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La familia Ramírez de Haro (Esperanza Aguirre) pierde 15.000€ con su palacete asturiano
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La familia Ramírez de Haro (Esperanza Aguirre) pierde 15.000€ con su palacete asturiano

Peleas familiares y disputas nobiliarias por una herencia que sigue dando quebraderos de cabeza. El último de ellos, una rebaja en el precio de la casona de la marquesa de Casa Valdés

Foto: Esperanza Aguirre y Fernando Ramírez de Haro. (EFE)
Esperanza Aguirre y Fernando Ramírez de Haro. (EFE)

Corren malos tiempos para las finanzas de los Ramírez de Haro, la familia política de Esperanza Aguirre, casada con Fernando Ramírez de Haro, que está viviendo en sus propias carnes la crisis inmobiliaria. Los hermanos pusieron a la venta la casona de su madre, la marquesa de Casa Valdés (también conocida antiguamente como el Palacio de Omaña), a finales del mes de octubre, y solo un mes y medio después están sufriendo las duras consecuencias de la incertidumbre económica que vive la inversión en ladrillo.

Foto:  Fernando Ramírez de Haro y su esposa, Esperanza Aguirre. (Getty)

El marido de la expresidenta de la Comunidad de Madrid renunció a la herencia de su madre, por lo que son sus otros herederos quienes están detrás de esta operación inmobiliaria. La familia puso a la venta el inmueble en casi 1 millón de euros, una cifra que puede parece desorbitada teniendo en cuenta el estado del inmueble, pero que ha tenido que ser corregida solo mes y medio después de ponerse a la venta. El mercado manda y parece que el interés de los compradores, pese a tratarse de un inmueble con un importante valor histórico, no correspondía con el precio inicial fijado, por lo que sus aristocráticos propietarios han rebajando su precio en 15.000 euros, dejando el palacete en 965.000 euros. Con esta rebaja se pretende incentivar a los posibles compradores interesados. Los Ramírez de Haro se han dado cuenta de que las expectativas iniciales no se traducían en compradores. El anuncio donde se oferta la casa da pistas de ello. Hasta ayer la propiedad había recibido más de 1.500 visitas, pero solo tres posibles compradores se habían interesado en contactar con la inmobiliaria para saber más de la casa.

placeholder Fachada del edificio. (Idealista)
Fachada del edificio. (Idealista)

Capilla y caballerizas

Reedificado en 1798, el inmueble está compuesto por una casona principal (denominada palacio) de 1.457 m2, dividida en planta baja, primera y segunda, una capilla de 48 m2 y los anexos de 274 m2. Cuenta con habitaciones que se reparten en once dormitorios, nueve baños, dos cocinas, cinco salones y un comedor. Además, la construcción tiene dos patios interiores, capilla, una torre, un mirador y un amplio garaje. La completan dos antiguas caballerizas y otras dos edificaciones anexas. El interior tampoco se queda atrás: techos de más de cuatro metros de altura decorados con molduras pintadas adornan el inmueble que preside una impresionante escalera de mármol, paredes con frescos en el salón o incluso los suelos originales de castaño de hasta medio metro de ancho. Entre otros muchos detalles originales, se mantienen los lavaderos antiguos de piedra en la cocina. Detalles que, según la publicidad, hacen del palacete un lugar de “encanto inigualable”. Sin embargo, pese a las bondades del anuncio, la casona muestra signos de abandono en la zona exterior y jardines.

placeholder Detalle del interior. (Idealista)
Detalle del interior. (Idealista)

En el centro de Pravia

La casona de la marquesa de Casa Valdés está situada en el concejo de Pravia, de 8.000 habitantes, y data del siglo XVIII. Como indica el anuncio, el inmueble se encuentra localizado en el centro de la ciudad, en la plaza del mismo nombre y a escasos metros del ayuntamiento. La localización es inmejorable ya que se halla a 10 minutos del aeropuerto y a media hora de Gijón. Su situación es, además, plenamente vacacional ya que está a 10 minutos de las playas de los Quebrantos y a 15 minutos de Cudillero. Sobre el papel, una joya para cualquier inversor con posibles. La empresa encargada de la venta es Alonso y Asociados, una gestora inmobiliaria con sede en Gijón dedicada a la venta de inmuebles singulares y especializados en el 'real state' del norte peninsular. El perfil de su clientela es variado e internacional ya que su web está traducida incluso al ruso.

