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Urdangarin, historia de un chiste (verde)
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Urdangarin, historia de un chiste (verde)

Esta semana viviremos la cita crucial y definitiva de los condenados por el caso Nóos con la justicia. Será en el Supremo y el yerno real podría acabar en prisión

Foto: Iñaki Urdangarin en una ilustración de Jate para Vanitatis.
Iñaki Urdangarin en una ilustración de Jate para Vanitatis.

El próximo 21 de marzo, Iñaki Urdangarin ya tendrá claro cuál será su futuro inmediato. Condenado a seis años y tres meses por su implicación en el caso Nóos, recurrió la sentencia junto a su exsocio y amigo Diego Torres y resto de implicados ante el Tribunal Supremo. El duque “empalmado” (como se definía él mismo) no tiene por qué estar presente en la lectura de sus 77 recursos. Y si puede evitarlo, lo hará.

Será la última oportunidad del que fuera el yerno preferido de don Juan Carlos y doña Sofía. Sobre todo del Rey emérito, con el que coincidía en muchos aspectos. Era deportista, le gustaban los chistes verdes y compartían también el gusto por las mujeres guapas. No hay que olvidar que cuando Urdangarin empieza su relación con la infanta Cristina, estaba a punto de formalizar la petición de mano con su novia Carme Camí. La joven se enteró por el telediario de que su futuro marido se iba a casar con otra. La Casa Real contó otra realidad. El deportista entraba por la puerta grande en Zarzuela y había que cuidar la imagen de hombre cabal y serio. Se llegó incluso a presentar un perfil solidario que nada tenía que ver con él. En su vida había formado parte activa de ninguna ONG.

"En la otra balanza se encuentra su hijo mayor, que acaba de marcharse a Camboya como voluntario en uno de los proyectos que dirige el sacerdote Kike Figaredo"

En la otra balanza se encuentra su hijo mayor, que acaba de marcharse a Camboya como voluntario en uno de los proyectos que dirige el sacerdote Kike Figaredo. Esta marcha tiene que ver con el momento complicado de su padre. Consideran que mejor que esté lejos. “Es un chico muy sensible que ha llevado muy mal la imputación de la madre. Se metía en internet y se enteraba de todo lo que rodeaba el caso Nóos. Ha sufrido mucho”. Como siempre, Urdangarin y la Infanta echaban la culpa de todos los males a la prensa sin asumir sus errores.

Los que le trataron cuando era un deportista honesto aseguran que lo habría tenido muy fácil sin necesidad de meter la mano en la caja. Le pudo la soberbia y la prepotencia. A él no le podía pasar nada y presumía de ese privilegio. “A mí no me tocan”, decía.

Tenía a su favor que era alto, rubio, con ojos azules y deportista de élite. El prototipo de príncipe Disney frente al desgarbado Jaime de Marichalar, marido de la infanta Elena. El tiempo colocó a cada uno en su sitio y demostró la lealtad de uno frente a las tropelías del otro. Tampoco su biografía académica era para tirar cohetes. Un bachillerato con aprobados raspados, broncas y castigos de su padre, de los que le salvaba su madre, Claire Liebaert, por los pelos.

Pedralbes y otras riquezas

Los estudios no se le daban bien y en cambio era un as para los deportes. Se convirtió en una figura del balonmano y llegó a pensar (como le sucedió a la periodista Letizia) que podría seguir jugando en el Barcelona y con la selección una vez que entró a formar parte de la familia real.

"Su última aportación a su histórico es una condena de seis años que el Tribunal Supremo podría ratificar el miércoles 21 de marzo"

Con estudios básicos y una capacidad importante para utilizar su estatus, Urdangarin firmó su sentencia de no intocable el día que quiso tener su propio palacio y compró por más de cuatro millones la mansión de Pedralbes, para demostrar que era el rey Midas.

Por cierto, que el palacete o torre (como llaman en Cataluña a ese tipo de viviendas) sigue sin ser habitado y con un dueño fantasma que nunca apareció.

El exduque de Palma es ahora un parado de lujo. No consta que tenga trabajo remunerado y es amo de casa en su exilio dorado. Su última aportación a su histórico es una condena de seis años que el Tribunal Supremo podría ratificar el miércoles 21 de marzo.

El próximo 21 de marzo, Iñaki Urdangarin ya tendrá claro cuál será su futuro inmediato. Condenado a seis años y tres meses por su implicación en el caso Nóos, recurrió la sentencia junto a su exsocio y amigo Diego Torres y resto de implicados ante el Tribunal Supremo. El duque “empalmado” (como se definía él mismo) no tiene por qué estar presente en la lectura de sus 77 recursos. Y si puede evitarlo, lo hará.

Iñaki Urdangarin Tribunal Supremo
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