Dame una base de esmalte y mi manicura dominará el mundo
Ya lo decían los primeros arquitectos de la humanidad: los cimientos son el único secreto del resultado final. Y con la manicura pasa lo mismo
Antes de elegir cualquier esmalte de uñas, lo primero que deberíamos hacer es acondicionarlas como es debido para multiplicar la duración de la manicura y, sobre todo, proteger la uña.
Sin embargo, cuando llegamos al pasillo de los esmaltes y la música celestial comienza a sonar en nuestra cabeza a modo de banda sonora de película de Reese Witherspoon, es inevitable primar el presupuesto para la manicura en el color del esmalte, antes que en la base o el top coat, componentes igual de importantes cuando hablamos de unas uñas perfectas.
La finalidad de la base es la de crear una superficie homogénea y lisa sobre la que luego ir depositando las capas de color. De este modo se consigue que la laca se adhiera mejor y de una pasada de esmalte se cubran todas las zonas, sin necesitar más que las dos capas reglamentarias. El color queda uniforme, más intenso y necesitando solo una capa de top coat para sellar y aumentar su brillo y duración.
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Pero, además de funcionar como pilar de la manicura, la base también protege de los efectos secundarios de los esmaltes más pigmentados. Ay si nos dieran un euro por cada vez que, al pasar el quitaesmaltes por nuestra manicura roja, las uñas nos quedaron teñidas del mismo color… Algo tan habitual en la vida de cualquier persona que se pinta las uñas a menudo es tan fácil de remediar como utilizar una base de esmalte antes de aplicar la laca.
La base actúa como una barrera entre el esmalte y la uña. Por su formulación, muchos esmaltes no solo son muy pigmentados, sino que también contienen químicos que dañan la uña, de ahí que en muchas ocasiones al retirar el esmalte la lámina ungueal quede amarillenta. El abuso de manicuras sin base termina deteriorando la uña haciéndola más débil, frágil y quebradiza.
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El momento idóneo
Llegados a este punto, decir que la base debe aplicarse antes del esmalte es una obviedad; sin embargo, existe una forma adecuada de hacerlo. La lámina debe estar completamente limpia, sin nada de grasa, crema o aceites, para asegurar su adherencia y previa retirada de la cutícula.
La segunda clave es dejar que la base seque el tiempo adecuado. Igual que ocurre con las rutinas de cuidado de la piel, cada paso necesita su tiempo para que nuestro cuerpo lo absorba o, en este caso, se seque. Sobre la uña limpia se debe aplicar una capa de base que cubra toda la superficie, sin resultar demasiado gruesa o, además de tardar en secarse, adquirirá volumen y aparecerán burbujitas. El tiempo de secado dependerá de la base utilizada y la cantidad de producto que se haya aplicado, pero por norma general, con un minuto de espera es suficiente.
Por supuesto, a la base del esmalte se le puede pedir más beneficios además de los que ya aporta a la manicura per se. Por ejemplo, podemos recurrir a una base fortalecedora en el caso de uñas quebradizas, a una base de larga duración, que intensifique el esmaltado, de secado rápido o que esté especialmente indicada para manicuras tipo gel.
En la cesta de la compra
Top Base Nail Polish de Nilens Jord (14,76€). Se puede utilizar como base y como top coat, por lo que el ahorro de espacio y tiempo es muy seductor.
Natural Nail Base Coat de OPI (c.p.v.). Protege la uñas y contribuye a que el esmaltado dure más tiempo en perfecto estado.
Antes de elegir cualquier esmalte de uñas, lo primero que deberíamos hacer es acondicionarlas como es debido para multiplicar la duración de la manicura y, sobre todo, proteger la uña.