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Cómo vuela don Juan Carlos: jets entre 3.000 y 8.000 euros la hora
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Cómo vuela don Juan Carlos: jets entre 3.000 y 8.000 euros la hora

Al padre de Felipe VI no le dejan gratis los aviones las grandes fortunas españolas. La mayoría de las veces los arrienda. ¿Por qué? Damos todos los detalles

Foto: El entonces príncipe Juan Carlos volando con el avión Mentor en San Javier, Murcia. (Getty)
El entonces príncipe Juan Carlos volando con el avión Mentor en San Javier, Murcia. (Getty)

Cuentan los que han volado con el rey don Juan Carlos que los aviones son su segunda casa. Que en ellos ve sus películas de indios y vaqueros, mientras fuma y bromea con el personal. Eso, cuando la compañía no es mejor que un buen wéstern. Sin embargo, perdió sus derechos cuando el 2 de junio de 2014 anunció su abdicación de la Corona de España.

El padre de Felipe VI comenzó a ser tratado como emérito y se quedó sin privilegios de los que disfrutaba desde el 22 de noviembre de 1975, fecha de la que ayer se cumplieron 43 años (y el martes, 43 de la muerte de Francisco Franco, el dictador). Entre los derechos que se esfumaron está el de tener potestad sobre los aviones del Estado. Concretamente, los del Grupo 45 del Ejército del Aire, donde también está el famoso Falcon que tanto gusta a Pedro Sánchez (y que usa porque le va en el cargo).

A don Juan Carlos, al contrario que al presidente socialista, los aviones (militares) le dejaron de ir en el cargo ese día. Pero con precisiones. Solo puede volver a los militares si se encuentra en algún viaje en el que representa al Estado. El emérito -con fines privados- no ha vuelto a pisar el madrileño aeropuerto de Torrejón de Ardoz, donde coexisten más de medio millar de militares de más de 15 países distintos en un estricto régimen de seguridad, para sus desplazamientos personales.

placeholder Don Juan Carlos y doña Sofia se despiden desde las escalerillas del avión que les llevó a Sídney en 2009. (EFE)
Don Juan Carlos y doña Sofia se despiden desde las escalerillas del avión que les llevó a Sídney en 2009. (EFE)

Amancio, el IBEX y las decisiones silenciosas

El 1 de febrero de 2013, un año después del 'año horribilis' de la monarquía española (imputación de Urdangarin, dos meses después Felipe Juan Froilán se dispara en el pie haciendo prácticas de tiro siendo menor de edad y su abuelo el rey Juan Carlos no le visita en el hospital porque está cazando elefantes en un safari de lujo en Botsuana, dejando para la historia el "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir"), se tomaron decisiones silenciosas.

Una de ellas, que pasó desapercibida para el gran público, fue que se excluyeron los jets privados del aeropuerto militar de Torrejón. Actualmente no queda ni un solo aparato 'civil' en los hangares de Torrejón: todas las compañías tuvieron que mudarse a Barajas (desde donde siguen operando) a lo largo de 2012. Hace tiempo que dejó de ser viable.

LEA AQUÍ. De Amancio a Banderas: la intrahistoria de las fortunas con avión privado en España

"No le dejan los aviones: los alquila"

Pero no siempre don Juan Carlos se decanta por esta opción. La mayoría de las veces tira de los aviones que tienen en propiedad las empresas españolas que se alquilan. Los aviones del IBEX son siempre una buena opción. Fuentes del sector consultadas por este medio detallan que los aviones que suele alquilar el monarca se mueven en una horquilla que va desde los 3.000 a los 8.000 euros.

