El look beauty de Teresa Urquijo en su boda: moño trenzado y maquillaje natural

Es una norma no escrita que la novia nunca debe arriesgar con el maquillaje en el día de su boda. Un paso en falso, una imagen muy producida y las fotografías recordarán el traspié o mostrarán una imagen poco cercana con la habitual.

Probablemente, consciente de esto, Teresa Urquijo optó para su boda con el alcalde de Madrid, José Luis Martín Almeida, por subir ligeramente la intensidad de su maquillaje habitual.

Poseedora de una piel sin imperfecciones y de tono uniforme, la joven de 27 años aderezó sus facciones, focalizó en la mirada y cambió su melena ‘frizz’ por un pulido recogido.

El resultado era un look muy beauty muy sencillo y natural con el que jugar a llevar la cara lavada.

Una piel impecable

La preparación de la piel era fundamental en una boda. Además de construir una base que aguante todo el día, hay que tener en cuenta agentes externos como las lágrimas o los flashes de las cámaras. Así que estamos ante un maquillaje de larga duración que no cuartee la piel y que pueda ser modulable, para ir retocándolo a lo largo de la jornada.

En el caso de Teresa Urquijo, su impecable base de maquillaje igualaba el tono y aportaba mucha luminosidad, manteniendo un acabado aterciopelado. Un detalle importante es que era ligeramente más oscura en frente y pómulos, para marcar sus facciones y lograr un sutil efecto de piel besada por el sol, siempre en mate.

Un toque de rubor melocotón, la tendencia de maquillaje de la temporada, calidecía e iluminaba más el rostro. Una vez preparada la piel, mucho más pulida que en su día a día, le tocaba el turno a la mirada, donde apreciamos el cambio más notable.

Las cejas de Teresa Urquijo estaban más definidas, maquilladas del nacimiento a la cola para cubrir cualquier posible calvita. El efecto, al maquillarlas con en un tono similar al de su melena, era el de una mirada enmarcada, algo a lo que no estamos acostumbrados en el look de la joven y que lograba parte de ese favorecedor efecto de cara natural pero con matices.

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Máscara de pestañas y una sombra de ojos muy similar a su tono de piel cerraban el maquillaje de la mirada. La guinda la ponían los labios, pintados también en pro de esa naturalidad que caracteriza a la novia. El tono elegido era un nude de base rosa.

El moño trenzado

Parte de ese efecto ultranatural y luminoso del look al completo se lograba gracias al recogido, un moño bajo con el que el rostro quedaba completamente despejado.

En vez de dibujar una raya central o al lado muy marcada, la ya mujer del alcalde de Madrid, prefería que fuera su cabello el que decidiera donde caer. Es decir, respeto la raya natural de su melena. De este modo, vemos una raya muy poco definida y muy ligeramente a un lado, mientras que la aparte posterior del cabello se peinaba hacia atrás.

Este gesto permitía que se aumentara el volumen en la coronilla, creando un falso efecto de cardado, algo retro. Pero la gracia del moño bajo estaba en la forma de recoger el cabello. Para que este tuviera consistencia y pudiera soportar el peso del velo, se trataba de una castaña construida en una trenza que giraba sobre sí misma.

Al tratarse de un moño bajo, el recogido permitía a Teresa mantener el cabello terso, con un acabado muy pulido, sin riesgo de que ningún mechón se soltara, pero sin tener que soportar un efecto tensor ni mucho peso. Un look pensado y diseñado a medida para el día de la boda y para su especial vestido de novia.