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El Baile de la Rosa por dentro: protocolos, mesas imperiales y la forma de asistir si no has sido invitado
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El Baile de la Rosa por dentro: protocolos, mesas imperiales y la forma de asistir si no has sido invitado

El Baile de la Rosa es una de las citas más importantes del calendario monegasco. Creado por Grace Kelly para recaudar fondos para su fundación, continúa más vivo que nunca gracias al trabajo de su hija, la princesa Carolina

Foto: Carlota Casiraghi, en el Baile de la Rosa. (EFE/EPA/Pool/Valery Hache)
Carlota Casiraghi, en el Baile de la Rosa. (EFE/EPA/Pool/Valery Hache)

En el Principado de Mónaco hay dos fechas que marcan el calendario social. Una es la del Baile de la Rosa, y otra, la de la Gala de la Cruz Roja. Los dos encuentros son el escaparate de la familia Grimaldi y marcan el pulso de las relaciones entre ellos. Si no aparecen en la foto, malo, y si lo hacen todos juntos, se estudia hasta el último gesto.

Así, se ha podido constatar la poca sintonía que tuvieron durante un tiempo Carolina y Estefanía, la tristeza de Charlène, el cambio físico del príncipe Alberto y las incorporaciones de los nuevos colaterales en forma de novios y maridos. La tía Antoinette, hermana de Rainiero, que en su juventud conspiró para destronarlo, también servía como reclamo de un cuadro familiar muy singular. En este caso se hacían apuestas sobre el color del vestido ya que la hechura era siempre la misma.

Este escaparate se ha mantenido desde 1954, cuando la princesa Grace, recién casada, decidió organizar un baile de gala cuyo fin era recaudar fondos para la fundación que llevaba su nombre. En las biografías que se han escrito cuentan que esta iniciativa formaba parte de un plan organizado para convertir Mónaco en el país del lujo y el glamour, y también en un paraíso fiscal.

placeholder Alexandra de Hanover, Pierre Casiraghi, Beatrice Borromeo y Carlota Casiraghi,  en el Baile de la Rosa. (EFE/EPA/Pool/Daniel Cole)
Alexandra de Hanover, Pierre Casiraghi, Beatrice Borromeo y Carlota Casiraghi, en el Baile de la Rosa. (EFE/EPA/Pool/Daniel Cole)

La exactriz Grace pidió a sus amigos de Hollywood que apoyaran esta iniciativa para dar esa vertiente internacional. A lo largo de los años, acudieron las grandes estrellas invitadas por la titular de la fundación. Así fue hasta que falleció. A partir de ese momento, fue su hija Carolina la que recogió el testigo del Baile de la Rosa como presidenta de la Fundación Princesa Grace.

Ella se encarga de buscar la temática, de convocar a los personajes relevantes y compartir con ellos esa noche cuyos precios oscilan entre los 1.250 euros la entrada, con derecho a cena, espectáculo y baile, y los 3.000 euros. El precio más alto no tiene que ver con estar más cerca de la mesa principal, donde se sientan los miembros destacados de la familia Grimaldi, sino con la cercanía al escenario.

Otro dato importante es que se pueden comprar mesas. Es lo que hicieron los amigos de Isabel Pantoja, que acudió la edición pasada. En los últimos años, los oligarcas rusos y magnates asiáticos eran los que copaban los mejores lugares. Todo es cuestión de dinero y, salvo los invitados de la princesa Carolina y sus familiares directos, el resto de las asistentes pagan su entrada. La idea es recaudar fondos para la fundación y el que quiera estar tiene que contribuir.

placeholder Isabel Pantoja, el año pasado, fue una de las invitadas al baile. (EFE/EPA/Pool/Daniel Cole)
Isabel Pantoja, el año pasado, fue una de las invitadas al baile. (EFE/EPA/Pool/Daniel Cole)

El precio de la cena da derecho a dos copas de champán. Una de recibimiento y otra mientras se espera sentado en la Sala de las Estrellas a que llegue la familia. El menú incluye dos copas de vino. Si el comensal quiere más, también se pasa a cobro.

El aforo puede superar los cuatrocientos comensales dependiendo de cómo se dispongan las mesas, que se colocan a la manera imperial. Este sistema permite acoger a muchas más personas al no dejar los huecos muertos como en el caso de las redondas.

La clave está en la fecha

La mecánica es la siguiente, como explica la doctora Ana Vilajoya, que acude todos los años por amistad con ciudadanos del principado: "Es una fiesta muy divertida y con mucho encanto. Llevo tiempo viniendo y aprovecho para quedarme unos días. Acudir al Baile de la Rosa no es difícil. Hay que estar atentos a la fecha en la que se abre el cupo, hacer la reserva y que te envíen la confirmación. Cuatro meses antes ya es posible acceder a la compra, pero hay que ser rápidos porque se agotan enseguida y entonces pasas a la lista de espera. Y ahí dependes de las cancelaciones. Yo he tenido suerte porque estos dos años no he tenido que esperar. La verdad es que es muy mágico".

Otra fuente consultada cuenta que, en este sentido, también funcionan ciertas amistades que forman parte de la organización o del propio Sporting Club, que es el recinto donde se celebra la gala y los grandes eventos. Son los “facilitadores”.

placeholder El Sporting Club de Mónaco acoge cada año el baile. (Cortesía)
El Sporting Club de Mónaco acoge cada año el baile. (Cortesía)

Una vez que termina la cena, se deslizan los ventanales y queda un espacio al aire libre con vistas al mar. Los asistentes tienen un horario muy marcado. Hasta las siete y media de la tarde no se abren las puertas. Todos tienen que estar acomodados en sus mesas antes de que aparezcan el príncipe Alberto y la anfitriona, Carolina. Entonces se ponen de pie y aplauden.

Los Grimaldi no son muy puntuales, y su llegada se puede retrasar hasta una hora y media. De ahí la segunda copa de champán gratis que se sirve a los asistentes en esa espera festiva. La tercera y las siguientes no forman parte del menú y, por lo tanto, hay que pasar la Visa.

Foto: Charlène de Mónaco, en el Baile de la Rosa de 2015. (Handout/Le Palais Princier/Getty)

Durante el tiempo muerto previo a la hora de citación, invitados y asistentes se reúnen en el Hôtel de Paris. Ahí se hacen las fotos por parte de fotógrafos profesionales que están acreditados por el Palacio Grimaldi. El resto de prensa se queda en la puerta y solo tienen acceso al photocall. Aseguran que en Mónaco no se hace nada sin el beneplácito de la familia. La cena la preparan chefs del propio hotel o de restaurantes con estrellas Michelin.

Una vez que finaliza la cena, se abre el baile y entran en la pista Carolina y su hermano Alberto. Charlène no es muy participativa y nunca acude. Los rumores centran esta ausencia en las malas relaciones con su cuñada Carolina, que es quien preside la Fundación Grace Kelly. Estos dos últimos años, la princesa de Hannover permaneció en su mesa sin participar en la fiesta posterior.

Este año, Ágatha Ruiz de la Prada es una de las que asisten al baile invitada por sus amigos.

En el Principado de Mónaco hay dos fechas que marcan el calendario social. Una es la del Baile de la Rosa, y otra, la de la Gala de la Cruz Roja. Los dos encuentros son el escaparate de la familia Grimaldi y marcan el pulso de las relaciones entre ellos. Si no aparecen en la foto, malo, y si lo hacen todos juntos, se estudia hasta el último gesto.

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