La afición de don Juan Carlos por Baréin: seis viajes privados desde su abdicación

Hace ocho meses, en los primeros días de septiembre de 2019, el rey Hamad bin Isa Al Khalifa de Baréin hizo una breve visita privada a Madrid con un solo objetivo: interesarse por la salud del rey emérito don Juan Carlos y desearle una pronta recuperación. Cuando el monarca regresó a Manama, el 7 de septiembre pasado, la agencia oficial de prensa (BNA) dio cuenta escuetamente de ese breve viaje real motivado por la amistad. Dos semanas antes, don Juan Carlos se había sometido en Madrid a una operación quirúrgica por decimoséptima vez.

Si la intensidad de la amistad que profesa el Rey emérito de España, que abdicó en junio de 2014, se midiese por el número de visitas privadas que ha efectuado desde su renuncia, Baréin figuraría en buen lugar, a la cabeza del mundo islámico. Y eso que es un país pequeño de 1,6 millones de habitantes y 780 kilómetros cuadrados.

Esa monarquía absoluta, que con la ayuda saudí reprimió en 2011 las protestas de la mayoría chií de la población, se ha mostrado generosa con el anterior jefe de Estado. Arturo Fasana, el abogado gestor de la fortuna del anterior Rey de España, confesó en 2018 al fiscal de Ginebra, Yves Bertossa, que don Juan Carlos regresó de un viaje a Baréin, para asistir a una carrera automovilística, con un maletín repleto con casi 1,9 millones de dólares (1,57 millones de euros), según reveló el diario 'El País'. Comparado con los 100 millones de dólares que dos años antes, en 2008, le transfirió el rey Abdalá bin Abdulaziz, la donación bareiní es modesta. Arabia Saudí es un país mucho más grande que su vecino Baréin.

Museos, teatros y carreras

Desde que abdicó, hace casi seis años, don Juan Carlos ha efectuado seis visitas privadas a Baréin, más que a Arabia Saudí (3) y a Emiratos Árabes Unidos (3) y ninguna a Kuwait, donde sí estuvo cuando reinaba. Voló hasta Manama para asistir al Gran Premio de Fórmula 1 Gulf Air Bahrein en marzo de 2019 y en abril de 2015. Algunas de sus estancias en Baréin tuvieron un sorprendente carácter cultural, con recorridos por el Museo Nacional (abril de 2017) y la sede del Teatro Nacional (noviembre de 2017). La más larga duró cinco días (marzo/abril de 2016) y la más corta apenas 24 horas (noviembre de 2015).

Con el rey Hamad, don Juan Carlos se vio no solo en Manama, la capital. Ambos fueron, por ejemplo, los invitados de honor de Mohamed bin Zayed, el príncipe heredero de Abu Dabi y 'hombre fuerte' de los Emiratos Árabes Unidos. Desde lo alto del rascacielos Sun Tower, los tres asistieron juntos, en noviembre de 2010, al arranque del Gran Premio F1 Etihad Airways. Comparten la pasión por las carreras de coches.

Ocho años después, cuando ya no era jefe de Estado, don Juan Carlos regresó una vez más a Abu Dabi, atendiendo una invitación de Mohamed bin Zayed, para, desde una grada para vips, seguir junto con la infanta Cristina la misma carrera automovilística. Cometió entonces el error de dejarse saludar ante las cámaras por Mohamed bin Salman, el príncipe heredero saudí, considerado como el autor intelectual del asesinato, en octubre de 2018, del disidente saudí Jamal Khashoggi. Fue la primera personalidad no árabe que le estrechó la mano y hasta le sonrió después de aquel crimen. La foto, que distribuyó de inmediato la agencia de prensa saudí (SPA), dio la vuelta al mundo y obligó a la Zarzuela a dar una explicación.

Una relación discreta

La amistad de don Juan Carlos con el rey Hamad ha sido más bien discreta. Más conocida es su estrecha relación con los sucesivos monarcas saudíes. Durante varios años se escapaba en verano unas horas de su palacio mallorquín de Marivent para hacer una visita de cortesía al rey saudí Fahd, que pasaba sus vacaciones en Marbella.

La amistad continuó con su sucesor en el trono, el rey Abdalá. Cuando este falleció, en enero de 2015, se desplazó a Riad para dar el pésame al nuevo rey, Salman. A don Juan Carlos se le escaparon entonces unas lágrimas, según recuerda una persona que asistió al encuentro. El actual monarca saudí, de 84 años, está enfermo y es su hijo, el príncipe heredero, el que gobierna el reino.

Este hizo su primera visita a Madrid en abril de 2018. Reveló, en un encuentro con la prensa, que solo una personalidad extranjera posee el número de móvil de su padre: el Rey emérito. Los soberanos saudíes se suceden en el trono, pero la amistad perdura con don Juan Carlos. No así con su hijo, el rey Felipe VI, que se mantiene alejado del círculo de los allegados a su padre en el mundo árabe.

Entre los miembros de las familias reales árabes, el anterior jefe de Estado español tuvo otros dos amigos, ambos ya fallecidos. El primero fue el príncipe Moulay Abdalá, hermano del rey Hassan II de Marruecos, con quién don Juan Carlos nunca congenió del todo. En una conversación revelada por el príncipe Moulay Hicham en su libro 'Diario de un príncipe desterrado', Moulay Abdalá y el entonces Rey de España lamentan, en 1978 en Las Palmas, la detención en Francia de Madame Claude, la dueña de burdeles de lujo en varias ciudades europeas. La charla pone de manifiesto la confianza entre ambos.

Moulay Abdalá falleció en 1983 y 16 años después murió el rey Hussein de Jordania, que era aún más amigo del Rey emérito. Ambos se escaparon juntos de juerga en varias ocasiones. Una de ellas duró varios días en un lugar perdido de Sierra Nevada. En 1989, el monarca hachemita le regaló la casa que se había construido en Costa Teguise (Lanzarote), con unas vistas espectaculares al mar, que don Juan Carlos entregó a Patrimonio Nacional.