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Miriam Escofet, la artista que ha retratado a Isabel II: así es la reina en la intimidad
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ENTREVISTAMOS A LA PINTORA ESPAÑOLA

Miriam Escofet, la artista que ha retratado a Isabel II: así es la reina en la intimidad

La primera sesión con la reina de Inglaterra se produjo en el mes de julio del año pasado en el Salón Blanco del castillo de Windsor. La segunda sesión fue en febrero, en Buckingham Palace

Foto: Miriam Escofet, pintando el retrato de Isabel II. (Cortesía)
Miriam Escofet, pintando el retrato de Isabel II. (Cortesía)

Descubrir desde la infancia que tienes un don con los pinceles y terminar retratando a la mismísima Isabel II no le ocurre a muchos pintores. Entre los españoles, de hecho, solo una persona se ha visto en esta situación. Se trata de Miriam Escofet, una artista para la que la reina de Inglaterra accedió a posar.

En 2018, Miriam ganó el premio BP Portait Award de la National Portrait Gallery gracias a un retrato de su madre, Alma. Nunca imaginó la pintora que aquella obra, que tituló ‘An angel at my table’, sería el trampolín para conocer en persona y retratar a Isabel II. Así fue.

Sir Simon McDonald, subsecretario de Estado permanente para la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth, asesorado por la National Portrait Gallery y teniendo en cuenta la calidad del cuadro con el que Miriam había ganado el premio BP Portait Award, eligió el año pasado a la pintora para este cometido.

Foto: El príncipe Carlos de Inglaterra. (Getty)

La primera sesión con la reina se produjo en el mes de julio del año pasado en el Salón Blanco del castillo de Windsor. La segunda sesión fue en febrero, en Buckingham Palace. Antes, a Miriam se la permitió ver la habitación donde Isabel II iba a ser representada en el cuadro, para poder trazar varios bocetos de la composición del mismo y los elementos que destacarían en él.

El pasado 25 de julio, el cuadro estuvo listo para ser mostrado a la reina, quien conoció el resultado a través de videoconferencia. La reacción de Isabel II al ver el retrato realizado por Miriam Escofet fue impagable.

placeholder Miriam Escofet. (Foto: Aliona Adrianova)
Miriam Escofet. (Foto: Aliona Adrianova)

Esta artista española ha querido ahora compartir con Vanitatis no solo su gran talento, sino todas las anécdotas que pudo vivir junto a la monarca. Miriam Escofet nos ha hablado sobre cómo vivió esta experiencia, la más destacada hasta la fecha en su carrera y en la que Isabel II ha tendio un papel fundamental.

PREGUNTA: ¿A qué edad comenzaste a pintar?

RESPUESTA: Yo crecí en un hogar muy artístico. Mis padres son artistas. Mi madre, nacida en Londres, fue a la escuela de arte Central Saint Martins en los años 50. Mi padre, nacido cerca de Barcelona, es un artista autodidacta que llegó a tener exposiciones en Nueva York. Se conocieron en Barcelona, donde nací, y nos mudamos a Inglaterra cuando yo tenia 12 años, aunque, claro, siempre hemos mantenido una conexión con España.

Desde la infancia he estado sumergida en la creatividad, ya sea por ser testigo de las experimentaciones artísticas de mi padre, ya sea por estar siempre dibujando y construyendo cosas.

En la escuela de arte estudié diseño en 3D, en parte porque todos los cursos de arte, pintura y escultura de los que yo sabía llevaban un plan de estudios completamente centrado en el arte conceptual o anticlásico, algo a lo que no quería someterme. Fue poco después de graduarme en la escuela de arte cuando empecé a pintar en serio. Debía tener unos 23 años.

P: ¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser pintora profesional?

