"Te quiero, ya lo sabes", últimas palabras del matrimonio Keneddy Jr. antes del accidente

John F. Kennedy Jr., el hijo mayor del que ha sido uno de los presidentes más carismáticos de EE.UU., era abogado, fundador de la revista 'George', un hombre con una prometedora carrera política y, además, piloto de avioneta. Por eso eligió esa forma de transporte para dirigirse, junto con su mujer Carolyn Bessette y su cuñada Lauren, a la boda de una prima en Cape Cod, en el estado de Massachusetts.

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El plan era sencillo: volarían desde New Jersey a Martha's Vineyard, dejarían allí a la hermana de su mujer y después continuarían viaje hasta la vecina Hyannis para asistir a la boda de su prima Rory Kennedy. Pero la avioneta pilotada por John-John desapareció en el océano Atlántico cuando solo quedaban 12 kilómetros para llegar a su destino. Eso ocurrió el verano de 1999 y venía a poner un granito más en una leyenda negra que ha acompañado a los Kennedy durante generaciones.

Casi dos décadas después, el accidente sigue siendo tema de conversación entre los americanos: el pasado viernes, la cadena de televisión HNL emitía una entrevista con Carole Radziwill, amiga íntima de Carolyn, que forma parte del reportaje 'How It Really Happened: JFK Jr.'s Tragic Final Flight' ('Qué ocurrió realmente: el trágico vuelo final de JFK Jr.'). En dicha entrevista Carole relata la última conversación que tuvo con el matrimonio Kennedy Jr. antes del lamentable accidente: “Carolyn me llamó desde la avioneta justo antes de despegar. No recuerdo nada importante en esa conversación. solo que al final ella me dijo: ‘Te quiero, ya lo sabes’. Por alguna razón que no recuerdo, no le respondí que yo sentía lo mismo y eso es algo que me ha perseguido toda mi vida”. Antes de colgar, Carole recuerda que su amiga simplemente le dijo que la llamaría cuando aterrizase. Poco después, la avioneta en la que viajaba se estrellaba contra el océano.

"Cuando me dijeron que la avioneta había desaparecido solo pensaba en averiguar dónde estaba, porque tenían que estar en algún sitio". A Radziwill una llamada de teléfono la despertó a medianoche con una triste noticia. Llamó a todas partes, incluido al aeropuerto donde debería haber aterrizado la avioneta y a la guardia costera. Aunque la misión de rescate comenzó a la mañana siguiente, pasaron cinco días hasta que el equipo de salvamento encontró los cuerpos sin vida de los tres pasajeros.

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