La reina Máxima se queda sin su marido en Praga y mejora este vestido con diamantes y tocado de estreno

La de la República Checa se trata de una visita de Estado bastante atípica, puesto que el rey Guillermo Alejandro de Holanda ha tenido que volver al país por la crisis política, dejando sola a la reina Máxima en Praga. Así, la argentina afronta en solitario las actividades de esta segunda jornada del viaje, para la que ha elegido un vestido verde que ya conocíamos, pero que ha mejorado escogiendo diamantes marrones y un tocado de estreno.

Máxima ha comenzado el día posando en el famoso puente de Carlos y después, en la iglesia de San Salvador, ha inaugurado junto al presidente y la primera dama una nueva campana. Después, tocaba visita a la sede de Radio Free Europe/Radio Liberty, una emisora con sede en Praga que se centra en países donde la libertad de expresión se ve amenazada. Una cita que a muchos periodistas holandeses puede resultarles paradójica tras las últimas polémicas protagonizadas por la reina holandesa con algunas cabeceras de su país.

Centrándonos ya en el look, tenemos que decir que Máxima ha sorprendido gratamente, ya que ha mejorado un diseño que ya conocíamos, puesto que lo estrenaba para las celebraciones del Día del Rey en 2024. Cierto es que no cosechó con él muy buenas críticas, no por el vestido en sí, sino por los complementos, que coronaban un look bastante excesivo.

En esta ocasión, Máxima ha vuelto a echar mano de este modelo verde, firmado por Natan y confeccionado en seda, troquelado con pequeñas aberturas y sin mangas. Se tapó entonces los brazos con una chaquetilla blanca que lo deslucía bastante, pero esta vez ha optado por llevarlo tal cual, dándole todo el protagonismo y acompañándolo con complementos algo más discretos.

Uno de ellos es el tocado. Si en abril de 2024 escogió uno muy fiel a su estilo, muy voluminoso y lleno de mariposas, esta vez Máxima de Holanda ha querido ser más discreta y optar por un tocado en el mismo color que el vestido y que cubría parcialmente su cabeza. El mismo color también escogía para la cartera, rompiendo la monocromía con los zapatos, en tono camel.

Mención aparte merecen los pendientes, unos diamantes que le daban mucha luz a Máxima y ese toque regio que ella siempre busca en sus looks.

En definitiva, esta jornada en solitario de la reina Máxima en Praga ha dejado claro que sabe mantener el tipo incluso en ausencia del rey Guillermo Alejandro. Con una agenda institucional cargada y un estilismo mucho más acertado que en ocasiones anteriores, la argentina ha demostrado que puede afrontar compromisos de Estado con solvencia y elegancia. Su elección de rescatar un diseño ya conocido, pero actualizándolo con buen gusto, confirma su capacidad para reinventarse sin renunciar a su sello perso