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Nuevo capítulo en la guerra de Bodegas Pesquera tras la muerte del padre
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FAMILIA ENFRENTADA

Nuevo capítulo en la guerra de Bodegas Pesquera tras la muerte del padre

Después de la lectura del testamento, las hermanas que mantienen el control de la empresa advierten de que todo sigue igual pese a las batallas judiciales

Foto: La imagen de Alejandro Fernández sigue en la web del Grupo Pesquera.
La imagen de Alejandro Fernández sigue en la web del Grupo Pesquera.

Hace poco más de un mes fallecía Alejandro Fernández, fundador de Bodegas Pesquera, una muerte que ha cambiado muchas cosas en la guerra familiar por la que las cuatro hijas de Fernández y Esperanza Rivera están enfrentadas. Alejandro se había divorciado en 2020 de su mujer y se había apartado de la empresa familiar junto a su hija Eva, con quien se unió en la guerra judicial por lograr el control de la empresa que había fundado.

Pero murió hace un mes, en un viaje con su hija Eva a Santander, quien volvió en coche con las cenizas del padre. Sus hermanas, Lucía, Mari Cruz y Olga, se enteraban por la prensa de la muerte del patriarca. Es un pequeño ejemplo de hasta dónde han llegado en su batalla por el control de la empresa. Ahora, una vez leído el testamento, las tres hermanas que se mantienen en la empresa han querido dar un volantazo y a través de un comunicado advierten de que todo sigue, pese a quien le pese.

“Nos gustaría, de manera oficial y en primera persona, comunicarte que, una vez conocidas las últimas voluntades de mi padre, y al margen de las distintas acciones que a raíz de ellas se puedan emprender, la continuidad del actual equipo de gestión, así como de los distintos proyectos que venimos desarrollando, están garantizados”.

Hermetismo

El testamento es privado y las hermanas se muestran herméticas sobre la cuestión. Alejandro Fernández tenía el 49% de la empresa y su mujer, con quien se había enfrentado, tiene el 49%, mientras que el porcentaje restante es de las hermanas a partes iguales. Esperanza Rivera y tres de sus hijas siguen al frente de Bodegas Pesquera, rebautizada como Familia Fernández Rivera, y Eva y Alejandro abandonaron la empresa forzados por la guerra fraternal y decidieron elaborar un vino por su cuenta. La ausencia del patriarca hace muy difícil que este nuevo proyecto siga adelante.

Foto: Alejandro Fernández, fundador de Bodegas Pesquera.

Además, hay que tener en cuenta que aunque el octogenario matrimonio firmó el divorcio a principios de 2020, nunca llegaron a un acuerdo económico. Y la explicación es sencilla: Alejandro quería dividir la empresa en dos partes, una para cada cónyuge, mientras que Esperanza quería hacerlo en cuatro, una para cada hija. Al no prosperar ninguna de las propuestas, a la muerte de Fernández la empresa quedó como estaba, el 49% de él y el 49% de ella.

No sabemos si en el testamento el fundador de la empresa había recapacitado o no. Lo que queda claro es que si decidió legar toda su participación solo a Eva, esta no cuenta con el peso suficiente dentro de la empresa. No tiene la mayoría. Además, hay que contar con la legítima, esa parte de la herencia que corresponde a los hijos, pase lo que pase.

Así, si al porcentaje que tiene Esperanza y que es de facto de las tres hijas, sumamos la legítima, el papel de Eva, la hermana en discordia, queda muy reducido. Tal es la situación que el abogado que representaba a Alejandro Fernández ha dado un paso a un lado y ya no representa a Eva. Todo ello se puede deducir también de las palabras de las hermanas que gestionan la empresa, quienes han querido dejar claro que ellas siguen, pese a quien pese.

Foto: Alejandro Fernández, junto a sus hijas y su exmujer.

“A pesar de la profunda tristeza por la que estamos pasando, las políticas empresariales, comerciales y de cualquier índole, seguirán el curso de las actividades habituales de nuestra compañía”, se lee en el comunicado. En el mismo documento atacan de forma velada el vino que su padre decidió crear con su hermana Eva: “Queremos aclarar que el único Tinto Pesquera del que podemos garantizar la trazabilidad es el realizado en las instalaciones de nuestro grupo empresarial, en los viñedos pertenecientes a nuestro grupo empresarial, en las instalaciones de nuestro grupo empresarial y por el equipo técnico del grupo empresarial de familia Fernández Rivera, y es el que se comercializa a través de nuestros canales oficiales”.

"Respete nuestro dolor"

Así, recuerdan que son los tribunales, donde hay varias demandas en marcha, quienes deben decidir el futuro de la empresa familiar: “Hasta que los tribunales diluciden cualquier conflicto de intereses, al que, como cualquier compañía, estamos sujetos, rogamos respete nuestro dolor y en caso de considerar la difusión pública de información que nos ataña, no duden en ponerse en contacto con nosotros”.

Foto: Alejandro Fernández. (Cortesía)

Parece que la guerra sigue pero también podríamos decir que ahora Eva está sola. Con la muerte de su padre se ha quedado sin el apoyo moral del que podría valerse para mantener las batallas en marcha. Eva vivía con su padre en Valladolid, mientras que el resto de la familia sigue en Pesquera, donde todo empezó, allá por los años 70.

Entonces, las hermanas eran pequeñas y ayudaban en todo lo que podían a sus padres, quienes unidos con fuerza, sacaron adelante una empresa que ahora les ha enfrentado. Aquella infancia entre viñedos, donde sus padres empezaron desde cero, encorchando a mano y pegando las etiquetas una a una, es ahora un recuerdo olvidado.

Hace poco más de un mes fallecía Alejandro Fernández, fundador de Bodegas Pesquera, una muerte que ha cambiado muchas cosas en la guerra familiar por la que las cuatro hijas de Fernández y Esperanza Rivera están enfrentadas. Alejandro se había divorciado en 2020 de su mujer y se había apartado de la empresa familiar junto a su hija Eva, con quien se unió en la guerra judicial por lograr el control de la empresa que había fundado.

Herencia
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