Una falda de tweed para tres looks de novia: así deslumbró Ester el día de su boda

Las vidas de Ester y Víctor se cruzaron en Suiza. Ella, española, y el francés, sus profesiones, unieron sus caminos. "En 2014 me fui a Lausanne, Suiza, para hacer el proyecto final de carrera. Encontré trabajo como ingeniera de Montes y me quedé allí. Víctor llegó en 2017, para trabajar, también, como ingeniero mecánico. Una amiga lo eligió como compañero de piso y nos presentó. Empezamos a salir en 2019", explica la novia.

Hasta 2023, año de su boda, la pareja vivió un noviazgo de cuatro años. Sin petición de mano como tal, Ester y Víctor se comprometieron de mutuo acuerdo. "En realidad, no hubo una pedida. La decisión de casarnos la tomamos juntos durante una conversación sobre cómo veíamos el futuro. Un par de meses antes de la boda nos fuimos a pasear por los viñedos de Lavaux con una botella de vino y un paquete de jamón del bueno. Víctor me regaló un anillo de pedida y yo a él un reloj".

Ayudados por el equipo de weddings planners de Bodas Rock and Love, Ester y Víctor comenzaron a dar forma al que sería el gran día de sus vidas. Celebrada en dos actos, primero la ceremonia religiosa y después, el banquete y la fiesta, la boda tuvo lugar entre Madrid y Toledo en pleno invierno.

A pesar de tener fijada la residencia en Suiza, "nos casamos el 30 de diciembre de 2023 en la Iglesia de Santiago el Mayor, Toledo, y en el Castillo de Batres, Madrid".

"Antes de empezar a organizarla no había pensado mucho en mi boda ideal. No tenía una idea fija", confiesa la novia.

Con la fechada marcada en el calendario, Ester paso a ocuparse del asunto más importante en todo enlace: el vestido de la novia. "No sabía lo que quería, pero sí cosas que no me gustaban", suficiente para plantarse en el taller de Sophie et voilà y empezar la magia.

De sobra conocida en la industria de la moda nupcial, la marca bilbaína fundada en 2010, con Sofía Arribas como directora creativa y Saioa Goitia en el rol de CEO, fue la elegida por Ester para idear y confeccionar su look.

Caracterizada por la sobriedad y el minimalismo, y plagada de prendas con mucha personalidad, tejidos de alta calidad y una foto 'finish' que nos habla de atuendos arquitectónicos, Sophie et voilà es una de las más deseadas por las novias y desde hace un par de temporadas, también por las invitadas.

"Fui al atelier de Sofía cómo cuando uno va al médico, para escucharla y fiarme de su criterio. Sabía que me gustaba su estilo y ella es la especialista. Tiene un estilo superminimalista, pero tan especial, me encanta lo que hace", cuenta Ester.

Confiar a ciegas en la experta, eso es lo que puso en práctica esta novia. "Me fui de la primera cita sabiendo que no tenía que preocuparme de nada". Ester estaba en buenas, perdón, buenísimas manos.

La primera vez que la novia visitó el taller de la firma, "llegué poco preocupada porque había ido a una tienda de novias a probarme vestidos tipo y no me veía con nada. Sofía me pidió que le hablara un poco de mi personalidad, de lo que quería resaltar o disimular de mi cuerpo y que le enseñara ideas y fotos de novias que me gustaran, e incluso, que no me gustaran. Se puso a dibujar y voilà, fue increíble"

Para entonar el 'sí, quiero', Ester no solo presumió de estilo con un outfit, es que lo hizo por partida triple con tres looks. Un estilismo desmontable que iba evolucionando según avanzaba la boda.

"Las pruebas fueron rodadas. El vestido iba cogiendo forma poco a poco, ya que Sofía tiene la capacidad de ver todos los detalles para que quede perfecto. Ha sido increíble ver como trabaja y el resultado no me puede gustar más. Los tres looks son muy yo".

Como nexo común de esos tres atuendos de novia, una falda midi de talle alto confeccionada en un tejido de tweed blanco, el material adecuado para una boda de invierno. Con ese mismo tejido, Arribas y su equipo fabricarían también el abrigo con cola que Ester llevaría para la ceremonia religiosa.

De cuello mao, manga larga ceñida, hombreras marcadas, cierre frontal en la parte superior y el resto del diseño completamente abierto hasta desembocar en la cola, por material y por tipología, el abrigo era la prenda perfecta para el enlace.

Sin despojarse de la falda en ninguno de los momentos de la boda, Sophie et voilà construyó dos cuerpos diferentes para Ester, que la novia luciría una vez que colgase el abrigo en una percha, uno para el banquete y otro para la fiesta.

El que lució para sentarse a la mesa era un crop top en tejido estructurado de color blanco, manga amplia al codo, cuello cerrado a la caja, y cierre trasero y abertura en la espalda. Para el baile, un diseño satinado con cuello halter y espalda completamente descubierta.

¿El resultado? Elegancia, sobriedad y minimalismo en un atuendo nupcial desmontable que respira atemporalidad y tendencias de moda al mismo tiempo. Una muestra de lo mucho y bueno que puede hacer Sofía Arribas cuando deja volar la imaginación y se pone a diseñar.

Esa filosofía marcó asimismo la elección de sus complementos. "Soy bastante minimalista. Opté por unos zapatos blancos que hice a medida en Customeus Bilbao, como joyas, unos pendientes en forma de lágrimas con perla de Majorica que me regaló mi madre y el anillo de Víctor. También llevaba dos pañuelos de bolillos, uno hecho por mi madre y otro por la abuela de mi mejor amiga".

Con el ramo de Ester damos carpetazo a los aderezos nupciales de su look. "Quería un ramo de fresias blancas que fuera alargado para que no rompiera con la verticalidad del vestido".

El día de la boda había llegado. "Me maquilló Helena Aroca y me peinó María Aliaga, dos excelentes profesionales. Los preparativos en casa con mi familia y dos amigas se quedan para siempre conmigo. El marido de una de mis primas nos llevó en el coche a mi padre y a mí. Guardo un recuerdo muy bonito de ese trayecto"

Ester y Víctor se encontraron frente a frente en el altar de la Iglesia de Santiago el Mayor de Toledo. "Recuerdo lo guapo y lo tranquilo que estaba Víctor aquel día".

Con invitados venidos de diferentes puntos geográficos, para la ceremonia religiosa, los novios lograron uno de sus objetivos, "como Víctor es francés y vivimos en Suiza, teníamos muchos invitados extranjeros. Nos daba un poco de miedo que se formaran dos bandos. Al final conseguimos hacer una ceremonia bilingüe", cuenta.

Una sinergia y buena sintonía que se extendieron durante todo el día, de la ceremonia a la fiesta. "Las chicas de Rock and Love nos encontraron un grupo de música en vivo y un DJ que hicieron bailar a todo el mundo desde el cocktail hasta que terminó la fiesta. Los franceses acabaron bailando flamenco y los españoles l’Aviron Bayonnais. Fue muy divertido".

"Fue increíble ver junta a tanta cantidad de gente que se había desplazado, algunos desde muy lejos, para compartir ese día con nosotros. Fue muy emocionante", añade la novia.

Como recuerdo único, Ester se queda con este: "La alegría de mis padres y mi hermano, creo que nunca les había visto tan así".

Ya como marido y mujer, la pareja abrió el baile con un clásico, 'Vals número 2' de Dimitri Shostakovich.

Meses después de su enlace, Ester regala a las futuras novias un consejo, "que disfruten del día al máximo e intenten grabar en su memoria todos los momentos que puedan".