Las extrañas manías de Hugh Grant cuando pasea por la calle
El actor confiesa en una entrevista cuales son las cosas que le molestan que ve en la ciudad
Hugh Grant, quien saltó a la fama en los años noventa como el galán de comedias románticas, está viviendo una metamorfosis actoral fascinante. Aquel joven encantador de películas como 'Notting Hill' y 'Cuatro bodas y un funeral', quien fue durante años la personificación del típico “chico británico perfecto”, ha dejado atrás las risas y los romances. En lugar de enamorar a la audiencia, ahora parece decidido a desestabilizarla, a retarla, e incluso a incomodarla. Y lo hace con gusto.
En su más reciente película, 'Heretic', producida por la aclamada A24, Grant encarna al Sr. Reed, un personaje enigmático y perverso. La trama sigue a dos misioneras que, sin sospechar lo que se avecina, llaman a una pequeña puerta a las afueras de una tranquila ciudad. Lo que encuentran del otro lado de esa puerta es una mezcla de horrores psicológicos y cuestionamientos profundos, en un entorno que evoca los miedos más primarios de la humanidad. La caracterización de Grant es esencial: un hombre encantador y misterioso que, poco a poco, muestra una naturaleza oscura y retorcida, poniendo a prueba la fe y la voluntad de las dos visitantes en una confrontación donde el riesgo es mucho más que un simple debate.
El propio Grant ha hablado en entrevistas recientes sobre esta etapa de su carrera, revelando un gran entusiasmo por encarnar a personajes más complejos y sombríos. “No me siento identificado con la imagen del actor que fui al inicio de mi fama”, confesó. Aquella versión suya, asociada a las comedias románticas, se parece más a los papeles que interpretaba que a su personalidad real. Hoy, Grant encuentra estimulante interpretar personajes más oscuros, alejados de la imagen idealizada que el público tenía de él.
Más allá del Sr. Reed, el humor de Grant sigue siendo una de sus características más reconocibles. Con un toque muy británico e irónico, el actor ha revelado detalles sobre sus “manías” y cosas que no soporta en la vida cotidiana. “Cuando voy por la calle, no me gusta ver a la gente caminando despacio, con mochilas o peor aún, con mochilas por delante”, comentó con una mezcla de humor y sinceridad en una entrevista reciente. También manifestó su incomodidad al ver a personas llevando agua al caminar o en el coche. “¿Qué problema hay con las fuentes?”, se preguntó.
Los detalles no acaban allí. Grant añadió que los sopladores de hojas y las obras en la calle sin trabajadores visibles también son cosas que le resultan irritantes. Estas declaraciones, en tono cómico, muestran una faceta peculiar del actor, quien juega con la línea entre la broma y la realidad, algo que algunos colegas describen como su marca personal: un humor que descoloca, que invita a preguntarse si habla en serio o en broma.
Para Grant, esta transición no solo ha sido un cambio en su elección de papeles, sino también en la percepción que él mismo tiene de su carrera. Atrás quedaron los días en los que su imagen pública se fusionaba con sus personajes románticos. Ahora, como el Sr. Reed en Heretic, se enfrenta a la complejidad del lado oscuro de la mente humana, explorando lo que hay al otro lado de la “puerta” que ha abierto en su carrera actoral.
Hugh Grant, quien saltó a la fama en los años noventa como el galán de comedias románticas, está viviendo una metamorfosis actoral fascinante. Aquel joven encantador de películas como 'Notting Hill' y 'Cuatro bodas y un funeral', quien fue durante años la personificación del típico “chico británico perfecto”, ha dejado atrás las risas y los romances. En lugar de enamorar a la audiencia, ahora parece decidido a desestabilizarla, a retarla, e incluso a incomodarla. Y lo hace con gusto.