La escapada del rey don Juan Carlos de Mallorca ¿obligada o elegida?

La llegada de don Juan Carlos el viernes pasado para participar en los entrenamientos previos al comienzo de la Copa del Rey de Vela este lunes había creado muchas expectativas. La última vez que el ex jefe del Estado participó en esta competición (una de las más importantes del circuito internacional) fue hace nueve años. Después llegaron las sucesivas operaciones con sus correspondientes recuperaciones que aparentemente demostraban la salud del octogenario monarca. Tanto es así que durante los tres últimos años había participado en Sanxexo (Pontevedra) en varias regatas con el barco 6M Bribón como patrón e incluso ganó en el 2018 en Canadá la Copa del Mundo con su tripulación. Por lo tanto, dado su buen estado físico, se anunció a bombo y platillo su presencia en Mallorca como participante en la Copa del Rey que se celebra desde hace treinta y siete años en la bahía de Palma.

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La intención era doble y desde hace meses estaba perfectamente orquestada para dar una imagen de unidad familiar que desde el Caso Noós y, más aún, con Iñaki Urdangarin cumpliendo condena, estaba muy deteriorada. Dos bando enfrentados. Por un lado el rey Felipe y la reina Letizia y lo que se denominó “el cordón sanitario”. Por otro las dos infantas Elena y Cristina y la reina Sofia. que desde el desagradable desencuentro en la catedral de Palma con su nuera ya no había necesidad de disimular. Don Juan Carlos en tierra de nadie, pero dispuesto a formar parte de la puesta en escena trazada con el mundo de la vela como excusa.

Según el diseño de esta hoja de ruta, habría encuentros entre el titular de la corona ejerciente y el saliente en el club Náutico antes de comenzar las regatas y seguramente después, como había sucedido durante años hasta que las tropelías de Urdangarín alcanzaron a la familia Borbón Grecia. El padre y el hijo desayunaban juntos y al regreso compartían el gin-tonic o la cerveza. Este año la prensa acreditada se frotaba las manos ante lo que suponía ese regreso al pasado. Pero todo el engranaje perfilado por la Casa Real se fue al traste con las conversaciones de la comisionista y “amiga entrañable” del rey emérito con el comisario Villarejo que permanece en prisión por supuestos delitos muy graves.

Las informaciones publicadas por OK diario y El Español no eran suficientes para cancelar la presencia del rey emérito en Palma y por lo tanto se mantenía el diseño náutico y familiar.

Muchos frentes abiertos

La situación cambió cuando el director del Centro Nacional de Inteligencia Sanz Roldan acudió a la Comisión de Gastos Reservados el miércoles pasado, que se sumaba a la apertura de una pieza separada de la operación Tandem, y la pregunta de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, a los máximos responsables de la Abogacía General del Estado por la inviolabilidad de don Juan Carlos una vez que dejó de ser Jefe del Estado. Demasiados frentes abiertos para la Casa Real

Todo el engranaje saltó por los aires y hubo que cambiar el esquema con un comunicado poco creíble sobre la salud del rey emérito que le impedía competir en la Copa del Rey. Una lesión que no le hubiera impedido acudir como visitante ilustre al club náutico y pasar esos primeros días de vacaciones en el palacio de Marivent junto a su familia. Visto lo visto, esta opción no se planteó desde Zarzuela o puede ser que el propio don Juan Carlos decidiera hacerse invisible para no perjudicar a la institución. En cualquier caso, nunca sabremos si ha sido una “huida” elegida o programada. Lo que si ha funcionado otra vez ha sido el cordón sanitario