Historia de una melena icónica: por qué Raffaella Carrà jamás cambió de look
Además de sacudirse a golpe de cabeza como ninguna, la ya legendaria melena de la Carrà jamás cambió corte, color o peinado. El porqué fue la clave de su éxito
Tan solo basta con tararear las primeras notas de alguna de sus canciones para que nuestro cerebro cree millones de conexiones que nos lleven a una imagen tan nítida como fácilmente reconocible. Raffaella Maria Roberta Pelloni, la gran Raffaella Carrà, fue quizá la primera artista en crear un look beauty tan icónico que no necesitara presentación. Mientras Marilyn Monroe cambió su imagen y tan solo mantuvo su melena corta y cubierta de pulidos bucles unos años, la italiana más atrevida y rompedora del panorama musical creó un look capaz de sobrevivir décadas y de adaptarse a su edad. Raffaella jamás dejó de posar con su mano en alto, adelantándose a las poses estudiadamente relajadas de las influencers, pero tampoco modificó jamás su coloración rubio platino ni sacrificó su corte de pelo.
Décadas más tarde de su éxito estelar, otra italiana de fama mundial repetiría su truco de belleza, con el mismo resultado. “Soy incapaz de cambiarme el pelo, es mi seña de identidad”, confesaba Chiara Ferragni en una reciente entrevista. Sin sacrificar la tonalidad fría de rubio, de marcada influencia setentera, el platino de Raffaella siempre mantuvo la intensidad precisa de color y brillo, siendo una de las primeras usuarias habituales de los champús para matificar el color. Con el paso de los años, vimos cómo muy sutilmente su tono jugaba con el sand hair, transaccionaba al grey blending y terminaba en un rubio prácticamente blanco que solo ella podía lucir con tanto estilo y personalidad.
Para los expertos en coloración, su tonalidad de rubio era única. “Su color siempre estuvo entre el platino y los vainillas, que le iba perfectamente porque le daba un toque muy moderno y de vanguardia que favorecía mucho a su estilo y a su vestuario. Nunca lo cambió porque era su seña de identidad y creo que fue un acierto: cuando una artista encuentra un corte y un estilo que hace que todo el mundo la identifique, nunca lo cambia porque forma parte de su personalidad”, explica a Vanitatis Eduardo Sánchez, director de Maison Eduardo Sánchez.
"El pelo de Raffaella Carrà es uno de los primeros aspectos que asociamos a su nombre. Todo el mundo lo recuerda, junto con su movimiento con él, y es que es difícil olvidarlo. Algo que ella sabía. Ha demostrado conocer y controlar los efectos que su imagen causaba en los demás a través de sus espectáculos y, así, con ese juego estratégicamente distraído, ha lanzado mensajes muy transgresores y a la vez muy divertidos", apunta Raquel Saiz, de Salón Blue by Raquel Saiz (Cantabria).
En sus primeros años como artista, cuando las televisiones aún retransmitían una imagen en blanco y negro y los cardados eran tendencia, Raffaella aún se debatía entre la norma y su estilo personal. Entre el castaño chocolate y el rubio platino. Tras la primera decoloración, comenzó la historia. La elección de un rubio muy claro resaltó notablemente sus facciones. Sus ojos parecían más grandes y abiertos, y su rostro estaba tan iluminado que el siguiente pasó fue cambiar el maquillaje, moviéndose por una paleta oscura en la que el delineado negro muy intenso, los ahumados o las sombras de ojos azules se convirtieron en sus aliados década tras década.
Pero no todo en la icónica melena de Raffaella Carrà era cuestión de color, el corte tenía también un peso determinante. Su primera media melena era de una marcada estética sententera, sin olvidar el guiño al corte Cleopatra. “Tenía un estilo muy personal y que fue absolutamente moderno cuando ella empezó a triunfar, no solo por el color rubio platino, sino también por el largo y por el flequillo. Un estilo que supo actualizar y mantener a lo largo de los años acortando o alargando tanto el largo del cabello como el flequillo, creando un movimiento más lateral”, señala Eduardo Sánchez.
Mientras otras estrellas del momento se habían visto seducidas por el flequillo largo y abierto, peinado a los lados con la raya en medio que dio la fama a Farrah Fawcett y el resto de Ángeles de Charlie, Carrà creó escuela luciendo un flequillo muy recto y a ras de pestañas, con el largo suficiente para cubrir cejas y lograr un potente contraste entre el maquillaje de los ojos en negro y el rubio platino del cabello.
La forma de peinar esa media melena cortada geométricamente, casi con escuadra y cartabón, era el peinado en liso, ahora muy fácil de conseguir con ayuda de la plancha de pelo, pero una auténtica inversión de tiempo y esfuerzos en los 70-80. La naturaleza del cabello de Raffaella jugaba aquí un interesante papel. Aunque abundante, era muy fino y lacio, por lo que, una vez controlado el encrespamiento, el resto del peinado era secar y peinar, haciendo especial hincapié en dar forma al flequillo con ayuda de un cepillo redondo.
Si a la ininterrumpida coloración rubio platino le sumamos las horas de exposición a fuentes de calor -con escasa protección en los 70 y 80-, el resultado de tantos años de melena Carrá debería ser un pelo seco, sin brillo y muy dañado. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, el pelo de la cantante italiana siempre se caracterizó por su color impoluto, su acabado pulido y por su brillo, explicados en parte por las buenas técnicas de coloración, los cosméticos con los que mantenía el correcto matiz de rubio platino con champús morados y, por supuesto, sus regulares visitas al peluquero.
Cuando se tiene el cabello corto o se lleva una media melena, es necesario recortar las puntas cada mes y medio para que el corte de pelo no pierda su forma. 50 años de icónica melena Carrà, sin ningún tipo de alteración en su largo ni forma, son la pista del escrupuloso cuidado que la italiana hacía de su cabello y que ha contribuido a forjar el emblema que es hoy una melena por los hombros, recta, con flequillo y rubia platino; requisito ineludible para rematar “sin amantes, ¿quién se puede consolar?”.
Tan solo basta con tararear las primeras notas de alguna de sus canciones para que nuestro cerebro cree millones de conexiones que nos lleven a una imagen tan nítida como fácilmente reconocible. Raffaella Maria Roberta Pelloni, la gran Raffaella Carrà, fue quizá la primera artista en crear un look beauty tan icónico que no necesitara presentación. Mientras Marilyn Monroe cambió su imagen y tan solo mantuvo su melena corta y cubierta de pulidos bucles unos años, la italiana más atrevida y rompedora del panorama musical creó un look capaz de sobrevivir décadas y de adaptarse a su edad. Raffaella jamás dejó de posar con su mano en alto, adelantándose a las poses estudiadamente relajadas de las influencers, pero tampoco modificó jamás su coloración rubio platino ni sacrificó su corte de pelo.