Nazareth Castellanos, neurocientífica: "Cuando tenemos una conducta de regañarnos, de exigirnos, de hablarnos con dureza, se refleja en unas partes del cerebro"
La neurociencia respalda que un trato más amable hacia uno mismo no solo tiene beneficios individuales, sino también sociales
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Cada vez más estudios científicos respaldan una idea que durante mucho tiempo fue patrimonio exclusivo del desarrollo personal y la psicología positiva: la forma en que nos hablamos a nosotros mismos tiene un impacto directo en nuestro cerebro y, por tanto, en nuestra salud emocional. Así lo explica la neurocientífica Nazareth Castellanos, quien, en una reciente intervención en el programa 'Aprendemos Juntos de BBVA', expone cómo la autocrítica severa activa en el cerebro regiones vinculadas con el dolor, la ansiedad y el estrés.
Castellanos señala que el acto de regañarnos mentalmente, exigirnos en exceso o hablarnos con dureza no es neutro desde el punto de vista neurológico. Estas conductas activan áreas cerebrales similares a las que se activan ante el sufrimiento físico.
En otras palabras, cuando nos juzgamos con crueldad, nuestro cerebro interpreta esa experiencia de manera similar a la de una agresión real. Esta activación sostenida no solo genera malestar emocional, sino que puede contribuir a estados de ansiedad crónica y estrés, deteriorando el bienestar general.
Frente a esto, la experta propone una alternativa: cultivar una relación más compasiva con uno mismo. Reconocer errores o debilidades no implica renunciar al crecimiento personal, pero sí puede hacerse desde una actitud de cuidado y respeto. Cuando esto ocurre, explica Castellanos, las regiones cerebrales implicadas son diferentes: se activan zonas vinculadas con la empatía, la regulación emocional y la calma. A largo plazo, esto permite no solo reducir el estrés, sino también mejorar la capacidad para relacionarnos de manera más sana con los demás.
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La autocompasión, por tanto, no debe confundirse con la indulgencia ni con la falta de ambición. Se trata de una herramienta clave para el equilibrio emocional y mental, especialmente necesaria en una sociedad que tiende a asociar el valor personal con el rendimiento constante.
La neurociencia respalda que un trato más amable hacia uno mismo no solo tiene beneficios individuales, sino también sociales, ya que quienes desarrollan esta capacidad están más preparados para ser comprensivos con los demás. Fomentarla desde edades tempranas puede marcar una diferencia significativa en las futuras generaciones.
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Cada vez más estudios científicos respaldan una idea que durante mucho tiempo fue patrimonio exclusivo del desarrollo personal y la psicología positiva: la forma en que nos hablamos a nosotros mismos tiene un impacto directo en nuestro cerebro y, por tanto, en nuestra salud emocional. Así lo explica la neurocientífica Nazareth Castellanos, quien, en una reciente intervención en el programa 'Aprendemos Juntos de BBVA', expone cómo la autocrítica severa activa en el cerebro regiones vinculadas con el dolor, la ansiedad y el estrés.