Falcon, el Global Express XRS y el Gulfstream G550 son los preferidos por los empresarios españoles, aunque hay algunas empresas que empiezan a apostar por el G650. Ambos son aviones que compiten en el mercado de los jets privados, capaces de estar en el aire 13 horas sin repostar. Los precios más frecuentes oscilan entre los 20 y los 60 millones de euros, y los hay con espacio para cuatro personas o para más de 12. Entre las pocas desventajas de estos modelos está que debido a su tamaño no pueden aparcar en fincas privadas, por eso la mayoría de los ejecutivos tienen también helicópteros.

placeholder Don Juan Carlos a bordo del avión Mentor en San Javier, Murcia. (Getty)
Don Juan Carlos a bordo del avión Mentor en San Javier, Murcia. (Getty)

El mundo de los aviones está lleno de intermediarios o brokers que suelen tener formación jurídica. Hay mucho secretismo en el sector. "A don Juan Carlos nadie le deja su avión. Los vuelos son una actividad comercial en la que siempre hay una factura. Otra cosa es que alguien pague por él o que se haga a través de una determinada sociedad", puntalizan fuentes que se dedican a esta actividad.

Pregunta: ¿Una sociedad offshore, por ejemplo?

Respuesta: Yo solo le puedo decir que la actividad comercial de los aviones se vigila atentamente por Hacienda. Hay muchos proveedores para que un vuelo sea invisible: desde el gasóleo a servicios de mantenimiento. Las horas de vuelo se registran escrupulosamente además. Los aviones no se los dejan. Los vuelos son una actividad comercial en la que siempre hay una factura. Nadie gana nada por invitar al rey a un vuelo de 100.000 euros. Otra cosa es que alguien pague por él o que se haga a través de una determinada sociedad.

Sim embargo, este pasado verano, 'El Español' y 'Ok Diario' desvelaron gracias a las famosas cintas de Villarejo que Corinna Larsen (ex zu Sayn-Wittgenstein) había conseguido viajes pagados por Álvaro de Orleans, "el hombre del dinero", con la compañía Air Partner, uno de los gigantes del sector (en 2018, tuvo un beneficio bruto de más de 35 millones y cotiza en la bolsa de Londres). La información fue negada a 'El Español' por el primo del Rey residente en Mónaco. Pero lo cierto es que Air Partner tiene múltiples ventajas como una especie de JetCard, una tarjeta a la que cargarle saldo como en los viejos tiempos del móvil y contratar vuelos discretos y anónimos. La tarjeta admite en la actualidad hasta un millón de libras en prepago y se ofrece desde 2003.

¿Quiénes son sus potenciales arrendadores?

Muchos ejecutivos españoles se han decantado por la marca europea Falcon, fabricados por el constructor francés Dassault Aviation y utilizados también por el Gobierno español, que dispone de cinco Falcon 900. Es el caso de Florentino Pérez, Demetrio Carceller, Villar Mir o los March. Otros como el ya mencionado Amancio Ortega, que regaló a su hija Marta Ortega un jet, han optado por la estadounidense Gulfstream. Fuentes del sector lo justifican debido a que Inditex tiene cada vez intereses más crecientes en América y Falcon es francesa.

Además de Telefónica (que tiene cuatro y, por cierto, uno de ellos lo intentó comprar Ronaldo), BBVA es otra de las empresas españolas que apuesta por los Gulfstream. El banco que preside Francisco González dispone también de un G650. Ferrovial, que acaba de adquirir un segundo aparato, también tiene un Gulfstream, que luego sus ejecutivos arriendan para uso particular. Félix Revuelta (Natur House) dispone de una aeronave G200. Pero no todo son empresarios. Si antes hemos hablado de Ronaldo y de Banderas, Gulfstream también ha seducido desde siempre a Julio Iglesias, que tiene un G550 y renovó con él su antiguo G450. Por no hablar de Ronaldo o el mismo Antonio Banderas. Muchas de esas aeronaves son utilizadas con cierta asiduidad por el monarca.

Cuentan los que han volado con el rey don Juan Carlos que los aviones son su segunda casa. Que en ellos ve sus películas de indios y vaqueros, mientras fuma y bromea con el personal. Eso, cuando la compañía no es mejor que un buen wéstern. Sin embargo, perdió sus derechos cuando el 2 de junio de 2014 anunció su abdicación de la Corona de España.

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