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Mariñas nos habla de sus memorias: de don Juan Carlos a la demanda de Rocío Carrasco
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ENTREVISTA

Mariñas nos habla de sus memorias: de don Juan Carlos a la demanda de Rocío Carrasco

El periodista publica 'Jesús por Mariñas, memorias desde el corazón', un libro en el que repasa su extensa carrera como cronista social al lado de los personajes más señeros de nuestro país

Foto: Jesús Mariñas, con el Rey. (Cortesía)
Jesús Mariñas, con el Rey. (Cortesía)

Jesús Mariñas no necesita presentación. Después de sesenta años ejerciendo el periodismo, es el referente principal de la crónica rosa. Escribe y comenta lo que ve y ese es su principal pasaporte a la hora de tratar los temas más divertidos, curiosos y complicados. Para muchos personajes ha sido un demonio que aparecía en los lugares donde menos se le esperaba con una libreta que a muchos les hubiera gustado destruir. En esos papeles anotaba detalles, frases y comentarios que le servían para sus crónicas aceradas e irreverentes en ‘Época’, ‘Tómbola’, ‘La Razón’ o ‘Diez Minutos’.

“A Mariñas se le quiere o se le odia”. Esa es la frase más escuchada cuando su nombre sale en una conversación. Nunca pensó en escribir sus recuerdos. Ahora lo ha hecho en ‘Jesús por Mariñas, memorias desde el corazón’ (La Esfera) con la colaboración de Pedro Narváez, subdirector de ‘La Razón’, medio donde escribe.

Foto: Jesús Mariñas en una imagen de archivo. (Gtres)

En su recordatorio literario cuenta intimidades personales, su relaciones familiares y amorosas, da el nombre de sus intocables, como Montserrat Caballé o Carmen Ordóñez, las amenazas que se hicieron realidad y sus desencuentros con Julio Iglesias o Encarna Sánchez. Y lo que hasta ahora muy pocos conocían, como sus conversaciones con don Juan Carlos en su despacho del palacio de la Zarzuela. El Rey quería saber lo que pasaba en la calle, Mariñas era su testador. Nadie sabía cómo eran estas charlas.

placeholder Julio Iglesias y Jesús Mariñas. (Cortesía)
Julio Iglesias y Jesús Mariñas. (Cortesía)

Pregunta- ¿Cómo se te ocurrió escribir tus memorias? Tú que eras reacio a este tipo de exposiciones…

Respuesta- Me lo pidieron. No lo habría hecho por iniciativa propia. Escribir sobre uno mismo me parecía un alarde muy pueril. Una vez que me convencieron, pensé que era el momento justo. Las vivencias hay que contarlas cuando ya tienes una edad. Es absurdo escribir unas memorias con treinta años. Y no es ningún ajuste de cuentas.

P- Eres más suave que en algunas de tus crónicas de la revista ‘Época’.

R.- Una historia diaria excita e incita más. En el caso del libro hay más reposo y menos mala leche. La edad también influye.

P- Eras el terror de los famosos.

R- Temían los que tenían que hacerlo, los otros no. De todas formas, yo no me enteraba.

placeholder Uno de los encuentros del periodista con Lina Morgan y Montserrat Caballé. (Cortesía)
Uno de los encuentros del periodista con Lina Morgan y Montserrat Caballé. (Cortesía)

P- De todas las divas, salvas a Montserrat Caballé.

R- Fue la hermana que no tuve. Viajé por todo el mundo con ella, la seguía en cualquier parte donde cantara. Tuve esa suerte. Era una mujer positiva, alegre y también tenía sus bajones, que compartí con ella. España y el mundo le deben el gran homenaje que no ha tenido. Y sobre todo Barcelona.

P- Rocío Jurado fue tu íntima, ¿cómo viviste su cáncer?

R- Muy mal. Primero con sorpresa y después con una gran tristeza. Pensaba que era eterna. Era mi amiga. Hablábamos todos los días y varias veces al día. Cuando murió mi madre, viajó desde Madrid para estar conmigo. Nunca lo olvidaré.

placeholder Mariñas, con Rocío Jurado, Amador Mohedano y Rosa Benito. (Cortesía)
Mariñas, con Rocío Jurado, Amador Mohedano y Rosa Benito. (Cortesía)

P- Cuentas historias muy personales de Rocío. Su matrimonio con Carrasco y Ortega, su sexualidad…

R- El personaje como tal me la repanchinflaba. Si tenía que escribir sobre determinadas historias que eran públicas, lo hacía. Recuerdo cómo, muchas veces, me decía que cuidara a su hija y yo le respondía que la que se tenía que cuidar era ella. He silenciado muchas cosas, precisamente por el cariño que le tenía.

P- ¿Cómo cuáles?

