Bill Gates cumple 65 años: obsesión por el trabajo, filantropía, Netflix y pesimismo sobre el coronavirus
El magnate empresarial celebra su cumpleaños como el segundo hombre más rico del mundo, con su fiel Melinda siempre a su lado y en el centro de las teorías de la conspiración
Seguro que nadie esperaba aquel 28 de octubre en el que el pequeño Bill Gates llegaba al mundo todo lo que tenía que ofrecer. Sin embargo, no hubo que esperar mucho porque fue un Bill casi adolescente el que comenzó un proyecto que cambiaría las vidas de todos para siempre.
A los 19 años había dejado sus estudios en la Universidad de Harvard así como su trabajo y entró en una espiral que culminaría con la fundación de una de las empresas tecnológicas más importantes de la historia, Microsoft. No lo hizo solo, lo hizo en compañía de su amigo y socio Paul Allen, quien falleció en 2018.
Puede que su éxito fuera una mezcla de talento y suerte, pero sin duda su obsesión por el trabajo también influyó. Largas horas de esfuerzo a las que empujaba también a sus trabajadores, llegando a convertirse en una suerte de dictador cuya finalidad era tener el suficiente dinero para poder seguir pagándoles si los proyectos dejaban de llegar.
Pero esto ya es historia antigua, porque ahora Bill Gates es uno de los hombres más ricos del mundo -el segundo, de hecho-, solo superado por Jeff Bezos. Con una fortuna estimada en unos 98.000 millones de dólares según Forbes, este mismo año decidía dejar su puesto en la junta directiva de la empresa que ayudó a crear y centrarse en su labor filantrópica.
Durante los primeros años de Microsoft, era Mary Maxwell, madre de Bill, quien se convirtió en su mano derecha y su mejor aliada en su camino al éxito. Bill no fue un niño fácil y los enfrentamientos entre ellos fueron constantes. Sin embargo, con el tiempo pudieron superarlo y el empresario no duda en tildar el día de la muerte de su madre como uno de los peores de su vida. Seguramente junto con la muerte de su padre, de quien se tuvo que despedir hace poco.
Ahora es otra mujer quien acompaña a Bill en su camino, Melinda Gates, su esposa, con quien comparte su vida desde hace más de 26 años y con quien tiene tres hijos en común.
Juntos crearon la Fundación Bill y Melinda Gates, que intenta hacer del mundo un lugar mejor y cuyo trabajo es el hilo conductor del documental de Netflix ‘Bill Gates bajo la lupa’. Este trabajo muestra una visión más cercana de lo que hacen el fundador de Microsoft y su mujer por el mundo, pero también analiza la mente de Bill, sus motivaciones y las amistades que marcaron su vida.
De hecho, su fundación -y por tanto sus obras de caridad- será la gran beneficiaria de la herencia del empresario cuando este fallezca. Hace tiempo que sus tres hijos saben que todo el dinero que con trabajo y esfuerzo ha amasado su padre no será para ellos. La intención de Bill es dejarles a Jennifer, Rory y Phoebe una “porción minúscula” de su fortuna y el resto donarla a causas benéficas.
Una pequeña cantidad para él, claro, porque estaríamos hablando de unos 10 millones de dólares para cada uno. Una buena educación y una seguridad financiera con la que pretende que cada uno siga su propio camino.
Este parece ser el caso de la mayor, Jennifer, de 24 años, que, tras haber completado sus estudios de Biología, ahora se encuentra en su segundo año de Medicina, opción que escogió inspirada por la labor de sus padres y en la que la apoya su prometido, el jinete de origen egipcio Nayel Nassar.
Una labor que en los últimos meses está centrada en la lucha contra el coronavirus, una cuestión frente a la que Bill se muestra un tanto pesimista. Considera que esta enfermedad ha hecho retroceder al mundo unos 25 años y teme los efectos indirectos que podría traer consigo.
Un poco más optimista se ha mostrado con la llegada de la vacuna, que espera que sea viable para el verano que viene y por tanto se pueda controlar la enfermedad en el año 2022.
Su implicación en esta causa le ha valido convertirse en el centro de numerosas teorías de la conspiración, desde las que señalan que a través de su fundación han probado vacunas en niños de India y África, provocando miles de muertes, hasta las que le acusan de querer implantar microchips en las personas; de hecho, no son pocos los estadounidenses que creen que quiere emplear la vacuna del covid-19 para hacerlo.
Bill prefiere no hacer mucho caso a este tipo de teorías y continúa centrado en su labor, dando dinero y firmando cheques para luchar contra la enfermedad. A pesar de ello, en alguna ocasión sí ha hecho referencia a este tema, como durante una entrevista a la BBC en la que señaló que le parecía tan ilógico que “casi te tienes que reír a veces”.
Seguro que nadie esperaba aquel 28 de octubre en el que el pequeño Bill Gates llegaba al mundo todo lo que tenía que ofrecer. Sin embargo, no hubo que esperar mucho porque fue un Bill casi adolescente el que comenzó un proyecto que cambiaría las vidas de todos para siempre.