La lluvia empaña la visita de Estado de Federico y Mary a Finlandia: el perfil bajo de la reina y el gesto galante del presidente

Hay una expresión irlandesa que dice "si no te gusta el tiempo en Irlanda, espera cinco minutos". Y es exactamente lo que les ha pasado a Federico y Mary en su visita de estado a Finlandia. Porque la lluvia ha empañado los primeros actos oficiales en Helsinki, con el resultado de un look de la reina de perfil bajo y un gesto galante de su anfitrión, el presidente del país.

La jornada comenzaba a primera hora de la mañana con varios actos, alguna que otra sorpresa y los paraguas como invitados obligatorios, ya que la lluvia acompañaba a las dos parejas durante la bienvenida oficial en el palacio presidencial, con los cuatro muy abrigados y pocas posibilidades de ver el look de la reina Mary, aunque se desvelaba en ese momento que había optado por botas de ante, una elección inusual en este tipo de compromisos.

Otro gesto bastante insólito es que era el presidente finlandés, Alexander Stubb, quien portaba un pequeño ramo de flores para entregar después a su invitada de honor, quien lo recibía con una gran sonrisa. Arrancaba entonces una jornada maratoniana, con diferentes puntos de interés y citas de los reyes daneses juntos y por separado, siempre después del casi obligado momento de la fotografía de los cuatro en el balcón palacio, con los incómodos paraguas portados por los hombres.

Tras la cita que tenía lugar dentro del palacio presidencial, llegaba un momento que otros reyes europeos siempre suelen incluir en el programa de sus visitas de Estado. Hablamos de un breve encuentro con la prensa que sirve para hacer balance del viaje, aunque en este caso servía más para compartir sus expectativas y esas primeras impresiones tras su llegada a Finlandia.

Una de las declaraciones que más llamaron la atención a los medios se refería a las primeras horas que Federico y Mary pasaron en el país, ya compartidas con sus anfitriones, este lunes en Laponia. Allí esquiaron, montaron en trineo e incluso disfrutaron del ocio, con una distendida charla en un bar, con actuación musical incluida. Unos momentos que el rey, con su esposa al lado asistiendo, definió como "estar en una película".

Llegaba entonces el momento de separarse y afrontar uno de esos compromisos que tenían cada uno por su lado. Así, mientras Federico participaba en un encuentro con una delegación danesa, Mary, acompañada por la Primera Dama finlandesa, ha visitado el hospital infantil más grande del país. El momento servía por fin para ver el look de la reina danesa y ese duelo de estilo involuntario con su anfitriona, Suzanne Innes-Stubb, muy elegante con un dos piezas beis y tocado.

En frente, y de un color mucho más oscuro, una Mary que no había optado por las piezas más llamativas de su armario precisamente. La australiana apostaba por una falda gris de silueta A y una blusa en color morado, a juego con un tocado que ya ha lucido en varias ocasiones, del mismo estilo que llevaba su compañera de jornada. Piezas muy discretas y que no esperábamos en una primera jornada de esta visita de Estado.

Tocaba después reencuentro con Federico para asistir al almuerzo oficial que celebraba el alcalde de Helsinki en el Ayuntamiento, sin mucho tiempo para disfrutar de la sobremesa, ya que el apretado programa les obligaba a estar poco después en la residencia del Primer Ministro, una cita que nos dejaba alguna de las imágenes más espectaculares de la jornada.

Teniendo en cuenta que Finlandia es el llamado país de los mil lagos, era cuestión de tiempo que los reyes daneses contemplaran uno, Seurasaarenselkä, cerca del que está ubicada la residencia oficial del Primer Ministro. Tras una charla y los protocolarios saludos, pudieron pasear por sus alrededores, disfrutando de las vistas e interesándose por la sauna privada del mandatario finlandés, construida prácticamente en el agua.

Eran solo las primeras citas de un apretado programa en el que también está incluida una cena de gala, prevista para este martes, y que es siempre uno de los momentos más esperados de cada visita de Estado, por el habitual despliegue de vestidos de gala y joyas reales.