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Egue y Seta: interioristas que traducen deseos en lenguajes bellos y prácticos
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ARQUITECTURA E INTERIORISMO

Egue y Seta: interioristas que traducen deseos en lenguajes bellos y prácticos

Es imposible ser brillante sin hacerse preguntas de una manera prácticamente obsesiva. Estos dos decoradores se replantean todo con cada uno de sus proyectos. No dan nada por hecho y es ahí donde reside su genialidad

Foto: Daniel Pérez (Egue) y Felipe Araujo (Seta), fundadores de Egue y Seta. (Cortesía)
Daniel Pérez (Egue) y Felipe Araujo (Seta), fundadores de Egue y Seta. (Cortesía)

Lo que más nos gusta del dúo que forman Daniel Pérez y Felipe Araujo es su visión tan profunda, y a la vez tan liviana, del diseño de interiores. Los fundadores de Egue y Seta son capaces de enfrascarse en una disertación sobre el uso antropológico de los espacios sociales, al tiempo que se cuestionan la belleza de lo cotidiano o se replantean el significado del lujo; pero todo sin dejar de escuchar esa vocecilla interior que les lleva a crear lugares únicos, divertidos y vívidos.

Sorprende conocer a unos interioristas que, de verdad, dejan que sus clientes sean los protagonistas. Ellos no juzgan, materializan las ideas de otros a través de las paredes, los muebles y los adornos, dejando ver su genialidad en su capacidad para interpretar deseos de manera sublime.

Hablamos con Felipe acerca de cómo son las entrañas del estudio, de sus divagaciones sobre lo estético y lo funcional, sobre su inspiración —más conceptual que gráfica— y sobre cómo afrontan los proyectos que sus clientes les confían.

placeholder El baño de la casa bipolar, un proyecto de Egue y Seta en el Ensanche barcelonés, con el que lo apuestan todo al más es más. (Cortesía)
El baño de la casa bipolar, un proyecto de Egue y Seta en el Ensanche barcelonés, con el que lo apuestan todo al más es más. (Cortesía)

¿Cómo fueron vuestros inicios?

En mi caso se trató de una combinación de vocación y circunstancias. Yo había completado una licenciatura en Diseño Gráfico, tras haber abandonado la carrera de Arquitectura en el tercer año. Sin embargo, cuando me puse a escribir el proyecto final de carrera, ya estaba un poco cansado de ‘la página y la pantalla’ y quería volver al espacio. Por eso, hice un proyecto que intentaba resolver señalización y memoria colectiva en el espacio público urbano y a partir de gráfica en el entorno. Las implicaciones antropológicas, sociales y técnicas de ese trabajo me resultaron muy interesantes, tanto que hice un máster en diseño de espacio público, y después otro de diseño de espacio de trabajo y residencial, en donde acabé conociendo a Daniel.

placeholder Cocina de una vivienda en Girona. (Cortesía)
Cocina de una vivienda en Girona. (Cortesía)

La decisión de asociarnos fue más bien un acuerdo para colaborar puntualmente en un proyecto pequeño y breve. Sin embargo, el cliente quedó tan contento que nos encargó más trabajos y nos contactó con nuevos clientes. Un par de años después, la cantidad de trabajo que nos estaba surgiendo de manera independiente justificaba la reducción a medio tiempo en nuestros respectivos despachos, y más tarde decidimos dar el salto completo para constituirnos como estudio, sin saber que en pocos meses nos estaríamos sumiendo en la crisis económica de 2008-2011 que nos mantendría bastante desocupados.

placeholder Las librerías, una de las obsesiones de Felipe Araujo. (Cortesía)
Las librerías, una de las obsesiones de Felipe Araujo. (Cortesía)

¿Cómo se diseña y se escucha al cliente a la vez?

Pensamos, quizá, que nuestra singularidad radica más bien en intentar no anular la singularidad de los gustos de nuestros clientes, en no querer imponer las tendencias actuales o nuestros gustos particulares sobre sus preferencias y estilos de vida. Los diseñadores debemos aportar más experiencia en la traducción de los gustos de terceros al lenguaje de los espacios habitables y lo construible, siempre dentro de una armonía estética y un presupuesto. Menos ínfulas de gusto ‘exquisito y cultivado’ y menos recetas de ‘saber vivir’.

