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María Teresa de Luxemburgo y su nuera, Stéphanie, de gala con la tiara de diamantes desmontable y la más rara de su colección
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PRIMER LOOK DE GALA DEL AÑO

María Teresa de Luxemburgo y su nuera, Stéphanie, de gala con la tiara de diamantes desmontable y la más rara de su colección

Primeros looks de gala de este 2025 para la familia ducal de Luxemburgo, al celebrar en palacio la tradicional recepción de Año Nuevo

Foto: Los grandes duques y los herederos, en la recepción de Año Nuevo. (Corte Ducal de Luxemburgo/Kary Barthelmey-Sophie Margue)
Los grandes duques y los herederos, en la recepción de Año Nuevo. (Corte Ducal de Luxemburgo/Kary Barthelmey-Sophie Margue)

Tras Mary de Dinamarca, que es la primera royal del año que se viste de gala en la tradicional recepción de Año Nuevo, ha llegado el turno de las siguientes, María Teresa de Luxemburgo y su nuera, Stéphanie. Las dos participaron en el Palacio Ducal en una cita de gala, con vestidos de noche y espectaculares joyas. Una, la tiara de diamantes desmontable que es la favorita de la Gran Duquesa. Otra, la más rara de la colección.

Empezamos con la primera de ellas, una pieza que estuvo a punto de ser subastada cuando murió su primera propietaria, Josefina Carlota, la suegra de María Teresa. Se trata de la tiara Belga, llamada así porque fue un regalo de la Sociedad General, el banco nacional belga, para la primogénita del rey Leopoldo, con motivo de su boda con el gran duque heredero Jean.

Es una diadema de platino, con una base de paladio y muchos diamantes. Nada menos que 854, con el más grande, el central, desmontable y convertible en broche. Todos ellos proceden del Congo belga, con los matices políticos y polémicos derivados de la época colonial, una de las sombras de la historia de la monarquía belga.

placeholder Los grandes duques, en la recepción de Año Nuevo. (Corte Ducal de Luxemburgo/Kary Barthelmey-Sophie Margue)
Los grandes duques, en la recepción de Año Nuevo. (Corte Ducal de Luxemburgo/Kary Barthelmey-Sophie Margue)

Lo curioso es que esta tiara estuvo a punto de dejar de ser propiedad de la familia ducal de Luxemburgo, ya que, cuando murió Josefina Carlota, sus cinco hijos, Jean, Astrid, Margarita, Guillermo y Henri, actual gran duque, sacaron su colección de joyas a la venta. Estaban en todo su derecho, ya que se trataba de piezas de propiedad privada, pero la decisión, tomada poreque no se habían puesto de acuerdo en el reparto, no fue bien acogida.

Se desataron entonces muchos rumores de que la relación entre los cinco hermanos no era precisamente buena y se reavivaron los que siempre habían apuntado a muchas tensiones entre Josefina y su nuera María Teresa. Esta fricción era vox populi y, de hecho, la propia María Teresa habló abiertamente de ella no hace mucho. Pero Henri prefirió que el escándalo no creciera y finalmente optó por comprar él mismo todoas las joyas y que formaran parte de la colección de su esposa.

Desde entonces, la tiara Belga se ha convertido en la que la actual gran duquesa utiliza más frecuentemente en sus looks de gala. Precisamente, todo lo contrario a lo que pasa con la que lució su nuera, Stéphanie, ya que se trata de una de las más raras de la colección luxemburguesa.

placeholder Los grandes duques y los herederos, en la recepción de Año Nuevo. (Corte Ducal de Luxemburgo/Kary Barthelmey-Sophie Margue)
Los grandes duques y los herederos, en la recepción de Año Nuevo. (Corte Ducal de Luxemburgo/Kary Barthelmey-Sophie Margue)

Y la verdad es que ambas fueron un auténtico contraste en esta recepción de Año Nuevo en cuanto a estilismos. La gran duquesa eligió un vestido de flores, con escote palabra de honor y tirantes que creaba un efecto halter, mientras que Stéphanie tiró por unas líneas más sencillas, con un diseño de inspiración nupcial, salpicado de pedrería en el escote y mangas.

Pero lo más interesante del look de la que se convertirá en octubre en gran duquesa estaba, precisamente en las joyas, ya que no suelen salir mucho del lugar donde están guardadas. Stéphanie eligió la tiara de topacios amarillos, que llegó a estar sin uso más de diez años y de la que tampoco se tiene muy claro el origen, aunque se da por hecho que llegó a la colección cuando Jean y Josefina Carlota ocupaban el trono, ya que la que fuera gran duquesa la estrenó a principios de los años 80.

La propia María Teresa la eligió poco después, para uno de sus primeros retratos oficiales tras casarse con el gran duque heredero Henri. Después, no se la volvió a ver hasta diez años después, esta vez coronando la cabeza de Margarita, casada con Nicolás de Liechtenstein. Y se guardó de nuevo en el joyero hasta 2011, cuando Alexandra, la única hija de los actuales grandes duques, la lució en la cena de gala del Día Nacional, en 2011.

Desde entonces, ha sido Stéphanie quien la ha lucido en grandes ocasiones, estrenándola en la boda de Magdalena de Suecia, en 2013. Doce años después, ha vuelto a ser la elegida para que la futura gran duquesa vista de gala. Además, no escatimaba en esta recepción de Año Nuevo, ya que se puso el conjunto al completo, con su espectacular collar y los enormes pendientes, todos de topacios amarillos, una piedra que no abunda demasiado en las joyas de las royals.

Tras Mary de Dinamarca, que es la primera royal del año que se viste de gala en la tradicional recepción de Año Nuevo, ha llegado el turno de las siguientes, María Teresa de Luxemburgo y su nuera, Stéphanie. Las dos participaron en el Palacio Ducal en una cita de gala, con vestidos de noche y espectaculares joyas. Una, la tiara de diamantes desmontable que es la favorita de la Gran Duquesa. Otra, la más rara de la colección.

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