Esther García, la mano que mece la cuna de los grandes desfiles en España: "Fuera admiran el trabajo de Ágatha Ruiz de la Prada, Zara y Mango"

Cuando uno acude a un desfile de moda, más allá de lo previsible, contemplar en directo una nueva colección, existe un componente sorpresa que se desvela al público una vez que el 'show' da comienzo. Minutos de espectáculo que detrás esconden meses de trabajo.

Cada detalle es cuidado, elegido y medido al milímetro meses antes, desde la localización, la distribución del espacio, pasando por el plantel de modelos, maquilladores y estilistas, hasta el seating de los invitados o el montaje final. En España, esa exhaustiva planificación y organización tiene nombre y apellido, Esther García. Ella es la mano que mece la cuna de los grandes desfiles y las semanas de la moda en nuestro país. Directora artística y escenógrafa de Esma Events, su empresa es la encargada de levantar la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, la 080 Barcelona Fashion y otros macrodesfiles fuera y dentro de nuestras fronteras. Agujas 'made in Spain' tan reconocidas como Teresa Helbig o Delpozo, y casas de moda internacionales como Dior, confían en ella. Una mujer con un curriculum envidiable y experiencia de sobra, lleva más de tres décadas dedicada a la moda, con la que Vanitatis ha hablado en exclusiva.

"Montar un desfile de moda es un proceso que requiere una cuidadosa planificación y coordinación. Cada paso es esencial para lograr un evento exitoso que no solo exhiba la ropa, sino que también cuente una historia y emocione a los asistentes", señala la directora artística y escenógrafa. Esto es lo que se vive estos días en Madrid con su semana grande. Como cada temporada y así, dos veces el año, el pabellón 14.1 de IFEMA (Feria de Madrid) acoge la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Mientras Simorra, Fernando Claro, De la Cierva y Nicolás, Isabel Sanchís, Malne, Berhanyer, Custo Barcelona o Dolores Cortés exhiben sus propuestas para la primavera-verano de 2025, Esther García y su equipo están entre bambalinas coordinando que todo salga bien.

"En un desfile intervienen 17 personas directas del equipo y todos los socios que necesitamos para llevarlo a cabo. Estoy muy orgullosa de mi equipo e intento inculcarles toda la pasión y experiencia que he acumulado en mis 30 años dedicados al sector. No es oro todo lo que reluce; hay mucho trabajo previo y es crucial una gran organización, completamente abierta a cambios y modificaciones que son constantes hasta que termina la 'fashion week'", argumenta.

En este contexto, descubrir quién es Esther García, cuándo arrancó su carrera en la industria de la moda, cómo es su día a día y cuál es el secreto para montar un desfile de éxito, era obligado.

¿Quién es Esther García?

Esther es una persona inquieta, activa o hiperactiva (risas). Es amiga de sus amigos y siente admiración absoluta por toda su familia. Esther es una apasionada de su trabajo, persistente y perfeccionista. Le gusta marcarse retos, ¡descubrir nuevos materiales, nuevas formas, nuevas tecnologías, nuevos efectos lumínicos y audiovisuales e implantarlos en los proyectos para sus clientes! ¡Le gusta tener una relación estrecha con cada uno de sus clientes e intentar formar parte de sus éxitos! Me dedico a diseñar el concepto creativo para vender el producto que el cliente quiere darle luz. Junto a un maravilloso equipo, diseñamos, producimos y organizamos cualquier tipo de evento con una mirada actual, donde el arte, la cultura, la arquitectura, la ambientación lumínica y sonora y la gastronomía forman parte de las herramientas que lo complementan. En el caso de los desfiles me encanta encontrar nuevos rostros y constatar con los años que los seleccionados son los que luego despuntan en las pasarelas y campañas más importantes del mundo de la moda.

¿Cómo llegaste al mundo de la moda?

Desde pequeña, siempre tuve una relación muy especial con la ropa. Me gustaba transformarme, adoptando distintos personajes más clásicos o informales según mi estado de ánimo. Nací en Andorra, un lugar con tiendas maravillosas, aunque desconocía por completo el sector de la moda. Al llegar a España, mi camino tomó un giro inesperado. Entré por casualidad en una empresa de organización de eventos. Fue entonces cuando la directora de casting me ofreció un puesto en su departamento y allí descubrí el fascinante mundo de la moda. Más tarde, abrí mi propia empresa. Nunca imaginé trabajar en este sector, pero mirando hacia atrás, todo parece haber sido un viaje predestinado que encajó perfectamente con mis intereses y habilidades desde la infancia.

