Ona Carbonell: quién es Pablo Ibáñez, el exgimnasta con quien va a tener un hijo
La catalana conoció a su pareja en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. Él era gimnasta de la selección y después trabajó en el gimnasio de La Mina de Gervasio Deferr
Ona Carbonell y Pablo Ibáñez empezaron su relación como muchas parejas lo hacen: por el roce, que acaba haciendo el cariño. Un buen día, cuando la nadadora de sincronizada estaba viviendo en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, se cruzó con un chico moreno, alto y guapo, un gimnasta de la selección española. Fue un encuentro de compañeros que se intensificó con el tiempo, por compartir mundos, amigos y aficiones. Hasta que la amistad se convirtió en relación sentimental. Él ahora está ya retirado, y ella continúa en plena cima deportiva. La pareja está esperando su primer hijo juntos.
Aunque está viviendo este momento de su vida tan especial confinada y sin poder salir, Ona no lo lleva nada mal: ni el embarazo ni la cuarentena. De hecho, hace unos días publicaba en sus redes sociales un divertido vídeo en el que, junto con el resto del equipo de natación sincronizada, se marcaban un baile para subir el ánimo: "El confinamiento claramente está sacando lo mejor de nosotr@s! Nuestra super crack Sara Saldana López ha creado este super videoclip. ¡Nadador@s y entrenadores! Esperemos que os guste y bailéis tanto como nosotr@s!", escribía la deportista.
Su historia de amor
“Él era deportista, entrenaba en la selección también y cuando él se fue, yo empecé con la selección española. Cruzamos nuestros caminos pero teníamos amistades en común. Cuando puede me acompaña a los viajes, y aunque me acompaña, no nos vemos mucho. Cuando me acompañó a los Juegos estaba en la villa y nos vimos cuando acabaron. Saber que Pablo está ahí me ayuda y cuando no puede, por email”, comentó la exnadadora en una entrevista a Europa Press hace unos meses.
La campeona mundial se ha convertido en una marca en sí misma, por lo que no necesita las competiciones para seguir en activo. Su pareja trabajó como asesor durante un tiempo en el gimnasio que su excompañero Gervasio Deferr montó en el barrio marginal de La Mina, pero desde Vanitatis no hemos podido confirmar si sigue allí en activo.
Quien no para es Carbonell, cuya sonrisa y cuerpo elástico copan marcas como Isdin, Revlon, Nike y Dir, entre otras muchas. Acaso por este motivo nunca se ha planteado crear una empresa y su nombre no aparece en el Registro Mercantil.
Sin juegos olímpicos
Es raro escribir de Ona Carbonell como exnadadora porque hasta hace poco pretendía participar en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio. Se tomó un año sabático durante su presencia en 'MasterChef Celebrity' y esperaba volver. Hasta que el pasado septiembre anunció que no, que se retiraba: “Tras toda una vida dedicada casi íntegramente al deporte, en la que la natación ha ocupado holgadamente el primer lugar en la lista de prioridades, siento que ahora debo poner todas mis energías de forma prioritaria en una parte de mi vida que demasiadas veces he tenido que dejar de lado”.
La nueva vida de Carbonell, antes del estado de alarma, discurría entre presentaciones, campañas de publicidad, alfombras rojas, y ahora su embarazo. Siempre que ha podido, como si fuera una sirena, se ha escapado al mar, a Menorca. Íntima amiga de Samantha Vallejo-Nágera, que también tiene casa en la isla, Carbonell posee aquí un pequeño refugio casi secreto al que va para aislarse del ruido. Se trata de una casita de menos de 80 metros cuadrados con jardín situada en una pequeña cala cercana a Mahón, el principal puerto (con perdón de Ciutadella).
Menorca, su paraíso
"Descubrió su gran pasión en su tierna infancia, primero en Cala Alcaufar y más adelante en Es Murtar, una pequeña urbanización situada cerca de Sa Mesquida. Sus exhibiciones en agosto durante las fiestas patronales de la pequeña cala forman parte desde siempre del programa y es que Ona ha crecido como una vecina más, rodeada de amigos menorquines a los que aprecia de verdad", recuerdan en la inmobiliaria Bonnin Sanso, encargada de venderle la propiedad a principios de 2018.
"Menorca, sin duda, significa para ella la desconexión total, su oasis de paz, su descanso reparador entre competición y competición, algo que sus entrenadores saben muy bien. De la mano de Bonnin Sanso, este año la hemos podido ayudar a materializar uno de sus sueños, el sueño de poder tener un refugio propio en la isla. Dice que si algún día decide perderse, le gustaría que fuera aquí", añaden. Ya saben, si la buscan, allí la encontrarán.
Ona Carbonell y Pablo Ibáñez empezaron su relación como muchas parejas lo hacen: por el roce, que acaba haciendo el cariño. Un buen día, cuando la nadadora de sincronizada estaba viviendo en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, se cruzó con un chico moreno, alto y guapo, un gimnasta de la selección española. Fue un encuentro de compañeros que se intensificó con el tiempo, por compartir mundos, amigos y aficiones. Hasta que la amistad se convirtió en relación sentimental. Él ahora está ya retirado, y ella continúa en plena cima deportiva. La pareja está esperando su primer hijo juntos.