".

Aunque en lo que a instantes musicales se refiere, "el protagonista de la fiesta fue el DJ Berni con el equipo de Sonort Audiovidual. Además de amigo desde hace muchos años, es el que pincha la mejor música, somos muy fans de los festivales que monta. Fue al primero que escribimos cuando cerramos la fecha de la boda para que bloqueara ese día".

"Cuando hablábamos de la boda, teníamos claro que queríamos compartir ese día con nuestros amigos y familiares más cercanos, nada de compromisos. Queríamos que fuera algo sencillo, pero cuidando mucho los detalles que pusiéramos, hecho todo por nosotros con tiempo y dedicación. Una boda muy personal intentando no dejarnos influenciar demasiado por las cosas que vemos que se ponen a día de hoy, sino que queríamos seleccionar lo que realmente considerábamos importante para nosotros. Teníamos claro que queríamos que fuera todo al aire libre, en una finca con un estilo rural. El resultado superó todas nuestras expectativas", confiesa Cristina pasado el tiempo.

A las que, como Cristina hace unos meses, vayan a pasar por el altar esta temporada, "les recomendaría que no se dejen llevar demasiado por las tendencias, creo que cada uno debería diseñar su boda tal y como le apetezca. Una boda repleta de detalles no tiene por qué ser más emotiva y divertida que otra que no tenga tantos. Creo que la clave está en hacer las cosas de corazón y a gusto de los novios".

¿Una última recomendación? "Que intenten hacer una escapada o algún plan en pareja antes de la boda. Los últimos meses son una prueba de fuego, los nervios están a flor de piel y creo que viene muy bien desconectar del tema y dedicarse tiempo de calidad", sentencia.