¿Qué es la moda para ti?

Es mucho más que una simple tendencia, es un reflejo vibrante y multifacético de lo que está en auge en todas las formas de arte. Desde la ropa que vestimos hasta las obras de arte, la arquitectura y la gastronomía, cada elemento forma parte de un conjunto dinámico y en constante evolución. La moda, en su esencia, es una celebración de la creatividad y la innovación, un lienzo donde convergen estilos, culturas y emociones diversas. Todas estas artes son las que me rodean y en las que estamos constantemente buscando innovación y sorprendernos a nosotras mismas, para así sorprender a los demás. En resumen, la moda es una celebración de lo actual y lo innovador en todas las artes, y su impacto es tan profundo como emocionante.

¿Cómo es tu día a día de trabajo?

Mis días son siempre distintos, lo que hace que mi trabajo sea emocionante y dinámico. Viajo prácticamente cada semana. Hay días dedicados a reuniones con clientes, otros días los paso en la oficina e incluso, a veces, explorando nuevas ciudades, tratando de encontrar la localización ideal para nuestros eventos. También hablo mucho por teléfono con proveedores y clientes, trabajando en los detalles finales de la producción para asegurarme de que todo salga perfecto. La coordinación es clave, y cada detalle cuenta para lograr un resultado impecable. Por supuesto, hay momentos en los que me siento en mi ordenador para contestar correos y elaborar presentaciones. ¡Cada día es una mezcla de creatividad, planificación, ejecución y sorpresas!

¿Cómo se monta un desfile de moda? ¿Cuál es el proceso, desde la idea hasta el montaje ese día?

Lo primero que hacemos es estudiar muy bien la colección: los tejidos, los bocetos, las proporciones y el relato que quiere transmitir el diseñador. Este análisis inicial es fundamental para asegurarnos de que cada detalle del desfile refleje fielmente la visión creativa del diseñador. A partir de aquí, lo más importante es la localización. Seleccionamos el lugar adecuado al relato de la colección, considerando el número de invitados y la capacidad necesaria para albergar vestuario, sala de peluquería y maquillaje, y un espacio adicional para un cóctel en caso de ser necesario, con actuación incluida. Nos gusta crear diferentes impactos en una misma localización, si es posible. Confirmada la localización, se inicia el proceso de distribución del espacio. Diseñamos el recorrido de la pasarela, la escenografía, y la ambientación lumínica y sonora. A continuación, coordinamos al equipo necesario para el desfile. Seleccionamos los modelos adecuados que encajen con el estilo de la colección, y trabajamos con maquilladores y estilistas para definir los looks que complementen la ropa. En la fase previa al desfile, intentar organizar ensayos para asegurar que todo salga perfecto. Se hacen ajustes finales en la iluminación, audiovisuales, escaletas, coreografías, tiempos, etc. La comunicación constante entre el diseñador y todos los miembros del equipo es esencial durante esta etapa para solucionar cualquier imprevisto. Finalmente, el día del desfile, todo el esfuerzo y la planificación se ponen en acción. Desde el montaje del escenario hasta la última revisión de vestuario, cada detalle se cuida meticulosamente. Durante el evento, el objetivo es crear una experiencia inolvidable para el público, mostrando la colección en su máximo esplendor.

¿Qué sientes al trabajar mano a mano con los mejores diseñadores y las mejores marcas?

¡Me encanta! Admiro mucho el trabajo que realizan y la relación que mantenemos. Muchos de ellos acaban siendo amigos; compartimos comidas, cenas o simplemente nos tomamos algo y charlamos durante horas. Con aquellos con los que no llegamos a ese nivel de cercanía, mantenemos una excelente relación de respeto mutuo y complicidad. No entiendo otra forma de trabajar. Para mí, es fundamental acompañar, ayudar y apoyar su labor, y plasmar de forma creativa sus prendas y reforzar su identidad. La emoción de ver cómo una colección cobra vida en la pasarela es indescriptible. Cada colección cuenta una historia, y nuestro trabajo es asegurarnos de que esa historia se transmita con toda su fuerza y belleza. Somos los conectores entre la marca y sus receptores.