¿Significa esto que todos nuestros proyectos son diametralmente distintos, o que no puede encontrarse ninguna constante o repetición en ninguno de ellos? Ya nos gustaría poder decirlo, pero no sería cierto. Nos gusta creer que estas constantes son menos estilísticas que filosóficas; que en todos nuestros proyectos hay, quizás de forma subyacente, una concepción del lujo vinculada a la versatilidad y al flujo abundante de la luz natural, que la distribución y la circulación exhaustivamente analizada se percibe de forma transversal en todo el book del despacho; que la preocupación por vincular el interior y el exterior se nota siempre… aunque sabemos que eso es bastante más difícil de apreciar a simple vista.

placeholder La búsqueda del equilibrio entre lo funcional y lo bello al estilo Egue y Seta. (Cortesía)
La búsqueda del equilibrio entre lo funcional y lo bello al estilo Egue y Seta. (Cortesía)

¿Cuáles son las constantes de Egue y Seta?

Lo constante, quizá, sería el enfoque o, más bien, la voluntad de cambiarlo. No pensamos que exista una postura única que funcione para todos los proyectos. Funcionalidad versus belleza, practicidad o confort, versatilidad o atemporalidad son temas que admiten muchas consideraciones y que, a pesar de haberse planteado a menudo como la disyuntiva paradigmática, no siempre suponen el sacrificio de una cosa por la otra.

Entendemos que hay cosas que no tienen otra función que la de ser bellas, o adornar, como una escultura o un jarrón, y otras que no tienen más que funcionar correctamente y que, en la medida que lo hagan, son hermosas sin que tengamos que maquillarlas, como un ladrillo, una viga o un espejo. Luego tenemos las hibridaciones con porcentajes de funcionalidad y belleza dispares.

En un extremo y, por poner un ejemplo, están los divanes, esa especie de tronos posmodernos que han de ser principalmente hermosos o elegantes, aunque permitan una eventual sentada breve y sofisticadamente distendida. En el otro extremo, las camas, las escaleras, los grifos y los inodoros, que admiten y agradecen la exploración de sus limitadas posibilidades estéticas, pero que siempre y por encima de todo, habrán de cumplir una función muy concreta de la forma más cómoda o eficiente.

Por último, o más bien al principio de todo, están los usuarios, cada uno con sus estándares y expectativas y con el particular tipo de sacrificios que está dispuesto a hacer en nombre del confort o, por el contrario, de la estética.

“Intentamos no juzgar y recordar más bien que hay gente que es feliz sobre tacones y gente que se ve bien descalza. No olvidar que la corbata es tan elegante como incómoda, y necesaria o ridícula según la ocasión”

¿Con qué espacio disfrutáis más?

Creo que todos disfrutamos más diseñando esos espacios en los que nos la pasamos bien o que sabemos apreciar. Esto quiere decir que probablemente en el despacho todos tengamos una respuesta distinta para esta pregunta. A mí me gusta comer, compartir y tener amigos en casa, por lo que es natural que disfrute diseñando esas cocinas-living de ahora, que han relegado el salón a mero mirador de Netflix. Si me lo permiten, además, voy metiendo estanterías y bibliotecas ahí donde quepan, pues los libros son algo de lo que disfruto en primera persona y que, además de su valor práctico, de pasatiempo o intelectual, les atribuyo en conjunto un valor estético como objeto decorativo. Una biblioteca repleta y bien organizada, para mí, es toda una obra de arte o una escultura de pared.

placeholder Upper West Salamanca (The Bathroom Act) fue la propuesta para el espacio de Bathco en Casa Decor 2023 de Egue y Seta. (Cortesía)
Upper West Salamanca (The Bathroom Act) fue la propuesta para el espacio de Bathco en Casa Decor 2023 de Egue y Seta. (Cortesía)

Daniel, sin embargo, tirará más hacia el jardín y la terraza con piscina y barbacoa. No obstante, decir que solo disfrutamos diseñando los espacios en los que nos la pasamos en grande equivaldría a decir que a nadie puede gustarle diseñar un hospital, una oficina o un tanatorio, y esto no es verdad. Creo que los programas hiperespecíficos tienen también su encanto, y en ese sentido, solemos disfrutar mucho de estas oportunidades (escasas) en la que se nos presenta la ocasión de diseñar espacios menos hedonistas y con una funcionalidad muy concreta.

