Josep Cusí, el guardián de los secretos del rey Juan Carlos ahora cuestionado

Josep Cusí ha sido, durante años, la sombra casi invisible junto a don Juan Carlos desde que se conocieron hace más de cuatro décadas. A diferencia de Manuel Prado y Colón de Carvajal, que fue, como se definió, el banquero del Rey, Cusí era el amigo fiel conocedor de todos los secretos del monarca jubilado. A él se confió cuando estuvo a punto de romper su matrimonio con la reina Sofía por Marta Gayá. La dama mallorquina fue su gran amor, como el propio Rey relataba a su amigo de toda la vida en una conversación grabada por el CESID el 4 de octubre de 1990, y que se hizo pública tiempo después como también sucedería con Corinna Larsen. La diferencia era que mientras Gayá era una mujer apreciada por Cusí, Larsen nunca lo fue.

Josep nació en Barcelona hace 86 años y, en esta última etapa, su salud se ha resentido tanto en la visión como en la audición. Uno de los problemas de comunicación diaria que han tenido los amigos durante la pandemia ha sido, precisamente, lo difícil que se les hacían sus conversaciones a través de las videoconferencias. Don Juan Carlos no oye bien y nunca ha querido colocarse un aparato, con lo cual las charlas se hacían, y hacen, muy complicadas porque tampoco sirven los wasaps.

El empresario e ingeniero de telecomunicaciones ha procurado mantener siempre un perfil muy bajo. Ahora su nombre ha aparecido en la investigación que el diario británico 'The Telegraph' ha realizado sobre el coste del viaje de novios de los Príncipes de Asturias. El periodista James Badcok valoraba el periplo posboda de Felipe y Letizia por Asia en 450.000 euros. Parte de esa cantidad la asumió Cusí. Para el empresario, costear algunos de los gastos importantes de la familia real no era una novedad: durante años el rey Juan Carlos ha competido en regatas con el Bribón, del que el empresario era armador, es decir, él era quien financiaba el mantenimiento de la embarcación a lo largo de los años. Fue también Cusí el que se encargó de convencer a un grupo de empresarios catalanes y mallorquines para que financiaran el Fortuna, que fue el último barco que tuvo el monarca.

Bromas y mala conexión con doña Sofía

En el 2013, el entonces jefe del Estado prescindió de este buque cuya construcción superó los doce millones de euros. Fue una cesión a Patrimonio Nacional, pero de uso y disfrute exclusivamente de la familia real. Paralelamente, Cusí prestaba a tiempo completo el Somni para que la Reina, sus hijos, nietos y amistades navegaran por las Baleares. Era habitual que, desde este yate, se siguieran las regatas en las que participaba el propio don Juan Carlos con Cusí, el príncipe Felipe y las infantas, cada uno en su embarcación. La relación entre todos los miembros Borbón y Grecia con el empresario era intensa. Quizá con la que menos conectaba era con doña Sofía, que era conocedora de cómo el amigo tapaba las infidelidades maritales.

Don Juan Carlos y Cusí se mimetizaban tanto que a veces la prensa extranjera los confundía y se llegó a identificar a Inés Muiños, su segunda mujer, con Marta Gayá y al armador con el Rey. Los dos tenían un perfil físico muy parecido y mismos andares. Cuando aparecían juntos en el club náutico, una de las gracias que hacía don Juan Carlos era presentarlo a los desconocidos como su hermano biológico. Esta broma no era del agrado de Cusí, que, como incondicional, siempre ha permanecido junto a su rey. El monarca fue el padrino de la boda con Inés y un gran apoyo cuando el armador perdió a su hijo, fruto de su primer matrimonio. Con Muiños no tuvo descendencia. Durante una época, el Rey jubilado pasaba temporadas en la casa familiar cerca de Monserrat, donde tenía su propia habitación, como ahora en casa de Pedro Campos en Xanxenxo.

En público y en privado, los Cusí siempre se dirigen a él con el tratamiento de 'señor' y la relación sigue siendo muy cercana a pesar de los problemas de comunicación. Hace dos veranos, como publicábamos en Vanitatis, don Juan Carlos quiso pasar un día con el amigo en su casa de verano. Llegó en helicóptero, recorrieron el valle y almorzaron en el restaurante Baltarga. A primera hora de la noche se despidieron y el monarca regresó a Madrid.

Dos mujeres y 5 hijos

Josep Cusí nació en Barcelona en 1934 en un ambiente de familia de clase alta. Es ingeniero de telecomunicaciones y su vida ha estado centrada en sus empresas de electrónica (en el apartado laboral) y en la vela (en el deportivo). Casado dos veces, tiene cinco hijos y una de las niñas es ahijada de don Juan Carlos. Su amistad viene de lejos, cuando ambos coincidieron en 1972 en una regata. Cada uno era patrón de su barco hasta que, tiempo después, decidieron unir fuerzas y competir juntos. Ese fue el punto de inflexión de una amistad profunda basada en la total discreción del armador. Se encargó hace cuatro años de anunciar que ambos abandonaban la alta competición y propició que el Rey volviera al agua tras sus achaques físicos y operaciones en las regatas gallegas.

Ha sido de las pocas veces en las que el fiel amigo hizo declaraciones. “Mi mayor alegría es que don Juan Carlos vuelva a practicar el deporte que más satisfacciones le ha dado”. Cuentan que el ingeniero ha sido y es la sombra del Rey, que le llama casi a diario cuando no están juntos. “Nunca le ha fallado. Es ese hermano mayor que no ha tenido y con el que comparte viajes privados, reuniones sociales, encuentros gastronómicos... Y cuando ha estado ingresado en Barcelona, ahí estaba Cusí, su amigo y la persona que nunca le ha defraudado”.