R: Me di cuenta gradualmente. Poco después de graduarme, monté un estudio de cerámica con algunas amigas. En la escuela de arte, la cerámica era mi tema principal. Me encantaba construir piezas grandes basadas en arquitectura y ornamentos clásicos. Pero también me gustaba pintar, y la verdad es que me resultaba mucho más fácil vender mis cuadros, que eran principalmente en acuarela en esa época.

placeholder Miriam Escofet, posando junto al retrato de Isabel II. (Foto: Aliona Adrianova)
Miriam Escofet, posando junto al retrato de Isabel II. (Foto: Aliona Adrianova)

En el 97 me ofrecieron una exposición en una galería prestigiosa de Londres, para exponer mi cerámica y cuadros. Era mi primera exposición personal de nota y creo que fue a partir de aquí cuando pensé que podría desarrollar una carrera profesional, además de seguir siendo mi pasión.

P: ¿Recuerdas cuál fue la primera obra que hiciste por la que te pagaron?

R: Sí, lo recuerdo bien. Fue cuando aún estaba en la escuela de arte. Mi padre trabajaba con una galería y la dueña me pidió que le pintara unas acuarelas sencillas de temas botánicos, para ver si ella las podía vender. Resultó que sí, y le pinté una pequeña serie.

Todavía recuerdo la euforia cuando sentí que tenía la posibilidad de ganar dinero con mis habilidades y poder pagar mi camino en la escuela de arte.

P: ¿Cómo se llega de ahí a retratar a la reina Isabel II?

R: Bueno, es una larga historia de muchos años, mucho trabajo duro, muchas exposiciones, momentos de buena suerte y de mala suerte también.

A partir de esa primera exposición personal del 97, pasé unos 15 años trabajando sin parar, de una exposición personal a otra, más o menos cada 2 años entre Londres y París.

Todo se frenó un poco durante la crisis financiera del 2008, lo cual me liberó para explorar nuevas vías. Hasta entonces, los temas de mis cuadros eran composiciones de bodegones un poco surrealistas, temas alegóricos e imaginarios. Hacía años que quería empezar a enfocarme en retratos y de repente tenía el tiempo para hacerlo.

Ya había pintado un retrato de mi padre el año anterior, que fue aceptado para la exposición BP Portrait Award, que sentí como un muy buen augurio.

placeholder Miriam Escofet, posando junto al retrato de Isabel II. (Reuters)
Miriam Escofet, posando junto al retrato de Isabel II. (Reuters)

A partir de ese momento empecé a pintar retratos, primero de amigos y familia. Enseguida me empezaron a llegar encargos. También empecé a presentar mi trabajo para exposiciones públicas por primera vez, principalmente las del BP Portrait Award y el Royal Society of Portrait Painters.

Era una trayectoria muy diferente a la que estaba acostumbrada con las galerías, con menos seguridad pero más libertad.

En el 2018 gané el primer premio en el BP Portrait Award con un cuadro de mi madre titulado ‘An angel at my table’, que también fue un retrato muy popular entre el público. De hecho, fue la primera vez que el cuadro premiado ganó el voto popular también, y además me dijeron en el National Portrait Gallery (donde realizan el concurso) que fue la primera vez que todos los jueces fueron unánimes sobre quién debería obtener el primer premio.

Ganar el premio me hizo atraer mucha atención.

Al siguiente año (que fue el año pasado), Simon McDonald (que era el subsecretario de Estado permanente para la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth) fue a consultar con el National Portrait Gallery y a pedir consejo sobre qué artistas recomendarían para pintar un retrato de la Reina.

Le sugirieron una pequeña selección y el recordó haber visto el retrato de mi madre que ganó el premio BP Portrait Award en 2018. Le impresionó tanto que decidió que yo era la que debía pintar a la reina. Así que fue gracias al retrato de mi madre por lo que me encargaron pintar a la reina, ¡y disfruté mucho poder contárselo a mi madre!

P: ¿Alguna vez imaginaste que acabarías retratando a la reina? ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te lo dijeron?

