El homenaje de Manuel Díaz, el Cordobés, a las mujeres de su vida al hablar de su reconciliación

La semana pasada, Manuel Benítez y Manuel Díaz escenificaban su encuentro filial. La puesta en escena que eligió el Cordobés padre para reconocer por fin a su hijo fue la Universidad de Córdoba. Ese lunes, los dos toreros se reunían ante el público y autoridades que habían acudido a dicho lugar para celebrar el aniversario del nombramiento de Benítez como V Califa. Hubo quien dijo que no era el mejor día para esa aparición conjunta.

Una de estas personas fue Martina Fraysse, la mujer de Benítez y madre de sus cinco hijos. No acudió al acto y, al ser preguntada por el tema, respondió que no le parecía bien porque la noticia no era la reunificación familiar sino el homenaje a su exmarido. Consideraba que, al haberse producido en esas condiciones, el acto quedaba deslucido. En sus declaraciones no había que leer entre líneas.

Durante años, en el mundo taurino se decía que Martina Fraysse no había facilitado las cosas y que fue precisamente ella la que puso la condición de que nunca reconocería a hijos extramatrimoniales. Verdad o leyenda, el único responsable que ha esperado cincuenta y cuatro años no es otro que el padre biológico. En este caso, Manuel Benítez.

El reconocimiento legal del hijo, que tuvo lugar en el 2016 al presentarse el torero a las pruebas de ADN en el hospital de Córdoba, coincidió con el divorcio de Fraysse. La coincidencia en el tiempo de los dos actos puede ser casualidad o no. Solo ellos lo saben. En cambio, lo que sí ha sido una constante en la vida de Manuel Díaz ha sido su generosidad. Nunca se le ha escuchado, ni en público ni en privado, un reproche hacia la mujer de su padre y madre de Julio. El hermano fue el único de los cinco que decidió por su cuenta y riesgo entablar relación con él. En su familia no fue siempre bien acogida esta decisión.

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Paloma Barrientos

Después del encuentro público en Córdoba, en el que ninguno de los dos quisieron dar muchas explicaciones de cómo había sido la agenda emocional con final feliz, Manuel Díaz ha querido hablar en una rueda de prensa multitudinanaria, este martes, sin excluir a nadie. Comenzó su exposición dando las gracias y explicando el porqué del encuentro: “Es una manera de reunirnos con mi gente, con las personas que me habéis ayudado. Quiero daros las gracias a todos. Me he sentido abrumado por el cariño que he recibido. Y por eso le pregunté a Virginia que qué hacía y este es el resultado”.

La rueda de prensa

Llegó a las once de la mañana y durante una hora contó su histórico vital. Después, contestó a todas las preguntas. Unas veces emocionado y otras utilizando el humor, pero siempre con palabras de cariño hacia su padre, al que no guarda ningún resentimiento. Tampoco a la familia Benítez, que no le tuvo en cuenta a lo largo de una vida que no fue fácil. Nada que reprochar y sí en cambio ensalzar a las que han sido las dos mujeres más importantes de su vida: su abuela Dolores y su madre, María Dolores Díaz.

Para ellas han sido las primeras palabras del torero: “Mi abuela me enseñaba a las vecinas y decía: 'Es mi nieto, hijo del Cordobés'. Mi madre, que me sigue llamando Manolito, me ha dicho que os dé las gracias de corazón. Está bien, feliz, tranquila y ha sabido apartarse. Me dijo: 'Ese es tu camino'. Ella ha estado en el lugar donde están las madres, cuidándome y animándome a tomar decisiones de mi vida”.

En este encuentro comenzó a resumir su biografía: "Nací en Madrid, me bautizaron en Arganda del Rey, de donde eran mis abuelos y llevo sus apellidos. No traje un pan debajo del brazo, sino una tostada muy gorda, sobre todo para mi madre. En aquella época, ser hijo natural no estaba muy bien visto. Los niños no pedimos nacer, simplemente nacemos. Tuve una infancia feliz. Murió mi abuelo y nos trasladamos a Madrid. Yo crecí sabiendo que mi padre era un torero. Un día, mi madre me dice: 'Nos vamos'. Y yo: '¿A dónde?".

La respuesta de Dolores fue contundente: “A buscar a tu padre”. Desde ese momento, esa idea se convirtió en la cruzada de su vida: “Tenía que encontrarle. Era mi responsabilidad defender la verdad y la honestidad de mi madre. Nos fuimos a Córdoba y la vi llorar, sufrir, desesperarse. Los hijos tenemos una relación mágica con las madres y yo ver a la mía así era terrible. Mí obsesión fue esa: buscar la verdad”. Persiguió su otro sueño, que era ser torero, para que su padre le reconociera.

La tercera mujer que ha tenido entidad en su vida ha sido María de los Ángeles Quesada, la actual pareja de Manuel Benítez, a la que ha definido hoy como "un ángel en su vida". En este caso, de una manera colateral pero fundamental. Estuvo presente en la fiesta de aniversario en la Universidad de Córdoba, sentada junto al hijo de su novio. No quiso protagonismo y muchos de los presentes la confundieron con la madre de Manuel Díaz.

Aseguran a Vanitatis que “ha sido una de las personas claves en este reencuentro”. Con ella, el Cordobés padre comenzó hace siete años una nueva vida después de divorciarse de Martina Fraysse.