Un Goya auténtico

El inmueble le pertenece a la familia política de Esperanza Aguirre en herencia de su suegra, Beatriz Valdés Ozores, que falleció en febrero de 2019. La herencia de los Ramírez de Haro-Valdés ha hecho correr ríos de tinta desde la muerte de los patriarcas del clan familiar. Las disputas y los enfrentamientos, más o menos sonados, han sido una constante en esta familia de rancio abolengo.

placeholder Detalle de una de las estancias. (Idealista)
Detalle de una de las estancias. (Idealista)

Tras la muerte de Beatriz Valdés en 2019, su hijo Íñigo Ramírez de Haro, marqués de Cazaza en África, denunciaba a su hermano Fernando, marido de Aguirre, por la venta de un retrato de Goya que este sacaba a subasta por 5,1 millones de euros. Íñigo, que aseguraba que su padre “pensaba que el cuadro no valía más de 10.000 euros", reclamaba una compensación económica que, según él, Fernando, dueño del cuadro por herencia, prometió al resto de hermanos. El lienzo, que representaba a su antepasado Valentín Bellvís de Moncada y Pizarro, resultó ser un Goya auténtico, por lo que le reclamaba los 850.000 euros que, según él, Fernando se comprometió a compensar proporcionalmente a cada hermano tras su venta al empresario Juan Miguel Villar Mir.

Guerra por la herencia

Pero el dinero no ha sido el único motivo de discordia en el seno de la familia. Las dignidades nobiliarias han sido también causa de disputa entre los seis hermanos y sus descendientes. Los padres de los hermanos Ramírez de Haro acumulaban varios títulos. El padre tenía cuatro condados (Bornos, con grandeza de España, Murillo, Villariezo y Montenuevo) y dos marquesados (Villanueva del Duero, con grandeza de España, y Cazaza de África). La madre era marquesa de Casa Valdés. Cuando en 2019 falleció Beatriz Valdés, este último marquesado fue reclamado por su nieta Isabel Urzáiz Azlor de Aragón y Ramírez de Haro, una de las trillizas que tuvo Beatriz, hermana mayor de los hermanos, que reclamaba el título desafiando el mayorazgo de sus tíos varones.

placeholder Aguirre y Ramírez de Haro, en una imagen de archivo. (EFE)
Aguirre y Ramírez de Haro, en una imagen de archivo. (EFE)

Para entender los problemas hereditarios de los Ramírez de Haro hay que remontarse al año 2010, tras la muerte de patriarca del clan, Ignacio Fernando Ramírez de Haro y Pérez de Guzmán. Este militar, de mentalidad claramente conservadora, optó en su herencia por no favorecer a su hija mayor, Beatriz, sino a su primer varón, Fernando, el esposo de la exlíder del Partido Popular. Una circunstancia que levantó con el tiempo todo tipo de resquemores entre los hermanos. De hecho, la propia casona de la marquesa fue objeto de disputa entre los hermanos a la hora del reparto de la herencia. El palacete de Pravia era la pieza más codiciada de la herencia a la que, finalmente, renunció Fernando para mostrar su buena voluntad. Ademas, los hermanos también pleitearon por unos terrenos sin repartir que abarcaban cinco hectáreas y estaban en la localidad asturiana de Soto del Barco. Una herencia envenenada, la de los Ramírez de Haro, que sigue siendo motivo de controversia dos años después.

* Este artículo fue rectificado el 20 de enero de 2021

Corren malos tiempos para las finanzas de los Ramírez de Haro, la familia política de Esperanza Aguirre, casada con Fernando Ramírez de Haro, que está viviendo en sus propias carnes la crisis inmobiliaria. Los hermanos pusieron a la venta la casona de su madre, la marquesa de Casa Valdés (también conocida antiguamente como el Palacio de Omaña), a finales del mes de octubre, y solo un mes y medio después están sufriendo las duras consecuencias de la incertidumbre económica que vive la inversión en ladrillo.

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