José Luis Perales: su jubilación frustrada, su heredero musical y sus pasiones
A sus 76 años, uno de los pilares de nuestra música emprende por fin la gira que será la de su despedida
Cuando este Indiana Jones frustrado anunció hace poco más de un año que se retiraba de la música, no contaba que con que una pandemia mundial evitara sus planes de su jubilación. Pero ahora José Luis Perales está por fin dispuesto a encarar 'Baladas para una despedida', la que será su ídem de los escenarios.
El conquense ha aunado durante su carrera las facetas de cantautor, compositor, productor y escritor. Además de estar considerado como uno de los cantantes en castellano más versionados del mundo, ha vendido más de 55 millones de discos, realizado hasta 27 producciones musicales y registrado más de 510 temas en la SGAE.
Generación tras generación, inmune a las tendencias musicales, hay una banda sonora común a todos los españoles. Perales, como también Julio Iglesias, Raphael o el propio Camilo Sesto, forman parte del patrimonio musical del país. A sus 76 años, anunciaba en noviembre de 2019 su retirada de los escenarios. Pensaba hacerlo tras una gira de conciertos, que se paralizó por la pandemia del coronavirus.
Su último trabajo, un recopilatorio con el significativo nombre de 'Baladas para una despedida', fue todo un éxito de ventas. No en vano llegó al número 2 de la lista de Promusicae y ha acreditado más de 20.000 ejemplares vendidos, lo que significa la certificación de Disco de Oro.
Pablo, su hijo, es lo más cerca de un heredero (en términos musicales) que tiene Perales. El cantautor nunca ha querido mostrar su vida privada, dentro de esa política de 'persona normal' con la que se construyó su imagen de cara al público. Tampoco tenía demasiado interés. Mientras otros compañeros de generación encadenaban una relación con otra, Perales siempre tuvo la misma pareja. Se casó en el año 1977 con Manuela Vargas, secretaria de la empresa en la que trabajaba como delineante, y no se le han conocido más romances.
Manuela y José Luis tuvieron dos hijos, María y Pablo. La primera es diseñadora de interiores y no ha seguido la senda paterna. Pablo sí. Durante su primera infancia, él fue la máxima preocupación de sus padres, debido a una enfermedad que solo trascendió pasados los años. Con menos de un año padeció una hidrocefalia que hizo temer por su vida. Hoy, totalmente recuperado y con una vida a medio camino entre Estados Unidos y España, se ha convertido en productor musical a través de la empresa Tom Music, de la que es administrador único.
Dos pisos en Valencia
Cuando por fin cuelgue el micrófono, Perales podrá dedicarse a sus aficiones, que son muchas y muy dispares. No solo le gusta la música, también trabajar con cerámica, la jardinería o, sobre todo, la arqueología. En 2019, el productor y compositor participó como uno más en las excavaciones del mosaico romano de Noheda, en su Cuenca natal. "Yo, si no fuera músico, sería arqueólogo", comentó entonces a los periodistas.
Noheda es uno de los yacimientos romanos más importantes de Europa y alberga un gran mosaico de más de 250 metros cuadrados. Descubierto en 1984, cuenta con restos inmuebles de una villa romana y varias habitaciones, entre ellos una donde está el mosaico realizado con teselas de tres a cinco milímetros y que en su mayor parte permanece cubierto para protegerlo. El cantautor estuvo más de dos semanas trabajando en las excavaciones, "algo durísimo", según comentó después.
Dice que su afición al barro y a la arqueología le llegó a través del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca y de sus fundadores, Fernando Zóbel, Gerardo Rueda y Gustavo Torner. Es allí, en Cuenca, donde están la mayor parte de sus propiedades, un modesto 'imperio' inmobiliario conseguido tras años de trabajo sobre los escenarios.
A la vera del Huécar, en pleno centro histórico de Cuenca, el cantautor posee una casa antigua. Además, en su pueblo natal, Castejón, Perales se hizo construir una gran casa que su padre, albañil, ayudó a levantar. La finca en la que está enclavada cuenta con cuatro hectáreas de terreno y linda con el bello pantano de Buendía.
Además de en Cuenca, el productor también posee una gran finca rústica de 25.000 metros cuadrados en Sacedón (Guadalajara). En Valencia, cuenta con dos pisos con sus plazas de garaje. Y en Madrid también posee un amplio y soleado ático en el Parque de Conde Orgaz que ha sido durante años su centro de operaciones.
Quizá fue en una de esas grandes fincas donde el cantautor vivió una anécdota que relató en una de sus visitas a 'El hormiguero'. El cantante explicó que siempre que quiere dejarse llevar por las musas se encierra en una lejana casa por la que "no pasa una línea eléctrica en cuatro o cinco kilómetros. En este refugio guarda obras de arte de incalculable valor... sentimental: “Me gusta el arte abstracto y cuando visito un museo siempre me compro una lámina de las que venden. Un día llego y veo que no están. Entonces me fijo y veo que estaban los marcos, con los cristales, y que habían quitado las láminas pensando quizá que eran Goyas o algo así”, se mofó el artista.
Cuando este Indiana Jones frustrado anunció hace poco más de un año que se retiraba de la música, no contaba que con que una pandemia mundial evitara sus planes de su jubilación. Pero ahora José Luis Perales está por fin dispuesto a encarar 'Baladas para una despedida', la que será su ídem de los escenarios.
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