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La historia detrás de la tiara elegida por María Francisca en su gran día
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Mi gran boda portuguesa

La historia detrás de la tiara elegida por María Francisca en su gran día

La joya más destacada en el enlace de la hija de los duques de Braganza ha sido sin duda la espectacular diadema de diamantes de la reina Amelia

Foto: María Francisca de Portugal en su boda hoy. (GTres)
María Francisca de Portugal en su boda hoy. (GTres)

Retransmitida por televisión y con una gran expectación en un país que lleva más de un siglo sin ver a un Rey portar la Corona, se celebraba en Portugal la primera boda royal en los últimos 28 años. La infanta María Francisca, duquesa de Coimbra, y Duarte de Sousa Araújo Martins se han dado el "sí, quiero" en la basílica de Nuestra Señora y san Antonio, en el palacio de Mafra. Ante una selecta lista de invitados, que incluyen representantes de varias casas reales europeas, la hija del duque de Braganza, eterno pretendiente al trono luso, contraía matrimonio con el abogado.

María Francisca ha vestido para la ceremonia un bonito diseño de la modista Luzia do Nascimento, que según declaraba a EFE pocas horas antes de la boda, es "una persona muy querida por mí y mi familia, y siempre trabajamos con ella". Pero a buen seguro, el objeto que más miradas ha atraído es la tiara que portaba la novia.

placeholder María Francisca de Portugal en su boda.. (Gtres)
María Francisca de Portugal en su boda.. (Gtres)

La infanta ha lucido en su día más especial la tiara de diamantes de la reina Amelia, una joya que es aún más especial ya que es la misma que lució su madre, la duquesa de Braganza, para su boda en, el último enlace real celebrado en suelo luso.

"Me siento muy honrada, muy afortunada, de que me la hayan prestado, porque es una tiara muy valiosa. Siento que no soy tan digna de llevar esta tiara, pero estoy muy contenta de que me hayan dado esta oportunidad", aseguraba la joven en una entrevista previa a la boda con el diario portugués 'Observador'.

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Como suele ocurrir con las tiaras más emblemáticas de las distintas familias reales europeas, esta también guarda una curiosa y larga historia que comienza en 1886. Fue ese año cuando la princesa francesa Amelia de Orleans –hija primogénita de Felipe de Orleans, conde de París, y de su esposa, María Isabel de Orleans, infanta de España– contrajo matrimonio con el heredero del trono portugués, el príncipe real Dom Carlos, duque de Braganza e hijo del rey Luis I de Portugal.

Para celebrar tan importante ocasión, la Familia Real portuguesa encargó varias joyas para la nueva duquesa de Braganza a Leitão & Irmão, una de las casas de joyería más destacadas de nuestro país vecino, nombrada Orfebre Oficial de la Casa Imperial brasileña por el Emperador Pedro II en 1873, y Joyero Oficial de la Corona portuguesa por el rey Luis I, al año siguiente de la boda de su hijo, en 1887.

El propio Rey eligió una tiara, que su nuera llamaría cariñosamente 'le diadème Dom Luis'. Está hecha de diamantes engastados en plata y oro, con motivos de flores de lis y varias filas de collares de diamantes y su precio fueron 10.000 dólares de la época. La reina María Pía regaló a su nuera una gargantilla de diamantes espejados, que costó 5.250 dólares.

placeholder Imagen de la boda de María Francisca de Portugal. (Gtres)
Imagen de la boda de María Francisca de Portugal. (Gtres)

La pieza pronto se convirtió en una de las favoritas de la reina Amelia, que la lució para la proclamación de su marido como rey de Portugal, el 28 de diciembre de 1889. La nueva Reina también la lució en varios banquetes de Estadoy ceremonias de Aperturas del Parlamento, así como en varios retratos, entre los que destaca el realizado en 1905 por el artista italiano Vittorio Matteo Corcos, que donó al Museo Nacional de Carrozas, el primero del mundo en su género, fundado en 1905 por iniciativa propia.

Carlos y Amelia heredaron una Corona llena de desafíos como la inestabilidad política, crisis económica, pobreza o el ascenso del Partido Republicano. Estos tiempos revueltos desembocaron en una gran tragedia familiar: el asesinato del Rey y del príncipe en febrero de 1908. Este atentado supuso, dos años más tarde, la caída de la monarquía y la proclamación de la república.

Regresando al presente, María Francisca también ha lucido en su boda los mismos pendientes de diamantes que llevó su madre el día de su propio "sí, quiero". Estos fueron un regalo de la madre de Isabel de Braganza, Raquel Pinheiro de Castro Curvello.

María Francisca también ha llevado como brillante complemento un brazalete de zafiros y diamantes que también perteneció a la reina Amelia, y que le ha sido prestado por una amiga de la familia. "Una amiga mío muy querida, que tiene una tienda de antigüedades, me ha prestado un brazalete de la Reina. 'Lo compré en una casa de subastas e insisto en que lo lleves porque pertenece a tu familia y tiene un valor sentimental e histórico'", contaba también la infanta en la mencionada entrevista.

Retransmitida por televisión y con una gran expectación en un país que lleva más de un siglo sin ver a un Rey portar la Corona, se celebraba en Portugal la primera boda royal en los últimos 28 años. La infanta María Francisca, duquesa de Coimbra, y Duarte de Sousa Araújo Martins se han dado el "sí, quiero" en la basílica de Nuestra Señora y san Antonio, en el palacio de Mafra. Ante una selecta lista de invitados, que incluyen representantes de varias casas reales europeas, la hija del duque de Braganza, eterno pretendiente al trono luso, contraía matrimonio con el abogado.

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