Cena en honor a Felipe y Letizia en Andorra: te contamos todos los detalles

En los días previos a que los reyes Felipe y Letizia llegaran a Andorra, ya se sabía que todos los actos del programa iban a ser bastante sobrios y sin grandes celebraciones. La crisis sanitaria -derivada en crisis enonómica- hacía que los responsables del viaje considerasen oportuno un perfil bajo para todas sus citas. Y así ha sido durante toda la jornada de este jueves, incluyendo la cena oficial que los copríncipes de Andorra, Joan Enric Vives y Patrick Strzoda, han organizado en el Andorra Park Hotel en honor de los Reyes. Una cita con la que se concluía el primer día de los dos que va a durar esta visita de Estado, la primera que don Felipe y doña Letizia hacen en época de pandemia y tras el confinamiento.

Muy pocos invitados, muchas mascarillas y todos respetando las distancias interpersonales que recomiendan las autoridades sanitarias. Por eso, la línea de saludos, en la que ha participado el Gobierno de Andorra al completo y algunos miembros de la delegación de la Casa Real desplazada al principado, ha estado protagonizada, principalmente, por las manos en el corazón, tanto del rey Felipe como de algunos de los invitados, que escogían esa fórmula para presentarle sus respetos. Doña Letizia, por su parte, prefería la inclinación de cabeza.

Tras los saludos protocolarios, los reyes Felipe y Letizia se han dirigido a su asiento, en la mesa central del salón. Allí han podido escuchar los himnos nacionales gracias a un dueto de cuerda, antes de que se diera paso a los discursos. El primero en hablar ha sido el arzobispo de La Seu d'Urgell, Joan Enric Vives, que han incluido en sus palabras un bonito poema. No ha faltado un tradicional brindis que el arzobispo ha querido dedicar tanto a los Reyes como a sus dos hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Después, ha llegado el turno de don Felipe, que ha bromeado sobre haberse quitado la mascarilla antes de empezar a hablar, asegurando que había pedido permiso. El monarca ha comenzando su discurso en catalán, como deferencia a sus anfitriones. En él ha destacado las relaciones diplomáticas y de colaboración entre los dos países, dando incluso algunas pinceladas personales, al mencionar una de las aficiones favoritas de la familia real, el esquí, del que este año apenas se ha podido disfrutar en el principado a causa de la pandemia.

La sobriedad que está marcando también este viaje de Estado se ha podido ver en el look de doña Letizia. Como ha sido habitual en el último año, la Reina ha preferido reutilizar prendas de su fondo de armario. Ni el hecho de que fuera una visita histórica -ya que es la primera que la familia real hace de estas características a Andorra- la ha llevado a querer estrenar. Por supuesto, tampoco nada de grandes joyas ni mucho menos tiara, ya que no se trataba de una cena de gala, sino oficial, con lo cual no es adecuada. Llevamos sin ver a Letizia con tiara desde la coronación de Naruhito de Japón y tampoco hay visos de que la vuelva a lucir pronto, ya que, aunque haya viajes de Estado en el horizonte, también serán de perfil bajo y sin grandes celebraciones, mientras la situación sanitaria y económica no mejore.