Kim Kardashian colabora con Fendi: así ha conquistado Skims al lujo
Analizamos la estrategia mediante la cual la diseñadora ha conseguido que Skims colabore con una de las marcas más importantes de la industria de la moda
Los rumores estaban en lo cierto: Kim Kardashian va a lanzar una colaboración con Fendi a través de su marca Skims, un mix que llega en un momento en el que las colaboraciones de renombre están más de moda que nunca. Entre el ‘hackeo’ mutuo entre Balenciaga y Gucci y la aventura conjunta de Fendi con Versace, la industria de la moda se ha dado cuenta de que la fórmula para atraer la atención de clientes y prensa, así como para renovar constantemente sus propuestas, radica en lanzar colaboraciones de impacto. Al tratarse siempre de aventuras de tiradas limitadas, están destinadas a convertirse en inmediatos objetos de deseo por los que sus seguidores serán capaces de formar parte de listas de espera casi eternas para acceder a los diseños, que en el momento en el que se agoten, serán los más deseados.
El mes de julio, Kim Kardashian fue fotografiada junto a su equipo visitando las oficinas centrales de Roma de Fendi, desatando así los rumores de que la diseñadora se disponía a lanzar una colaboración con la marca, con la que mantiene una estupenda relación. No solo es amiga de su director creativo, Kim Jones (con el que en verano posó junto a Donatella Versace), sino que ha sido imagen con su familia de la campaña del icónico bolso Peekaboo.
"Fendi y Skims tienen un poder cultural muy diferente, pero igualmente fuerte. Compartimos el deseo de borrar las fronteras y de encontrar puntos comunes, que es la forma mediante la que hemos colaborado”, explica Kim Kardashian, cuya colaboración junto al titán del lujo sale a la venta el 9 de noviembre. Lo que no sabíamos este verano es que en realidad Kim Jones y Kim Kardashian se habían reunido ya el mes de marzo en Cabo San Lucas (México) para poner en marcha una sesión de fitting de diez horas en las que la diseñadora (¿quién si no?) era la modelo. Tras terminar la jornada, volvió a su casa para acostar a sus hijos... O eso asegura, porque no hemos de olvidar que el 'branding' de las Kardashian tiene a la familia como epicentro. Los precios de la colaboración oscilarán entre los 80 y los 4.000 euros, distanciándose así de los asequibles números de Skims, e incluirán desde ropa interior hasta abrigos acolchados y vestidos, aunque Kim asegura que no quiere que Skims se adentre en el prêt-à-porter hasta dentro de un par de años más allá de esta aventura.
Lo cierto es que Skims lleva tiempo poniendo en práctica una estrategia muy meditada para hacer de la marca mucho más que una firma de celebridad, sino un emblema de la moda americana. Cuando salió a la luz, la noticia de que la firma sería la encargada de la ropa interior del equipo americano de los juegos olímpicos, un puesto que jamás antes había existido, Kim logró hacer de su proyecto personal un referente en la moda y en el deporte. Su actual relación con Balenciaga es tan estrecha que es prácticamente imposible que Kardashian sea fotografiada sin llevar diseños imposibles de la marca, y teniendo en cuenta que cada uno de los posts que sube a sus redes cuestan miles de euros, no cabe duda de que tiene alguna relación contractual con la marca que va más allá de la mera amistad.
El que a su vez Kanye West haya confiando en Balenciaga para dar forma al imaginario estético del lanzamiento de su último disco demuestra que hay un negocio subyacente del que esperamos tener pronto más detalles, porque ni Kanye, ni Kim ni Demna Gvasalia hacen nada sin un cheque y sin un proyecto de por medio. Gracias a Balenciaga, por cierto, Kim Kardashian consiguió una vez más ser la más aplaudida en la gala MET, una hazaña muy complicada al 'competir' en cuestiones de estilo con los pesos pesados de la moda. Sin embargo, gracias a una idea conceptual y a atreverse con un look imposible (en el que no faltan unos leggings negros de Skims de unos 60 euros) destinado a ser carne de meme (y sin duda, destinado a ser el disfraz favorito de Halloween), y con este último giro de timón, Kim ha logrado quitarse de encima la imagen que la prensa lleva años intentando crear de ella, la de una descerebrada famosa por ser famosa incapaz de hacer nada, para convertirse en un referente de moda.
No sin antes, por supuesto, haberse aliado con la reina de las tendencias, Kate Moss, que ha sido imagen de Skims. Cuando el icono fashionista de la industria se alía con el icono de la cultura pop, la ecuación está preparada para tener comenzar a escribir un nuevo capítulo en la historia de la moda, que por más que le duela a los más esnobs, ahora se escribe no solo con puntadas, sino también con likes y seguidores.
El olfato de Kim no solo es capaz de anticiparse a las tendencias y llevarlas antes que nadie, sino que también sabe meter en su cóctel empresarial a quienes mejor representan el ‘zeitgeist'. Megan Fox y Kourtney Kardashian son ahora las preferidas de los medios gracias al alarde amoroso que regalan a la prensa y a sus seguidores con sus respectivas parejas, y Kim no ha dudado en juntarlas en una sesión de fotos en la que promocionar Skims.
Es así como la marca cuenta en su equipo ahora con la supermodelo por excelencia, con la élite del deporte americano, con las dos mujeres fetiche de la cultura pop y con una de las marcas de lujo más poderosas del planeta. Skims ha pasado de ser 'una marca de fajas' a 'la marca de América'. La campaña de la colaboración con Fendi ha sido inmortalizada por Steven Meisel, uno de los genios de la fotografía de moda que comprende a la perfección el poder del lujo, pero también de las firmas que más cómodas caminan entre la exclusividad y el día a día, como demuestra el que también haga fotografías para Zara. Puede que a las Kardashian les quede poco en Netflix, pero van a seguir muy presentes tanto en tus redes como en tu armario.
Los rumores estaban en lo cierto: Kim Kardashian va a lanzar una colaboración con Fendi a través de su marca Skims, un mix que llega en un momento en el que las colaboraciones de renombre están más de moda que nunca. Entre el ‘hackeo’ mutuo entre Balenciaga y Gucci y la aventura conjunta de Fendi con Versace, la industria de la moda se ha dado cuenta de que la fórmula para atraer la atención de clientes y prensa, así como para renovar constantemente sus propuestas, radica en lanzar colaboraciones de impacto. Al tratarse siempre de aventuras de tiradas limitadas, están destinadas a convertirse en inmediatos objetos de deseo por los que sus seguidores serán capaces de formar parte de listas de espera casi eternas para acceder a los diseños, que en el momento en el que se agoten, serán los más deseados.