Meghan Markle y su (¿orquestado?) lavado de imagen: de ir a misa con Isabel II a los abrazos con estudiantes

La despedida de Meghan Markle como miembro de alto rango de la familia real no podía estar siendo mejor. Gran -y lógica- expectación en cada una de sus apariciones, en las que ni ella ni el príncipe Harry han decepcionado, protagonizando vídeos y fotografías que se volvían virales a los pocos minutos de captarse, gracias a la rápidez de las redes sociales y de la información online. Y en todas, una Meghan perfecta en su vestuario, volviendo a ser la estrella de Hollywood que fue antes de renunciar a su carrera por amor.

La prensa y los seguidores coinciden en su mayoría: la duquesa de Sussex, impecable en todas sus apariciones, en cuanto a imagen y actitud. Además del Mountbatten Festival, del que ya hablábamos en Vanitatis, dos han sido las citas de Meghan Markle que más titulares han acaparado. La primera de ellas, la del pasado viernes en la escuela Robert Clark en Essex, en una cita para celebrar el Día Internacional de la Mujer y fomentar la igualdad. Lo que no sabía es que la espontaneidad de uno de los estudiantes iba a eclipsar su aparición y que el joven en cuestión se haya convertido en el protagonista de la actualidad estos días.

La duquesa de Sussex pronunciaba su discurso e invitó a quien quisiera a compartir sus ideas en el estrado. Lo hizo Aker Okoye, un joven de 16 años que conquistó el corazón de Meghan Markle desde el primer momento. Al llegar hasta ella, protocolario apretón de manos, pero luego la espontaneidad empezó a salir a borbotones. No solo comenzó a hablar comentando lo "hermosa" que era, sino que al terminar le dio un efusivo abrazo, haciendo que todos los medios hablaran de él. Pero aún hay más: el chico ha querido escribir a la pareja una carta abierta en 'The Sun', en la que, en un tono distendido y con humor, pide disculpas al príncipe Harry por su actitud, explicando que estaba abrumado por la visita y señalando lo "inspiradora" que es.

La otra cita de Meghan que ha dado mucho que hablar, por el enorme significado, que tiene ha sido la visita que hacía la pareja este domingo a Windsor para acompañar a la reina Isabel a misa. Una imagen que representa, por un lado, el respeto que tienen los duques de Sussex por la monarca y, por otro, el apoyo que han conseguido de ella. Pero sobre todo muestra que, a pesar de las diferencias surgidas tras las condiciones impuestas por Buckingham para su salida de la Casa Real, la relación familiar está, al menos de puertas hacia fuera, intacta.

Por supuesto, muchos no han tardado en ver estas estelares apariciones de Meghan Markle como una perfecta orquestación para un buen lavado de imagen antes de su salida definitiva de la Casa Real, el próximo día 31, como si estuvieran queriendo decir: "Esto es lo que Buckingham se pierde a partir de ahora", dado que los términos en los que se va a producir su despedida no son exactamente los mismos que ellos habían pensado en un principio.