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Las anécdotas del 12-O: la sonada ausencia de Felipe y la metedura de pata de Urdangarin
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Las anécdotas del 12-O: la sonada ausencia de Felipe y la metedura de pata de Urdangarin

Cada año, coincidiendo con la celebración del Día de la Hispanidad, se producen numerosas anécdotas que pasan desapercibidas. Otras son notables y marcan

Foto: Los Reyes presiden el desfile del Día de la Hispanidad. (Getty)
Los Reyes presiden el desfile del Día de la Hispanidad. (Getty)

Durante años, la festividad del 12 de octubre ha sido el reencuentro de todos los miembros de la familia Borbón-Grecia. Don Juan Carlos y doña Sofía presidían el acto castrense acompañados del príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina. Con el tiempo se sumaron Iñaki Urdangarin y Jaime Marichalar. Los yernos reales ocupaban su lugar y la tribuna se convirtió en la unidad familiar donde, aparentemente, todo era felicidad.

Los Reyes formaban un matrimonio estable, a pesar de que ya sus relaciones personales estaban más que tocadas. Por parte del príncipe Felipe, ese 2002 mantenía una relación distante con su padre que había comenzado en diciembre de 2001. La razón de este alejamiento tenía que ver con la presión que recibió el heredero por parte de don Juan Carlos a través de Fernando Almansa (jefe de la Casa de Su Majestad) para romper su noviazgo con Eva Sannum.

placeholder  El entonces príncipe Felipe y Eva Sannum.
El entonces príncipe Felipe y Eva Sannum.

Un año después no apareció en la conmemoración del día de la Fiesta Nacional. Su ausencia fue muy llamativa y de ahí que la versión oficial no coincidiera con la oficiosa. La Casa Real justificaba el alejamiento por un viaje institucional a Nueva York que comenzó el 6 de octubre y finalizaba el 10 con la inauguración del Instituto Cervantes. Después ya no había agenda y, por lo tanto, el Príncipe habría tenido tiempo de regresar a España para estar presente en el desfile militar y después en la recepción social. No estuvo ni en lo uno ni en lo otro.

El ultimátum de Felipe

Más tarde se supo que su vuelta se había retrasado 72 horas. Esos tres días fueron de carácter privado sin ninguna actividad institucional. Lo que nunca se ha podido demostrar, pero así se ha reflejado en biografías tanto de los Reyes como de Felipe VI y en reportajes sobre la vida no pública de los miembros reales, es que esa ausencia fue un órdago a la Corona. Semanas antes del viaje previsto en la agenda oficial, el Príncipe le comunicó a su padre su decisión de casarse. El problema fue cuando informó de las características personales de su futura mujer, más complicadas aún para la Corona que las de Eva Sannum. El tiempo ha colocado a cada uno en su sitio. La mujer divorciada, con ideología lejana a la monarquía y reivindicaciones sindicales, según afirmaban colegas de aquellos años, se convirtió en el apoyo más importante para Felipe VI.

La explicación del Príncipe para no regresar a Madrid, según la interpretación de periodistas que manejaban buenas fuentes de información como Pilar Urbano, Joaquín Bardavío, Pepe Oneto y Jaime Peñafiel, fue un mensaje que el Príncipe transmitió a sus padres y que venía a decir: “Esto es lo que hay. O me caso con ella o con nadie. Si no os gusta, no vuelvo”.

placeholder Boda de Felipe y Letizia. (Getty)
Boda de Felipe y Letizia. (Getty)

Oneto llegó a comentar que quien estaba también en Nueva York en esas fechas era la periodista Letizia. Dos semanas después, el 1 de noviembre de 2003 se anunciaba oficialmente el compromiso del heredero con la periodista que presentaba los informativos de TVE. A partir de esa ausencia del 12 de octubre de 2003, la vida de Felipe VI tomó otro rumbo y marcó su proyecto de vida. Al año siguiente, ya como Princesa de Asturias, Letizia formó parte de los actos castrenses y sociales de la Fiesta Nacional como miembro de la Casa Real. Ocupó la tribuna junto a sus cuñadas las Infantas y sus respectivos maridos.

Por la boca muere el pez

Otro año quien se convirtió en protagonista fue Iñaki Urdangarin. Fue en el cóctel que se sirve a continuación del desfile castrense en el Palacio Real. No era pública la compra del palacete de Pedralbes, pero sí había rumores del cambio de casa de los duques de Palma. Antes de esta opción, la Infanta y su marido tuvieron otras opciones inmobiliarias. La primera fue un dúplex de 400m2 cerca del Real Club de Tenis. Después un ático de parecidas dimensiones y con jardín privado en la calle Dels Cavallers. Hubo una tercera alternativa en la avenida Parson y así apareció en el libro ‘La infanta invisible’ (Ediciones B).

placeholder Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, en una imagen reciente. (Getty)
Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, en una imagen reciente. (Getty)

Una vez descartadas esas viviendas, los duques eligieron Pedralbes, que se convirtió, años después, en el principio del fin con la apertura del caso Nóos. Esta compra no era pública y fue el propio Urdangarin el que dio la información ante un grupo de periodistas que acudieron a la recepción. La Infanta se encontraba en otro lado del salón y no estaba presente cuando el yerno preferido de don Juan Carlos dio la noticia: “Nos vamos a cambiar a una casa más grande en la zona de Pedralbes”. Como era de esperar, la noticia se publicó y la Casa Real lo desmintió.

Una vez adquirida en 2004 mandaron demoler prácticamente todo el interior y parte del exterior del chalet, torre o palacete. Así se escribe la historia de las curiosidades de los 12 de octubre de la familia real.

Durante años, la festividad del 12 de octubre ha sido el reencuentro de todos los miembros de la familia Borbón-Grecia. Don Juan Carlos y doña Sofía presidían el acto castrense acompañados del príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina. Con el tiempo se sumaron Iñaki Urdangarin y Jaime Marichalar. Los yernos reales ocupaban su lugar y la tribuna se convirtió en la unidad familiar donde, aparentemente, todo era felicidad.

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