R: Nunca imaginé que acabaría pintándola. Primero porque no soy ‘ese tipo de artista’, porque no soy inglesa y por muchas otras razones. Fue una enorme sorpresa cuando me lo sugirieron. Pero la verdad es que, después del momento de sorpresa, me emocioné mucho con la idea, dándome cuenta de la increíble oportunidad y el privilegio que representaba ser escogida para esta tarea.

placeholder Miriam Escofet, junto a su madre, observando el cuadro 'An angel at my table'. (Cortesía)
Miriam Escofet, junto a su madre, observando el cuadro 'An angel at my table'. (Cortesía)

También sentí nervios, ansiedad y algunas dudas, ya que pintar a un monarca no es fácil, no tienes la libertad de interpretación que tendrías con otras personas y te deja completamente expuesta como artista.

P: Cuéntanos cómo fue el primer día que conociste a la reina en persona, ¿dónde fue y que protocolo se sigue hasta que una puerta se abre y ella está allí en persona? ¿Qué sentiste la primera vez que la viste en persona?

R: Conocí a la reina por primera vez el día del primer posado, que fue en julio del año pasado en el castillo de Windsor. Hubo una gran cantidad de preparación antes de ese día. Varias citas con la diarista de la reina y otra gente del palacio. Vi la habitación un par de veces anteriormente y tenía alguna idea de qué aspectos de la misma podrían ser interesantes para incluir en el retrato. Las sesiones con la reina son muy cortas, de una hora, por lo que no quieres perder ni un minuto con aspectos preparativos de la sesión, y mucho menos hacerle perder su tiempo a ella.

Se me permitió elegir qué vestido se pondría para el posado, lo cual fue inesperado y algo que me impresionó. La verdad es que su personal fue todo amabilidad.

El día de la sesión, la reina entró a la sala desde sus habitaciones privadas que están al lado, pasando detrás de un biombo. Es un momento que nunca olvidaré, ya que estaba llena de nervios y era muy consciente de lo extraordinario que era ese momento.

P: ¿Cuántas veces coincidiste con ella durante el proceso del cuadro?

R: Tuve una sesión mas en febrero de este año. La sesión se iba aplazando debido a que había tantos cambios políticos, entre Brexit, las elecciones y varios otros dramas…

Al final la hicimos en Buckingham Palace justo antes de que entráramos en el confinamiento por covid. En realidad fue el momento perfecto, ya que yo estaba en las últimas etapas del cuadro y quería enfocarme solamente en su cara y su expresión.

P: ¿Cómo fue la primera conversación con ella? ¿Hablábais mientras posaba o todo transcurre en silencio? ¿Fue amable? ¿Te lo puso fácil? ¿Cómo es la reina en las distancias cortas?

R: Ella es muy amable e intenta relajarte con conversación. Enseguida te das cuenta de que tiene muy buen sentido del humor y de que tiene una salud y agudeza increíbles para alguien de su edad. Además es una persona muy resplandeciente, hasta diría que tiene una aura, una energía vital muy fuerte que se nota enseguida. También se nota que es en el fondo una persona muy sencilla, con los pies en la tierra. La verdad es que me cayó muy bien, no sabía qué esperar. Todas estas calidades son las que intenté plasmar en el retrato.

placeholder Retrato de Isabel II realizado por Miriam Escofet. (Cortesía)
Retrato de Isabel II realizado por Miriam Escofet. (Cortesía)

P: ¿Alguna anécdota junto a ella en alguno de esos días en los que trabajaste cerca de ella que te llamara la atención o que recuerdes? ¿Algo que hiciera o que dijera?

R: No está permitido compartir la conversación que has tenido con la reina. Las sesiones de pose están tratadas como momentos privados entre la monarca y el artista, lo cual creo que está muy bien y respeto. Solo puedo repetir lo que he dicho, que bajo la inevitable formalidad de su cargo, me impresionó como una persona muy cálida y normal, con muy buen sentido de humor.

P: ¿Es una mujer difícil de retratar? ¿Qué querías que se captara en el cuadro?