¿Cuál es el desfile más importante que has organizado hasta ahora?

Es difícil decir cuál es el desfile más importante para mí, ya que cada uno tiene un lugar especial en mi corazón. Siempre recordaré con emoción el desfile que tuvo lugar en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. También, el desfile de Mango en la Caja Mágica de Madrid por la magnitud de la escenografía, y los desfiles de Delpozo en Nueva York y Londres, que, junto a las maravillosas colecciones, estilismo y escenografía, lograron momentos memorables y mágicos, un verdadero sueño con un gran retorno internacional. El desfile de Pedro del Hierro en el Museo del Ferrocarril de Madrid fue una maravilla, al igual que el desfile de Dior en Sevilla. El de Teresa Helbig en París fue impresionante, con una colección y una escenografía que, junto a las vibraciones de todos los equipos, lo hicieron memorable. Además, el reciente desfile de Desigual y muchos más que recuerdo con mucho cariño y satisfacción.

En tu opinión, ¿de qué salud goza la industria de la moda en España?

Considero que España está de moda internacionalmente y que esto es solo el comienzo. En pasarelas, creo que se ha hecho una labor muy importante por parte de las instituciones para promocionar y difundir a nuestros diseñadores y marcas. Se han realizado desfiles maravillosos con recursos limitados, pero de gran nivel, tanto por las colecciones como por las plataformas. Es una lástima que, hasta ahora, en España se tenga la tendencia a pensar que lo de fuera es siempre mejor. Nunca he estado de acuerdo con ello. He defendido muchísimo el arte de los diseñadores nacionales, las puestas en escena que se han realizado, los modelos que participan en los desfiles, muchos de ellos españoles y de los mejores del mundo, las ambientaciones lumínicas y sonoras, y un público muy entregado. Los diseñadores españoles reúnen artesanía, creatividad, calidad, innovación y mucha alma y pasión, todo ello junto es de un valor increíble.

¿Cuál es la visión de la moda española fuera de nuestras fronteras?

Respetan muchísimo a Ágatha Ruiz de la Prada como diseñadora y conocen las grandes marcas como Zara, Mango y Desigual. Creo que miran lo que se hace en España, pero los diseñadores todavía no tienen el músculo suficiente como empresarios.

¿Qué anécdotas recuerdas? Alguna que te apetezca contar.

Recuerdo que, en el último paso de un evento, cuando ya di la orden de la actuación definitiva y todos los invitados estaban distendidos hablando y bailando, me caí de una larga escalera que habíamos construido para acceder al control técnico. Fue una sensación surrealista. Mientras rodaba peldaño a peldaño, con el móvil en una mano y un micrófono en la otra, un grupo de invitados exclamaba horrorizado al ver lo que ocurría. Al llegar al suelo, me levanté y les dije que no se preocuparan, que estaba bien, aunque sentía la sangre deslizarse por mi rostro. Por suerte, no había mucha luz y fui directamente a la ambulancia. Cuento esta historia porque a partir de aquel momento les dije a mi equipo que, si alguna vez me ocurría algo, el evento no podía detenerse. Les pedí que siguieran adelante y que, cuando los invitados se fueran, se ocuparan de mí. Un evento no puede ser interrumpido por ninguno de nosotros. Esa experiencia me enseñó que la dedicación y el compromiso con nuestro trabajo deben prevalecer siempre, asegurando que cada desfile sea una experiencia inolvidable para todos los presentes, sin importar los obstáculos que enfrentemos. Y, por cierto, ya me aseguré de que la próxima escalera sea un poquito menos traicionera. ¡Más vale prevenir que rodar!

Los desfiles, ¿tienen futuro?

Sí, por supuesto, un desfile es el medio de comunicación con más retorno, donde se escenifica la máxima creatividad de un diseñador, es la vía de comunicación más clara de difundir su colección. El futuro es que siga siendo el escaparate más directo para presentar la colección creando una experiencia identitaria muy visual y sensorial única e insuperable