El Rastrillo de Nuevo Futuro vuelve en Navidad con la presencia de la reina Sofía

Como todos los años, el Rastrillo de Nuevo Futuro abre sus puertas del 14 al 17 de noviembre como preludio de la Navidad. Este año repite ubicación en la galería de cristal del palacio de Cibeles, sede del ayuntamiento de Madrid. Si no hay cambios de última hora, la reina doña Sofía estará presente en la mañana de la inauguración y después se quedará a almorzar en el Bar Puerta del Sol. Una rutina que se repite todos los años. La agenda varía muy poco, salvo en la edición de 2019 a la que acudió la reina Letizia como sorpresa.

La reina emérita se pasea por el recinto y recibe el cariño de visitantes y de los voluntarios que regentan los más de cincuenta puestos. En ese recorrido se acompaña de Pina Sánchez Errazuriz, presidenta de Nuevo Futuro, del alcalde y de la sobrina, Simoneta Gómez-Acebo, que tiene su propio sitio en la galería.

Este año, una de las visitas obligadas de Martínez- Almeida será para saludar a su mujer, Teresa Urquijo, y su suegra, que son fijas en el Rastrillo. La primera suele estar en el bar despachando desayunos, bebidas y aperitivos. La madre de la consorte del edil, Beatriz Fernández de Araoz va cambiando en cada edición. En el tema gastronómico hay que destacar que Sandro Silva y Marta Seco colaboran con sus menús de El Paraguas. El 15 de noviembre servirán verdinas con faisán y tarta Rosita, unas de las especialidades del clásico restaurante madrileño. También ofrecerán comidas y cenas Sushita, La Cococha con su cena flamenca, El Cuenco de Pepa y Cascajares.

Otra de las voluntarias que no falla en ninguna edición es Laura Ponte. Tiene su sitio al lado del restaurante Puerta del Sol. “Tenemos un poco de todo. Yo llevo ropa mía, bisutería, vajillas, menaje para la casa. Hay donde elegir y aún nos faltan cosas”, cuenta la modelo y diseñadora. Uno de los atractivos es la firma de libros por los propios escritores. En esta convocatoria han confirmado su asistencia Julia Navarro, María Teresa Alvarez, José María Zavala, Pilar Cernuda o Nieves Herrero, entre otros profesionales solidarios.

Doña Sofia se adelanta a las fechas navideñas y adquiere regalos para la gente más cercana del palacio de la Zarzuela, como ella misma confirmaba a Vanitatis en las ediciones consecutivas. Suele comprar galletas, velas de olor, bisutería, belenes en miniatura y adornos navideños entre otros objetos. El año pasado se paró en el Revoltijo, donde las hermanas Rebuelta venden adornos para el árbol y la casa, floreros, copas y hasta pijamas.

Doña Sofia se encuentra a gusto y disfruta del Rastrillo. Una vez que ha hecho la visita, almuerza en el Bar Puerta del Sol con algunas de las damas que se encuentran vendiendo. Una de ellas es Mayte Spinola. La pintora, mecenas y presidenta del grupo ProArte y Cultura mantiene desde hace años una relación muy personal con la reina emérita a través de la infanta Pilar. Una amistad desde la infancia que perduró a lo largo de los años también con el resto de los miembros de la familia Borbón. Una de las pinturas de Spinola, con imágenes de gaviotas, adornaba una de las paredes del yate Fortuna. Hay una foto en la que aparece la reina con el príncipe de Asturias, las infantas Elena y Cristina de niñas y las reinas Federica y Ana María de Grecia junto al cuadro de referencia.

La almoneda solidaria, que fundaron en 1968 la infanta Pilar y Carmen Herrero Garralda hace cincuenta y seis años, sirve para financiar hogares donde niños y adolescentes en exclusión social viven en un núcleo familiar con supervisores que ejercen la figura paterna y materna. En la última convocatoria a la que acudió la duquesa de Badajoz antes de fallecer contaba el éxito de esta fundación como proyecto de vida.

“Nunca se ha dado el caso de que alguno de los niños que han vivido en estos hogares hayan tenido un futuro complicado. Muchos de ellos que son padres y madres de familia y abuelos vienen todos los años como voluntarios”. A lo largo de todos estos años se han sucedido anécdotas de todo tipo. Quizá una para recordar sea la que tuvo a la infanta Pilar como protagonista de una especie de jefa revolucionaria. No tuvo que subirse a una mesa en plan sindicalista en el Rastrillo pero casi. En aquel momento, el ayuntamiento de Madrid complicaba la apertura por cuestiones de seguridad que se solventaron. La inauguración se celebró con normalidad y la hermana de don Juan Carlos dio por abierta la almoneda.