Sverre Magnus y los motivos por los que puede ser el nuevo Froilán

En Vanitatis hemos descubierto a nuestro nuevo royal europeo favorito. Se trata del príncipe Sverre Magnus, el hijo de Mette-Marit y Haakon de Noruega, nieto de los reyes Harald y Sonia y tercero en la línea sucesión al trono, al menos hasta que su hermana, la princesa Ingrid, tenga hijos. Pero títulos aparte, no es ni más ni menos que un chico de trece años, con lo que ello suele conllevar. La espontaneidad y las necesidades fisiológicas suelen ganar la batalla al protocolo y la rectitud que se espera de un miembro de la familia real, por muy preadolescente que sea.

Como ya analizó este digital en su momento, Sverre Magnus ha sido el protagonista de las últimas diez celebraciones del Día Nacional de Noruega, desde que participara por primera vez en 2010. Y el motivo de tanta atención no es otro que los inoportunos bostezos del chico, que no puede evitar ni en los momentos más álgidos del desfile. Pero no han sido los únicos gestos del chaval que han sido criticados. Un dedo que buscaba un tesoro escondido en su nariz, enfados con su madre delante de las cámaras o bromas desde el balcón del Palacio Real que hasta sus primas intentan evitar, son solo algunos de los momentos memorables de este particular príncipe.

Ahora bien, todo este comportamiento tiene su alter ego en la familia real de nuestro país. O al menos a nosotros el hijo pequeño de Mette-Marit y Haakon nos recuerda enormemente a Felipe de Marichalar, más conocido como Froilán, en su más tierna infancia y adolescencia. Aunque ahora está mucho más calmado, el hijo mayor de la infanta Elena siempre se ha caracterizado por sus travesuras. Y algunas de ellas han dado la vuelta al mundo, como la patada que dio a Victoria López de Quesada en la boda de los entonces Príncipes de Asturias, de la que ahora se cumplen 15 años.

Al igual que Sverre Magnus, no han sido pocas las lesiones que Felipe de Marichalar ha sufrido en estos años. Ha sido muy habitual verle con tiritas en diferentes partes de su cara y sonado fue el accidente que tuvo con una escopeta de caza, por la que recibió un disparo en el pie. También han sido muy comentadas las 'peinetas' que ha dedicado frecuentemente a los fotógrafos, aunque lo hiciera de forma disimulada. Un feo gesto que, sin ir más lejos, hemos visto este mismo fin de semana en otras manos muy reales, las de su hermana Victoria Federica.