Fernando Simón: un padre psiquiatra, formación en África y adosado en las afueras
La voz de la lucha contra el coronavirus en España es la de un investigador entregado a su carrera. Tras varios años en el tercer mundo, volvió por su familia
Fernando Simón no es solo médico epidemiólogo y director, desde 2012, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, también es una de las caras que recordaremos siempre cuando alguien hable de la crisis sanitaria en España por el coronavirus. Pero, como nos pasa a todos, él tampoco se reduce a un perfil profesional. Su familia más cercana, su pareja y sus hijos han tenido que ver cómo se sometía a escrutinio cada palabra y cada decisión que comunicaba en las diarias ruedas de prensa que se han ido sucediendo desde el pasado mes de marzo.
Él también ha vivido la crisis y lso ataques ha recibido han afectado a sus allegados más directos como familiares y amigos. Uno de ellos es su hermano Marcos, quien, en una carta abierta publicada en el 'Heraldo de Aragón' en el pasado mes de junio, ponía de manifiesto no solo su orgullo, sino también una preocupación creciente por el doctor.
A lo largo de esta emotiva carta, Marcos Simón hablaba de su hermano en estos términos: "No falla, en pocos minutos oigo hablar a Fernando y me lleno de orgullo. No es solo que él sabe de lo que habla. Es mucho más. Es un asombro al ver su esfuerzo constante por explicar cómo están las cosas, por transmitir información veraz, sin interpretarla, sin utilizarla". Además, continuaba aclarando, "su entrega no está condicionada por intereses espurios ni por la presión que le rodea".
A lo largo de estas letras se reflejó amor y cariño, pero también preocupación: "Se expone (...), estoy muy preocupado por él. Porque hay insensatos que no se dan cuenta de lo que atacan cuando atacan a Fernando. No se dan cuenta de que desacreditar a Fernando con información falseada es peligroso. Peligroso para todos". Y concluía añadiendo sobre su hermano: "Nos está ayudando a todos y lo seguirá haciendo mientras tenga oportunidad de hacerlo".
Volver a casa
Pero Fernando no es el único sabio en su familia, su mujer también lo es, y forman un matrimonio que vive por su profesión, que viajaron por África y América Latina hasta que sus hijos pidieron volver a casa. Muchos se preguntan estos días quién es Fernando Simón, portavoz del Gobierno sobre el coronavirus y es que se ha convertido en el hombre más conocido durante estos últimos meses en nuestro país.
Pocas notas personales existen de este científico, hijo de un prestigioso psiquiatra de Zaragoza. En espera de conocer más, sí sabemos que está casado con María Romay-Barja, eminente científica especializada en enfermedades tropicales, con quien tiene tres hijos.
Al principio de la pandemia, cuando esta ni se vislumbraba como tal, en televisión Simón bromeaba sobre la cuenta fake en Twitter del coronavirus. “Yo no tengo Twitter”, decía con esa característica voz que ha logrado calmar los ánimos de los españoles ante la enfermedad por sus claras explicaciones, “pero mi mujer y mis hijos sí y me lo cuentan”.
La familia ha vivido en medio mundo y no fue hasta 2003 que decidieron volver a España porque sus hijos, ha contado él, “preguntaban por sus abuelos y sus primos”. Simón vivió en el paseo Sagasta de Zaragoza toda su infancia, en la zona noble de la capital aragonesa, donde estudió en el colegio Montearagón, una escuela privada bilingüe en la que se formaban los ‘niños bien’ de la ciudad.
África, Latinoamérica, Londres...
Una vez se licenció en Medicina, en Zaragoza, se especializó en Epidemiología. Al terminar la carrera, trabajó en varios pueblos de Huesca, donde hacía sustituciones médicas, y en Zaragoza con urgencias a domicilio. Pero no era lo suyo y enseguida se fue a África. Ya casado, de 1990 a 1998 vivió en países como Burundi, Somalia, Mozambique, Tanzania o Togo, vivencias que combinó con una estancia en Londres para ampliar conocimientos. Más tarde pasó un tiempo en Guatemala y en Ecuador, y después se instaló en París.
🌍 Científicos del Centro Nacional de Medicina Tropical #ISCIII han presentado en Guinea, junto a representantes de la Organización Mundial de la Salud, los resultados de un proyecto de investigación sobre #malaria.
— Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) (@SaludISCIII) February 10, 2020
📰 Lo puedes leer en #NoticiasISCIII 👉 https://t.co/L6qcBjZcRv pic.twitter.com/AAEr3PxvoD
Todos los viajes y las experiencias vitales en el tercer mundo las vivió con su mujer, otra profesional volcada en su carrera: investigadora y community manager de la Red de Investigación Cooperativa en Enfermedades Tropicales (RICET) en el Instituto de Salud Carlos III.
Familia de emprendedores
Juntos viven en una sencilla casa unifamiliar en Barajas, donde se criaron sus tres hijos, también centrados en el mundo de la ciencia y la investigación. Su mujer es además socia de una empresa, El Sitio de Arca, especializada en estudios de mercado. Procedente de una familia de emprendedores, algunos de los Romay-Barja están relacionados con el mundo del espectáculo y de las artes escénicas de Madrid. Uno de sus hermanos es productor y distribuidor teatral con base en Malasaña.
Quienes conocen a la pareja cuentan a Vanitatis lo queridos que son ambos en sus respectivos ámbitos profesionales. "Todos los que trabajan con ellos están encantados, les admiran y se sienten muy bien tratados", dicen. Hace un tiempo, Simón fue el portavoz del Ministerio de Sanidad del Gobierno de Mariano Rajoy por la crisis del ébola. Por aquel entonces, los asesores le pedían que se arreglara más, que usara americana, y hasta hubo quien le sugirió que se cortara sus pobladas cejas. "Ni en broma, no lo ha conseguido mi mujer, lo vas a conseguir tú", respondió con sorna el científico metido a portavoz.
Fernando Simón no es solo médico epidemiólogo y director, desde 2012, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, también es una de las caras que recordaremos siempre cuando alguien hable de la crisis sanitaria en España por el coronavirus. Pero, como nos pasa a todos, él tampoco se reduce a un perfil profesional. Su familia más cercana, su pareja y sus hijos han tenido que ver cómo se sometía a escrutinio cada palabra y cada decisión que comunicaba en las diarias ruedas de prensa que se han ido sucediendo desde el pasado mes de marzo.
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