¿Por qué ahora las mujeres tenemos canas antes?
Inseparables compañeras de la madurez, cada vez aparecen antes en nuestras reales testas... Aquí el porqué
Es un hecho que (casi) todas vivimos, a los veinte tenemos unas melenas sanas, largas y llenas de fuerza, pero a medida que van pasando las décadas vemos cómo se van encrespando, volviendo mate, cambiando nuestros looks… y sobre todo aparecen las dichosas canas.
Pero parece que en los últimos tiempos las fórmulas antiedad para el cabello han llegado a nuestras vidas y lo han hecho para quedarse. El porqué es muy sencillo: nuestro pelo al igual que la piel necesita cuidados específicos, pero puede que incluso más. ¿Te imaginas someter tu cutis a planchas y secadores constantemente? Ahí está la clave. La melena sufre incluso más agresiones que la piel, la estamos estresando con el maltrato y un estilo de vida poco saludable y ahí empeora la cosa. Hemos hablado con David Saceda, experto en Tricología y Dermatólogo del Grupo Pedro Jaén, y nos ha dado las claves de este problema que tanto nos preocupa.
Un año en la vida de tu pelo
En 365 días hay muchísimos factores externos que dañan tu melena. Según un estudio de Pantene, lo exponemos a más de 750 horas de secador, sobrepasamos los 5.000 cepillados, los 220 lavados, puede que superemos 1.200 litros de agua y a más de mil horas de radiación ultravioleta. Estamos pisando el acelerador de nuestro metabolismo y si sumamos estos factores al estrés, el insomnio, la contaminación, una alimentación inadecuada con un pobre consumo de fruta y verdura, se desencadena un envejecimiento prematuro del folículo piloso. “Los expertos creíamos que el pelo era inerte, pero no, está vivo, el cabello es un órgano más del cuerpo humano. Tiene una estructura celular muy compleja”, explica Saceda. De ahí que todos los factores antes mencionados afecten de dos formas: con alopecia o con la falta de pigmentación, es decir, las canas.
“Hasta hace unos años lo normal era tener un 40% del pelo cano a los sesenta y cinco años, pero en los últimos tiempos hemos acelerado el proceso”. Esta degeneración afecta directamente a nuestra imagen y a la percepción que los demás tienen de nuestra edad.
¿Se puede luchar contra ellas?
Las características del cabello como el brillo o la longitud son puramente cosméticas, pero en cuanto a la despigmentación debes saber que tus canas vienen marcadas por tu ADN: desde que nacemos, nuestro código genético marca el pelo que tendremos en la madurez, pero lo que sí podemos hacer es ralentizar ese proceso. ¿Cómo? Mediante tratamientos y productos que traten la despigmentación y el estrés oxidativo. “La raíz, el folículo piloso, está embebida en el cuero cabelludo, por eso es muy difícil con tratamiento típico penetrar”, pero aun así prevenir es curar.
1. Cura Intensiva Bio-Regenerativa pone freno a los efectos del envejecimiento natural, de Miriam Quevedo (65 €/10 viales). 2. Hair Biology de Pantene, Grey & Glowing, línea para mejorar la apariencia y la salud de las canas, contiene aceite de jojoba y antioxidantes, de Pantene (6,99 €/cada uno). 3. Soin Repigmentant, una fórmula a base de pigmentos y un 96% de ingredientes naturales, que realza todos los tonos del cabello, ya sean naturales o teñidos, de Leonor Greyl (43,90 €). 4. Phyto RE30, tratamiento anticanas y tecnología repigmentante sin tintes, de Phyto (49 €).
Otros problemas de la edad capilar
Las canas no son el único problema que debemos cuidar: pierdes estructura capilar, densidad y se reduce el nivel de producción de sebo.
En cuanto a la estructura, el tallo piloso (la zona que crece) tarda en renovarse más: lo que de joven tenía un ritmo de crecimiento al mes de 1cm se ralentiza. En cuanto a la densidad, de jóvenes el tallo es más flexible y más allá de los cincuenta es más frágil y se rompe más. La glándula sebácea también se ve afectada: si de joven la producción de grasa es exagerada, en la madurez puede haber un déficit, por lo que el cabello pierde su barrera de protección y se debilita.
Es un hecho que (casi) todas vivimos, a los veinte tenemos unas melenas sanas, largas y llenas de fuerza, pero a medida que van pasando las décadas vemos cómo se van encrespando, volviendo mate, cambiando nuestros looks… y sobre todo aparecen las dichosas canas.