El príncipe Guillermo, el tercero en discordia: todo sonrisas en medio del revuelo de la visita de su hermano Harry

Era el tercero en discordia, el único que faltaba en esta opereta familiar en dos actos que deja claro que la relación es más que tensa. El príncipe Guillermo se ha dejado ver en un nuevo acto oficial, un nuevo compromiso que se ha celebrado en medio del revuelo causado por la visita del príncipe Harry a Reino Unido.

Ya desde la oficina del duque de Sussex se avisó el mismo martes, cuando aterrizaba en suelo británico, que no había previsión de que se reuniera con su padre: "Desafortunadamente, no será posible el encuentro debido al programa completo de su Majestad. El duque de Sussex comprende la agenda de compromisos de su padre y sus prioridades y espera verlo pronto".

Quizá como no somos reyes ni duques ni príncipes, se nos escapa un poco que no hayan podido verse, especialmente si tenemos en cuenta que el príncipe Harry tomó un avión nada más conocer el diagnóstico de cáncer de su padre para verlo solo 45 minutos.

Pues ni ese tiempo han tenido esta vez para darse un abrazo o estar juntos durante un rato, a pesar de que sus actos de agenda coincidían en hora y que el duque de Sussex llegaba a Londres el día anterior y hasta este jueves no ha despegado con destino Nigeria, donde tiene prevista una visita de tres días con su mujer, Meghan Markle.

Pero las cosas de palacio son así y no tenemos duda de que el monarca tenía muchas más tareas que aparecer en la Garden Party de Buckingham a la vez que su hijo pequeño asistía al servicio religioso con el que se conmemoraba el décimo aniversario de los Juegos Invictus, creados por él mismo.

Como también lo estamos de que hay motivos de peso para que tampoco Harry se haya visto con su hermano, el príncipe Guillermo, aunque este último también tuviera un acto en Windsor a la misma hora que ellos y el resto del día nada programado, siguiendo así el deseo de reducir sus compromisos públicos para estar junto a su esposa lo máximo posible mientras Kate Middleton sigue tratamiento contra el cáncer.

Pero desde luego no parece que al príncipe Guillermo le haya afectado la 'no visita' ni el revuelo causado por el paso de su hermano Harry por el Reino Unido. Ni siquiera el claro apoyo que la familia Spencer, representada por los hermanos de Lady Di, le han dado a su hijo pequeño, asistiendo a esa misa en la Catedral de San Pablo en la que tuvo lugar la conmemoración de los Invictus.

Guillermo, todo sonrisas

Al menos eso es lo que hemos deducido de las últimas imágenes del duque de Cornualles, uno de los titulos que le corresponden como heredero y que este jueves ha utilizado para visitar la zona, que forma parte de su patrimonio hereditario y que supone su sustento económico principal. Un lugar donde se ha dado todo un auténtico baño de multitudes, casi como una reacción a los aplausos que recibió su hermano al acceder a la Catedral de San Pablo, donde se pudo ver que aún mantiene cierto cariño del público británico.

Claro que nada que ver con lo que vivía 24 horas después su hermano mayor, en los dos actos en los que estaba programados durante esta jornada, a la que seguirá una visita a las islas Sorlingas, donde los príncipes de Gales han veraneado en alguna que otra ocasión.

Primero, hemos visto a Guillermo en una cita mucho más protocolaria, en una reunión con las autoridades políticas ver los planes para el desarrollo de viviendas sociales de 3 millones de libras que está construyendo en sus tierras del ducado de Cornualles, para abordar la falta de vivienda local, un problema en el que el príncipe se ha volcado desde su posición institucional, realizando diferentes donaciones y apoyando diferentes proyectos.

La segunda parte ha sido mucho más festiva e informal. De hecho, hemos podido ver cómo Guillermo se ha cambiado de calzado, optando por unos náuticos y se ha quitado la americana. Y es que esta última visita se ha desarrollado en la playa Fistral, famosa por el surf, para reunirse convoluntarios y organizaciones locales de salvamento que trabajan para promover la seguridad en el mar.

Y allí se han vivido los momentos más divertidos y espontáneos, con un Guillermo entregado a la causa, que ha supervisado maniobras de reanimación -afortunadamente, de un maniquí-, ha jugado al voleibol con los niños y hasta se ha atrevido a dejar plasmada su firma en una escayola, algo que el protocolo real no suele contemplar, pero que era casi obligado por el ambiente de la cita.

Por supuesto, y como es habitual, ninguna pregunta sobre el príncipe Harry, que parece un nombre totalmente olvidado para su hermano mayor y la prensa que lo acompaña en sus actos públicos, siguiendo así ese pacto de no agresión establecido entre los Gales y los medios.