A subasta una espectacular joya de la reina Victoria Eugenia que acabó en manos de los Lequio

La reina Victoria Eugenia era poseedora de una valiosa colección de joyas y muchas de sus piezas permanecen hoy entre los tesoros de la familia real española, entre ellas la conocida como tiara de la Flor de Lis, la más importante del joyero de los Borbón, que le entregó Alfonso XIII a su esposa, la reina Ena, con motivo de su enlace matrimonial. Hoy es símbolo de la monarquía española.

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Núria Tiburcio

La esposa de Alfonso XIII, abuelo de don juan Carlos y por tanto bisabuelo del actual rey Felipe VI, dejó escrito que “las alhajas que recibí en usufructo del Rey Don Alfonso XIII y de la misma Infanta Isabel [...] desearía, si es posible, se adjudicasen a mi hijo Don Juan, rogando a éste que las transmita a mi nieto don Juan Carlos. El resto de mis alhajas, que se repartan entre mis dos hijas”.

Así fue. Sin embargo, hay una pieza de gran valor que no llegó a manos de la actual familia real española, sino que fue a parar a manos de otra rama de la saga, Ahora la reina Letizia tiene la posibilidad de ampliar su joyero si se recupera esta pieza a través de una subasta que se realizará en Christie's, en Ginebra, el mes que viene.

La reliquia en cuestión se trata de un semiparure (piezas de joyas a juego) que consta de unos pendientes y un broche grande engastados ambos con esmeraldas.

Los pendientes, en forma de gota, están rodeados por un marco de diamantes, mientras que el broche está formado por dos espectaculares esmeraldas cabujón (pulidas hasta quedar su superficie lisa), bordeadas también de diamantes, y posee un pasador añadido con posterioridad, en torno al primer cuarto del siglo XX. Cuando la Reina Victoria Eugenia falleció, en 1969, ambas piezas fueron heredadas por su hija mayor, la infanta Beatriz, princesa de Civitella-Cesi, y después por la hija mayor de esta, la infanta Alessandra, más conocida como Sandra, condesa Lequio, madre del conde Lequio.

La última vez que doña Sandra las lució en público fue en 2008, en la boda de su hijo, Alessandro Lequio, con María Palacios.

Parece que después, tras el fallecimiento de la madre de Lequio en 2014, las esmeraldas fueron heredadas por su hija Desirée.

Ahora el valioso broche será subastado por Christie’s y se estima que su precio puede alcanzar los 200.000 euros.

La belleza y la historia de estas joyas merecerían un hueco en el joyero de la familia real para poder ser lucidas en público, pero habrá que esperar para ver si deciden pujar por ellas o si este tesoro acaba en manos de algún coleccionista particular.