A una hora de Madrid: estos jacuzzis naturales esculpidos en la roca en la sierra de Gredos son ideales para verano

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Cuando el termómetro sube y el asfalto de la ciudad empieza a arder, escapar del calor se convierte en una necesidad. Por suerte, a menos de una hora de Madrid, existe un rincón poco conocido que parece sacado de un cuento de fantasía: los Pozos de Felipe. Ubicados en plena Sierra de Gredos, estos jacuzzis naturales esculpidos en la roca ofrecen una experiencia refrescante, salvaje y absolutamente inolvidable.

Formadas a lo largo de siglos por la erosión del agua, estas pozas de formas redondeadas —también conocidas como marmitas de gigante— parecen auténticas bañeras talladas por la naturaleza. El agua, cristalina y fresca, invita a sumergirse y dejarse llevar por la tranquilidad del entorno, rodeado de vegetación, montañas y silencio.

El acceso es parte del encanto. La ruta hasta los pozos es corta y sencilla, lo que la hace ideal para una escapada de verano en familia, con amigos o incluso en solitario. Solo se necesita calzado cómodo, ganas de caminar un poco y, por supuesto, bañador en la mochila.

Además de ser un refugio contra las altas temperaturas, este enclave es perfecto para quienes buscan reconectar con la naturaleza sin alejarse demasiado de la capital. Un plan ideal para quienes desean cambiar el bullicio urbano por el murmullo del agua y el canto de los pájaros. Los Pozos de Felipe no solo ofrecen un baño reparador, sino también una oportunidad para redescubrir la riqueza natural que rodea a Madrid. Un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde el agua ha cincelado su propio arte en la piedra, y donde el verano se vive de otra manera.

La ruta hasta los Pozos de Felipe es perfecta para una escapada de verano. Empieza cerca de Mombeltrán, en la zona de Playas Blancas, y tiene unos 6 kilómetros de recorrido. Es un camino fácil, con poco desnivel, y se puede hacer en menos de dos horas, contando con paradas para bañarse. El sendero va junto a la garganta, rodeado de árboles como robles y sauces, y en el camino verás pequeñas cascadas y pozas que hacen que la caminata sea aún más bonita.

Este rincón forma parte del Parque Regional de la Sierra de Gredos, una zona natural protegida llena de vida. Hay mucha vegetación, agua limpia y tranquilidad. Si te quedas con ganas de más, puedes alargar un poco la ruta y subir al mirador del Cerro del Amoclón, donde las vistas del Valle del Tiétar y la sierra son espectaculares. Es un plan completo: naturaleza, agua fría y paisajes de postal, todo a un paso de Madrid.