El testamento de Alejandro Fernández, fundador de Pesquera, un golpe a sus hijas
El empresario, fallecido hace unas semanas, deniega su legado, incluida la legítima, a tres de sus hijas para favorecer a la menor, en guerra con el resto
Ni en los peores presagios las tres hijas de Alejandro Fernández enfrentadas con su padre, fallecido hace poco más de un mes, imaginaron lo que ha sucedido. Las tres han quedado fuera de la herencia, como imaginaban, pero incluso fuera de la legítima.
El fundador de Bodegas Pesquera ha dejado todo su patrimonio a Eva, la pequeña de las cuatro hijas que tuvo con Esperanza Rivera, y a las tres mayores, con quienes no se hablaba desde hace tiempo, les quita la legítima para dársela a sus nietos, los ocho hijos de las cuatro hermanas.
“Ellas esperaban que no les dejara nada, sabían que se lo iba a quedar todo Eva, pero la legítima… Pensaron que la legítima sería suya”, comentan fuentes cercanas a la familia. Sea como sea, Lucía, Olga y Maricruz siguen al frente de la empresa y son accionistas mayoritarias si sus hijos, claro, les ceden el poder sobre esa parte de la empresa que les ha dejado su abuelo. “La sintonía es total, así que no habrá problema alguno, Eva ha perdido y tendrá que admitirlo en algún momento”, nos dicen las mismas fuentes.
Guerra fraternal
Es el último desenlace (nadie duda de que habrá más capítulos) de una guerra que empezó entre las cuatro hermanas. Eva, la pequeña, y su padre se aliaron en una parte, mientras que las tres restantes y la madre son la parte contraria. De todos, la única que está fuera de la sociedad es Eva, a quien su padre apoyaba hasta su muerte e incluso después de ella. Esta guerra fraternal que enfrentó a los padres lleva una larga cola de demandas en los juzgados y un proceso de divorcio que se firmó a principios de 2020 pero que tenía algunos flecos económicos pendientes. Algo que queda cerrado, al menos por ahora, con la lectura del testamento.
Aunque es privado y las hermanas se muestran herméticas sobre la cuestión, ‘El Norte de Castilla’ ha publicado algunos detalles del testamento, que son los que aquí les hemos avanzado. Si tiene importancia que la legítima pase directamente a los nietos es porque se trata de un golpe de estrategia que pretende ayudar a Eva, la hermana en discordia. Alejandro Fernández tenía el 49% de la empresa y su mujer, con quien se había enfrentado, tiene el 49%. El porcentaje restante es de las hermanas a partes iguales.
Compleja posición
Alejandro y Eva querían dividir la empresa en dos partes, una para cada cónyuge, mientras que Esperanza y el resto de hermanas querían hacerlo en cuatro, una para cada hija. Al no prosperar ninguna de las propuestas, a la muerte de Fernández la empresa quedó como estaba, el 49% de él y el 49% de ella. Ahora, Eva poseerá el 49% de la empresa menos parte de la legítima, que ha pasado a los nietos de Fernández. Sus tres hermanas se quedan con el 49% de la madre, que les permite gestionar su parte, lo que deja a la familia en una compleja posición.
Lo que queda claro es que si Fernández decidió legar toda su participación solo a Eva, esta no cuenta con el peso suficiente dentro de la empresa. No tiene la mayoría. Además, hay que contar con la legítima, cuyos poseedores ahora tendrán la llave de las decisiones. Si al porcentaje que tiene Esperanza y que es de facto de las tres hijas sumamos la legítima, el papel de Eva queda reducido.
Tal es la situación que el abogado que representaba a Alejandro Fernández ha dado un paso a un lado y ya no representa a Eva. Todo ello se puede deducir también de las palabras de las hermanas que gestionan la empresa, quienes hace unas semanas quisieron dejar claro que ellas siguen, pese a quien pese. Lo hicieron a través de un comunicado público: “Nos gustaría, de manera oficial y en primera persona, comunicarte que, una vez conocidas las últimas voluntades de mi padre, y al margen de las distintas acciones que a raíz de ellas se puedan emprender, la continuidad del actual equipo de gestión, así como de los distintos proyectos que venimos desarrollando, están garantizados”.
Esperanza Rivera y tres de sus hijas siguen al frente de Bodegas Pesquera, rebautizada como Familia Fernández Rivera. Eva y Alejandro abandonaron la empresa forzados por la guerra fraternal y decidieron elaborar un vino por su cuenta. La ausencia del patriarca hace muy difícil que este nuevo proyecto siga adelante.
"Profunda tristeza"
“A pesar de la profunda tristeza por la que estamos pasando, las políticas empresariales, comerciales y de cualquier índole seguirán el curso de las actividades habituales de nuestra compañía”, se lee en el comunicado.
En el mismo documento atacan de forma velada el vino que su padre decidió crear con su hermana Eva: “Queremos aclarar que el único Tinto Pesquera del que podemos garantizar la trazabilidad es el realizado en las instalaciones de nuestro grupo empresarial, en los viñedos pertenecientes a nuestro grupo empresarial, en las instalaciones de nuestro grupo empresarial y por el equipo técnico del grupo empresarial de familia Fernández Rivera, y es el que se comercializa a través de nuestros canales oficiales”. Varemos cómo sigue el próximo capítulo del llamado Falcon Crest español.
Ni en los peores presagios las tres hijas de Alejandro Fernández enfrentadas con su padre, fallecido hace poco más de un mes, imaginaron lo que ha sucedido. Las tres han quedado fuera de la herencia, como imaginaban, pero incluso fuera de la legítima.