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Adolfo Montserrat: de arquitecto a rey de las salchichas suecas en el barrio de Salamanca
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LOS JUEGOS DEL HAMBRE

Adolfo Montserrat: de arquitecto a rey de las salchichas suecas en el barrio de Salamanca

En Madrid acaba de abrir un experimento que responde al nombre de Vikingbox, consagrado al despacho de sabrosos bocadillos de salchichas. Tras el invento encontramos a Adolfo Monserrat y a José Ramón Domínguez Barbadillo

Foto: Adolfo Monserrat, arquitecto de profesión, emprendedor sin fronteras y coartífice de un éxito llamado Vikingbox. (Cortesía)
Adolfo Monserrat, arquitecto de profesión, emprendedor sin fronteras y coartífice de un éxito llamado Vikingbox. (Cortesía)

Empecemos por lo práctico, por lo obvio. Tenemos entre las manos el mejor bocadillo de salchichas suecas que jamás hemos disfrutado en Madrid. Redoble de tambores, hemos alcanzado un éxtasis de calidad con una propuesta gastronómica de lo más sencilla; bueno, en verdad no tan simple, ya que siglos de expertise escandinavo viajan en cada uno de estos pequeños grandes majares. Salchichas de cordero, cerdo, ternera, jabalí o ciervo —también las hay veganas—, al abrigo de un pan certificadamente artesanal, nos observan antes de ser ingeridas.

Ahora vayamos al principio de esta historia con aires del norte y sol de Cádiz. En la capital del reino acaba de abrir un experimento que responde al nombre de Vikingbox consagrado al despacho de bocadillos de salchichas suecas —que también puedes pedir que te lleven a casa en plan delivery—. Tras el invento nos encontramos a un español de aspecto escandinavo, Adolfo Monserrat arquitecto de profesión y emprendedor sin fronteras— y a su socio, puro Cádiz, José Ramón Domínguez Barbadillo.

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placeholder Adolfo Montserrat, un auténtico Vikingbox. (Cortesía)
Adolfo Montserrat, un auténtico Vikingbox. (Cortesía)

Se imponen unos breves apuntes en clave de crónica social —después de todo somos Vanitatis, la mejor revista consagrada a la crónica social de este país—. Decíamos que Adolfo Monserrat está casado, desde septiembre de 2021, con Asunción Barbadillo —de las muy nobles bodegas Barbadillo de Sanlúcar de Barrameda, historia de España—. De esa unión nació otra, la de José Ramón Domínguez Barbadillo, primo de Asunción, y Adolfo. Asuntos de familia bien llevados gracias a una visión de negocio que solo apunta en una dirección: la del éxito.

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A Adolfo le gusta decir que “no solo de hamburguesas vive el hombre”, y es verdad. Con este idea en la cabeza, y fruto de sus viajes por el norte del globo terráqueo, decide abrir en Madrid, en el número 106 de la calle Castelló, un nuevo concepto inédito en la capital: Vikingbox. El que golpea primero, golpea dos veces.

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Inspirado en la tradición culinaria de los pueblos escandinavos, Vikingbox es un homenaje al bocadillo de salchicha que durante décadas ha dotado de fuerza a los aguerridos habitantes de los países nórdicos. Salchichas frescas y de calidad, riquísimas en sabor y perfectamente aderezadas.

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Punto importante: los proveedores. Monserrat solo trabaja con los mejores, empresas tradicionales que siguen elaborando sus salchichas al modo tradicional, con el ahumado —con maderas de arce o haya— como momento estrella. Pan recién horneado, salsas espectaculares y una base de delicioso chucrut completan la jugada.

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Hablamos de salchichas clásicas —de cordero, cerdo o ternera— o exóticas —de jabalí o ciervo—. Cada bocadillo se puede personalizar con distintos tipos de salsa, que van de lo suave a lo muy picante, como por ejemplo la balder —crema suave de mostaza—, la vidar —de pimientos verdes, orégano, cilantro y perejil—, la löfn —de pimientos asados— o la ragnar —de pimientos asados picantes—. Delicias todas ellas avaladas por el mismo Asgard, dios mayor y padre de todo en la península escandinava.

placeholder Vikingbox. C/ Castelló, 106. Madrid. (Cortesía)
Vikingbox. C/ Castelló, 106. Madrid. (Cortesía)

“Hemos puesto todas nuestras energías para conquistar Madrid, y no precisamente de forma silenciosa —advierte Adolfo Monserrat—. Aquí estamos para hacer ruido, mucho ruido. Somos los salchicheros del barrio de Salamanca, porque no solo de hamburguesas vive el hombre”. Amén, hermano.

¿Y la familia? Bien, gracias

Aprovechando que el Guadalquivir desemboca en Sanlúcar de Barrameda y que nuestros protagonistas pertenecen a la familia Barbadillo, hagamos un poco de historia de esta bodega mítica, una de las más importantes del Marco de Jerez y de España. Las bodegas Barbadillo fueron fundadas hacia 1821 por Benigno Barbadillo y Ortigüela y su primo Manuel López Barbadillo. Ambos habían nacido en Covarrubias (Burgos), pero se fueron a hacer las Américas a México, donde en veinte años lograron fortuna. De vuelta a España, se instalan en Sanlúcar de Barrameda y adquieren su primera bodega, El Toro.

En la actualidad, Barbadillo es propietaria de 500 hectáreas de viñedos y sus bodegas, repartidas en torno al castillo medieval de Santiago, ocupan una superficie total de más de 73.000 metros cuadrados con capacidad para más de 30 millones de litros. Sus marcas más conocidas son los manzanilla Solear y Mil Pesetas, el Pedro Ximénez La Cilla y los palo cortado Obispo Gascón y Castillo de San Diego. Entre sus joyas encontramos Versos 1891, un amontillado viejo del que solo se ponen a la venta cien botellas al año a un precio de 10.000 euros.

Empecemos por lo práctico, por lo obvio. Tenemos entre las manos el mejor bocadillo de salchichas suecas que jamás hemos disfrutado en Madrid. Redoble de tambores, hemos alcanzado un éxtasis de calidad con una propuesta gastronómica de lo más sencilla; bueno, en verdad no tan simple, ya que siglos de expertise escandinavo viajan en cada uno de estos pequeños grandes majares. Salchichas de cordero, cerdo, ternera, jabalí o ciervo —también las hay veganas—, al abrigo de un pan certificadamente artesanal, nos observan antes de ser ingeridas.

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