R: Sí, yo diría que tiene una cara bastante difícil de retratar. Pienso que en realidad todas las personas famosas son difíciles de retratar, ya que están acostumbradas a enseñar una cara pública, en vez de la cara personal o privada, que es más vulnerable y la más interesante para un retratista. Pero encima ella tiene tal vez la cara más conocida del mundo, lo cual lo hace aún más difícil. Todos creen saber cómo es la reina Isabel, porque la han visto miles de veces por la tele o en fotos, pero esa cara es un icono y si pintas solo eso no reflejaras a una persona con un interior.

El reto más grande para mí fue intentar captar las dos caras en un retrato, la persona que yo vi y la reina que todos conocen. Desde el principio, quería reflejar en el cuadro lo que presentí como un aura a su alrededor que ya he comentado. Era algo que me fascinó, ya que podría ser un fenómeno de la fama o una manifestación de su fuerza vital. Además, esta cuestión de captar la energía o alma de una persona de una manera indefinida es lo que se busca en un retrato.

El dorado de la silla y el blanco de su cabello me sirvieron para crear un punto focal de luz y energía a su alrededor, como una representación visual de su energía, e intencionalmente establecí estos elementos como el punto de luz más fuerte en el cuadro.

P: Cuéntanos cómo fue el momento en el que le mostraste el cuadro terminado. ¿Su reacción?

R: Debido a que aún estábamos confinados y la reina estaba en aislamiento en el castillo de Windsor, tuvimos que hacer la presentación del cuadro, que fue el día 24 de julio, telemáticamente por Zoom.

Las preparaciones para la presentación en el Foreign and Commonwealth Office duraron una semana. Me quedé maravillada con el personal y el nivel de dedicación y la atención al detalle que pusieron para que la coreografía del evento fuera perfecta.

Al llegar el día, había mucho nerviosismo en todo el edificio. Para mí fue un momento especialmente importante y ansiado, ya que la reina iba a ver su retrato por primera ve, por lo cual me alegré mucho cuando la vi tan feliz y sonriente al ver el cuadro. Ella suele ser muy diplomática y no demuestra preferencia por un trabajo sobre otro, pero comentó que había estado esperando poder ver el retrato en vivo algún día.

También hizo un comentario gracioso sobre el hecho de que hubiese pintado la taza de té ¡sin té! Le expliqué el simbolismo de la taza, que es un toque surrealista en el cuadro, donde inventé una proyección anamórfica del platillo que se refleja en el oro de la taza, de la estrella de la Orden de San Miguel y San Jorge, asociada con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Fue después de esta explicación cuando comentó la falta de té.

placeholder Detalle de la taza de té en el retrato de Isabel II. (Cortesía)
Detalle de la taza de té en el retrato de Isabel II. (Cortesía)

P: ¿A qué otro royal te encantaría retratar?

R: La verdad es que no lo he pensado. Todos son interesantes a su manera, pero, como ya he dicho, pintar a un monarca no es fácil y no siempre acaba en éxito artísticamente. Pienso que el príncipe Carlos de Inglaterra tiene una cara muy interesante para un retrato.

A menudo he pensado que una versión moderna de 'Las meninas' sería un reto fabuloso.

P: ¿A raíz de este retrato te han solicitado otros encargos a personalidades destacadas?

R: Por ahora no, pero estamos en una situación mundial muy extrema. Espero que algo interesante surja. De todas maneras estoy muy ocupada con encargos y aún falta el del National Portrait Gallery, que forma parte del primer premio del BP Portrait, de retratar a una persona destacada para la colección del museo. Estamos en discusiones pero no puedo divulgar nada.

Descubrir desde la infancia que tienes un don con los pinceles y terminar retratando a la mismísima Isabel II no le ocurre a muchos pintores. Entre los españoles, de hecho, solo una persona se ha visto en esta situación. Se trata de Miriam Escofet, una artista para la que la reina de Inglaterra accedió a posar.

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