R- Eso me dará para otro libro. Ahora he generalizado y puede ser que en el futuro profundice. Hay personajes que nunca me han interesado, como Isabel Preysler o Marta Chávarri, entre otros famosos, y nunca he querido ser íntimo. Jurado sí fue mi amiga.

P-¿Qué te parece que Rocío Carrasco quiera demandarte porque cuestionas su imagen?

R- Qué quieres que te diga, que sepa leer. Aunque ya tiene edad para haber aprendido. Le aconsejaría que leyera entre líneas.

P- Hay una parte del libro que llama la atención a los que te conocemos. La relación con tu madre y con tu familia, con la que dejas de hablar porque no la tratan bien…

R- Mi hermano se convirtió en un tirano. Me daba una paliza cada vez que me escapaba a jugar con mis amigos. Mi cuñada le hizo la vida imposible a mi madre, que era culta y cultivada. La maltrataba y mi hermano nunca hizo nada. Cuando me independicé me fui a Barcelona y se vino conmigo. Era muy divertida, gallega, certera, atinada. Cada año nos íbamos a un sitio diferente... Londres, París, Nueva York.

P- Quisieron atacarte por ser hijo de madre soltera.

R- Nunca me apenó, y nunca me traumatizó.

placeholder Mariñas, con algunos de sus amigos en el cumpleaños de Montserrat Caballé. (Cortesía)
Mariñas, con algunos de sus amigos en el cumpleaños de Montserrat Caballé. (Cortesía)

P- Quizá lo peor fue cuando decían que te ibas a morir de sida.

R- Eran ataques cobardes. No tenían donde agarrarse y lanzaban esos mensajes para hacer daño. Yo me lo tomaba a coña.

P- Cuentas que Encarna Sánchez te ofreció doscientas mil pesetas mensuales para que hablaras bien de ella. ¿Con el poder que tenía para qué te quería pagar?

R- Trabajé con ella y me imagino que en aquel momento tenía miedo a que contara intimidades que sabía y había vivido. Nunca acepté ese dinero. Ella se enfada porque empecé a escribir de Isabel Pantoja.

P- ¿Alguna vez has tenido miedo de verdad? Cuentas que te abordaron en la calle con una barra y casi te parten las piernas...

R- Eso fue una amenaza que se hizo realidad. No tuve más. En un concierto de Pantoja, las fans querían venir a por mí. Resulta que había escrito algo del bigote suyo y del de su madre, y cuando me vieron me rodearon. Menos mal que unos empleados de seguridad me rescataron de aquella jauría

placeholder Jesús Mariñas, en sus años de juventud. (Cortesía)
Jesús Mariñas, en sus años de juventud. (Cortesía)

P- ¿Tampoco recibiste toques cuando escribiste a “Marta Chávarri le cubre una Cortina”. Nadie sabía aún de su romance…

R- Campmany, director de ‘Época’, o Julián Lago no sucumbieron a ninguna presión.

P- No te callabas nada, salvo tu relación con el Rey. Cuentas que te enviaba un coche desde Zarzuela para que le contaras lo que pasaba en la calle…

R- Le relataba lo que se cocía, pero siempre desde un punto de vista estrictamente sincero y nada adulador. No arreglábamos el mundo, ni siquiera España. De su vida privada y sus amantes nunca hablamos. Quería estar informado.

P- ¿Sigues guardando sus corbatas, esas que a veces os intercambiábais en actos institucionales?

R- Sí, pero no me las pongo porque están pasadas de moda

placeholder Jesús Mariñas y Ana Obregón. (Cortesía)
Jesús Mariñas y Ana Obregón. (Cortesía)

P- ¿Quién era Sabino Fernández Campo en realidad?

R- Una mente lúcida, una persona irrepetible y vital en la vida de don Juan Carlos.

P- ¿Consideras que no se portaron bien con él los reyes Juan Carlos y Sofía?

R- Se portaron como cerdos los dos. El matrimonio real se llevaba mal, pero en este caso no hubo discrepancias.

P- ¿Con el rey Felipe tienes conversaciones como con su padre?

R- No hay afinidad, ni simpatía, y cuando nos hemos visto hay una distancia que no había con el Rey, que es un hombre entrañable y afectuoso.

Jesús Mariñas no necesita presentación. Después de sesenta años ejerciendo el periodismo, es el referente principal de la crónica rosa. Escribe y comenta lo que ve y ese es su principal pasaporte a la hora de tratar los temas más divertidos, curiosos y complicados. Para muchos personajes ha sido un demonio que aparecía en los lugares donde menos se le esperaba con una libreta que a muchos les hubiera gustado destruir. En esos papeles anotaba detalles, frases y comentarios que le servían para sus crónicas aceradas e irreverentes en ‘Época’, ‘Tómbola’, ‘La Razón’ o ‘Diez Minutos’.

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