Fornells, el precioso pueblo de Menorca que tienes que visitar este puente de mayo
Es pensar en ir a una isla y se nos ponen los dientes largos. Esta vez ponemos rumbo a las Baleares. Pero ni a Ibiza ni a Formentera. Nos quedamos en esta villa menorquina. Blanca y de pescadores
Confesamos, otra vez, nuestro amor por las islas. Esos pedazos de tierra que son como barcos en el mar. Y ahora es Menorca la que se ha hecho grande, gigante, en nuestro mapa. Y dentro de Menorca, porque había que elegir, Fornells, uno de esos pueblos marineros en los que siempre nos gusta echar el ancla. Porque están estratégicamente situados, porque tienen una arquitectura típica cuidadísima y con mucho encanto, y porque conservan, reúnen, transmiten todo el espíritu isleño. No se podía pedir más. Si este 1 de mayo vas a cruzar el puente, por decirlo de manera más metafórica, que este te lleve hasta aquí. A uno de los pueblos favoritos del rey Juan Carlos. Te contamos por qué.
Un lugar en las Baleares
Podíamos haber puesto rumbo a Portocolom, Sóller o Deià en Mallorca o a cualquier rincón de la sirena Ibiza, por tentadora, por no hablar de la divina Formentera, pero, cosas de la vida, hemos decidido poner a nuestra escapada el sello menorquín y venirnos hasta la bahía en la que se alza Fornells, al norte de la isla (y de las Baleares) y dentro del municipio de Es Mercadal, que está en la falda del Monte Toro, la mayor altura de la isla. Aquí estarás a refugio de la Tramontana.
Con mucha miga y Barbarroja en acción
Fornells tiene mucho que contar, porque no es un lugar de veraneo nacido al calor del boom turístico setentero, o similar, sino que ya existía en tiempos remotos -no todo iba a ser modernidad-. Ahí está su iglesia paleocristiana del puerto, la atalaya medieval de la Mola de Fornells, que vigilaba la costa norte menorquina, y las incursiones, que no leyendas, de Barbarroja, que haberlo lo hubo (siglo XVI), toda una pesadilla para el Imperio español, sobre Mahón, que redundaron en la construcción del castillo de San Antonio.
Casas típicamente fornelleras y más
Con el castillo llegó el asentamiento urbano y se empezaron a construir las casas blancas y pintorescas de las que ahora tanto podrás presumir en Instagram. Y eso fue en el siglo XVII, pobladas al principio en su mayoría por soldados. Y con los habitantes, la iglesia, consagrada a San Antonio, para darle más brío patrimonial al lugar, al que contribuyó con el andar de los años la Torre de Defensa, de época británica, principios del XIX, para guardar la entrada del puerto. Desde allí, las vistas, como cabía esperar, son magníficas. Además, hay un yacimiento arqueológico romano junto al puerto natural de Sanitja, viaje en el tiempo (siglo I a.C.), una torre más en la Isla de Ses Sargantanes, la Casa del Contramaestre (años veinte) y, por supuesto, el faro, llamado de Cavallería (1857). No todo es playa en Fornells, ni todo chiringuito.
Un paraíso naturalmente bello
A la belleza de su núcleo urbano, con barcos, hay que sumar la de su entorno, que está formado por barrancos y cuevas, entre las que hay que destacar la Cueva de los Ingleses y Na Polida, además de los islotes de Porros, Revells, Tosqueta y Sargantanes. A los amantes de la fauna, les esperan los invertebrados en la Sima de la Albufereta, las gaviotas patiamarillas merodeando por el puerto pesquero y los papamoscas de color gris entre el núcleo urbano y la Torre de Fornells, pero para el goce de esto último habrá que esperar al verano. ¿Y esa cala en la que soñar que se está precisamente en ella? Tirant, Cavallería o Pregonda, la cala roja, por el color de su arena. Y ni que decir tiene que aquí el submarinismo, la vela o el kayak son casi casi obligados.
En la ruta gastro de don Juan Carlos
Y lo que no habíamos dicho todavía, en este pueblo de Menorca se come la mejor caldereta de langosta. Que se lo pregunten al rey emérito, que suele dar cuenta de ella cuando sale de ruta gastronómica en clave balear e incluso se dice, se cuenta, se comenta, que es su plato favorito. Te la ofrecerán en cualquiera de los restaurantes que jalonan su paseo marítimo. Recién traída a puerto, como todo el pescado y el marisco, por sus pescadores. Por ejemplo, en El Pescador de Menorca (C/ Rosari, 5).
Dónde dormir
Tramontana Park tiene apartamentos con vistas a Cala Tirant, con estética menorquina, que siempre se agradece, piscina y restaurante bufet para comer viendo el mar. Otra opción similar son los apartamentos de Carema Garden Village, en el mismo entorno. El resort tiene dos piscinas, tres restaurantes y un programa de animación para niños y adultos. Como si todo lo que hay en la isla fuera poco… Precio: desde 42 euros. Un punto de partida perfecto para coger el Camí de Cavalls, un sendero que circunvala la isla.
Confesamos, otra vez, nuestro amor por las islas. Esos pedazos de tierra que son como barcos en el mar. Y ahora es Menorca la que se ha hecho grande, gigante, en nuestro mapa. Y dentro de Menorca, porque había que elegir, Fornells, uno de esos pueblos marineros en los que siempre nos gusta echar el ancla. Porque están estratégicamente situados, porque tienen una arquitectura típica cuidadísima y con mucho encanto, y porque conservan, reúnen, transmiten todo el espíritu isleño. No se podía pedir más. Si este 1 de mayo vas a cruzar el puente, por decirlo de manera más metafórica, que este te lleve hasta aquí. A uno de los pueblos favoritos del rey Juan Carlos. Te contamos por qué.
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