Ucrania cogió su fusil y Letizia, su camisa
Para doña Sofía, vestir una prenda local suní en plena guerra de Irak habría sido impensable. Pero, por una vez, la Casa Real española parece estar alineada con la historia
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La neutralidad de la monarquía es un concepto mal entendido y algo poroso. Opera en la vida política nacional con una radicalidad constitucional rayana en la asepsia. Pero esa misma disciplina la lleva a representar de manera diáfana hacia el exterior el posicionamiento de la nación. Se podrá discutir si España hoy está o no en guerra. Lo indudable es que está absoluta y comprometidamente alineada en el conflicto europeo y mundial más grave desde hace 80 años. Lo inédito, además, es que la opinión es, como mínimo, mayoritaria. Hasta las ministras de Unidas Podemos, contrarias al envío de armas y defensoras de una paz por rendición, dicen estar con Ucrania frente al agresor ruso.
Para doña Sofía, vestir una prenda local suní en plena guerra de Irak habría sido impensable. Primero, porque el lenguaje de la Corona y de la propia Reina consorte, hace 20 años, era del todo convencional. Pero, además, porque las calles rugían contra el alineamiento del Gobierno Aznar. Juan Carlos I no hizo, como es de rigor, ningún gesto crítico hacia el Ejecutivo popular. Pero tampoco hizo alarde alguno a favor.
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Para bien o para mal, los reyes europeos acumulan una larga tradición en lo que a indumentaria militar se refiere. Y su suerte fue bien dispar en función de su comportamiento en la última Gran Guerra. Basta recordar cómo la rendición a los nazis le costó el trono a Leopoldo de Bélgica. Y cómo el gusto por los uniformes labró el final de nuestro Alfonso XIII, y no bastó a su hijo Juan -a quien Franco impidió luchar en su bando- para reinar.
Muy mal lo pasaron en España, pese a su declarada neutralidad, la reina Victoria Eugenia y su suegra, la exregente María Cristina, ambas divididas por sus respectivas querencias familiares hacia los aliados francobritánicos y los germanos. Pero los problemas del rey Felipe y la reina Letizia, con ser grandes, son en esto bien diferentes a los de sus antepasados.
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Por una vez, la Casa Real española parece estar alineada con la historia. Más aún, lo que parece es que acierta a llevar, siempre de manera sutil, una cierta iniciativa. La semana en que Ucrania cogía su fusil -con la épica que conlleva su manifiesta inferioridad militar-, la 'reina de la moda' cogía su camisa. Ni uniformes, ni banderas: se trata de conectar con la propia imagen. Puro marketing. Y luego dicen que las monarquías no son modernas.
La neutralidad de la monarquía es un concepto mal entendido y algo poroso. Opera en la vida política nacional con una radicalidad constitucional rayana en la asepsia. Pero esa misma disciplina la lleva a representar de manera diáfana hacia el exterior el posicionamiento de la nación. Se podrá discutir si España hoy está o no en guerra. Lo indudable es que está absoluta y comprometidamente alineada en el conflicto europeo y mundial más grave desde hace 80 años. Lo inédito, además, es que la opinión es, como mínimo, mayoritaria. Hasta las ministras de Unidas Podemos, contrarias al envío de armas y defensoras de una paz por rendición, dicen estar con Ucrania frente al agresor ruso.