Ya por último está el tema de la escala. Llamadlo masoquismo, pero siendo muy honesto, disfruto más distribuyendo pisitos pequeños. Hay en este disfrute de lo mini algo de reto métrico, personal y también, he de reconocer, algo de miedo al vacío en el caso de los espacios muy grandes.

placeholder Queda clara la otra obsesión de nuestro protagonista: los revestimientos. (Cortesía)
Queda clara la otra obsesión de nuestro protagonista: los revestimientos. (Cortesía)

¿Algún fetiche a la hora de diseñar?

Más que un fetiche, supongo que tengo un problema serio con la continuidad de revestimientos. Una obsesión tal que hace que en todos los sitios y de manera casi compulsiva quiera generar una especie de umbral, hasta el punto de que la sola mención de la palabra en el despacho es ya un chiste.

También los libros y los divanes, junto con las lamparitas enanas de sobremesa, los cabeceros enormes, las contraventanas y las alfombras golosas, he de admitir que siempre me tientan, aunque no encajen con la misma frecuencia con todos los gustos o en todo lugar. Los fetiches, como tales, son siempre muy personales y por eso intento que no se me noten tanto o, al menos, no imponérselos a los clientes.

placeholder Proyecto Soprema, oficinas que son todo menos aburridas. (Cortesía)
Proyecto Soprema, oficinas que son todo menos aburridas. (Cortesía)

¿En quién o en dónde encuentras inspiración?

¿Os acordáis del casoplón aquel donde matan a la versión androide de Josh Hartnett en 'Black Mirror'? Me pareció una auténtica locura retrofuturista, sesentera a más no poder. Una prueba más de que el futuro nunca acaba siendo como lo pensamos, un ejemplo estupendo de todo lo que los ochenta, en lo que respecta a la arquitectura interior, no llegaron nunca a ser. En cualquier caso, acabé maravillado por esa capacidad de recuperar la sensibilidad estética de una época para proyectarla al futuro desde un presente posterior, y en conjunto me pareció toda una pirueta estilística muy de envidiar. Quiero decir con esto que quizá nos acaban inspirando más o generando mayor entusiasmo un enfoque, un proceso o los derroteros mentales que han precedido a un resultado estético concreto.

placeholder La armonía tiene distintas formas y colores. (Cortesía)
La armonía tiene distintas formas y colores. (Cortesía)

Aunque para obtener ejemplos y referencias no hay nada mejor que internet, las redes y sus blogs, quizá venga bien procurarse otras experiencias menos producidas o monosensoriales y salir, caminar para mirar escaparates y trastear los mercadillos; sentarse a leer en donde sea algo sin mucha trama, pero muy evocativo; irse de festival o de copas al sitio más trendy de la ciudad para ver cómo se viste, se peina y se baila la peña más joven y extrema; o si nos coincide, una escapada a alguno de esos sitios que aún no aparecen en nuestro feed de Instagram. Lo que sea con tal de conjurar ese estado de roaming mental o mirada desenfocada y de gran angular, que tiene ganas de sorprenderse y admirar, que al final son prerrequisito para la verdadera inspiración.

placeholder Vivienda particular y muy singular. (Cortesía)
Vivienda particular y muy singular. (Cortesía)

Futuros proyectos…

placeholder ¿Por qué Egue y Seta? Por caprichos de sus respectivas dicciones. Daniel tiene rotacismo y no pronuncia correctamente el fonema 'r', mientras que Felipe es de origen venezolano y pronuncia la zeta como 'seta'. Diferenciarse o morir. (Cortesía)
¿Por qué Egue y Seta? Por caprichos de sus respectivas dicciones. Daniel tiene rotacismo y no pronuncia correctamente el fonema 'r', mientras que Felipe es de origen venezolano y pronuncia la zeta como 'seta'. Diferenciarse o morir. (Cortesía)

Todos los que nos propongan. Ahora mismo estamos trabajando en cuatro casas en la provincia de Barcelona, dos en Madrid, una en Valencia, otra en Mallorca y en el reacondicionamiento de dos sedes de oficinas.

Lo que más nos gusta del dúo que forman Daniel Pérez y Felipe Araujo es su visión tan profunda, y a la vez tan liviana, del diseño de interiores. Los fundadores de Egue y Seta son capaces de enfrascarse en una disertación sobre el uso antropológico de los espacios sociales, al tiempo que se cuestionan la belleza de lo cotidiano o se replantean el significado del lujo; pero todo sin dejar de escuchar esa vocecilla interior que les lleva a crear lugares únicos, divertidos y vívidos.

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