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Nieves Álvarez, los Ardid, Fiona Ferrer y su encuentro con los fantasmas del pasado
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FIESTA EN COMMODORE

Nieves Álvarez, los Ardid, Fiona Ferrer y su encuentro con los fantasmas del pasado

Commodore, espacio emblemático de Madrid, ha vuelto a abrir sus puertas con imagen renovada y celebrando una gran fiesta en la que no faltó nadie

Foto: Nieves Álvarez en la fiesta de Commodore. (Cortesía)
Nieves Álvarez en la fiesta de Commodore. (Cortesía)

La pandemia aparcó el proyecto de apertura de Mayte Commodore, un local emblemático de Madrid totalmente renovado y en el que los actuales dueños han querido combinar la nostalgia con la actualidad.

Han suprimido el nombre de la que fuera propietaria, María Teresa Aguado, y han dejado solo el Commodore, una referencia suficiente para este espacio situado en la plaza de los Delfines de Madrid (así se conoce popularmente la plaza donde está ubicado) que abrió las puertas por primera vez en 1967 y donde año tras año se concedían los premios más importantes del mundo taurino y del teatro.

Foto: Eugenia Silva. (LP)

Por allí pasaba todo Madrid, como también sucedió en la fiesta del pasado viernes. La noche de la inauguración había invitados que recordaban anécdotas de esos tiempos pasados. Cerca de cuatrocientas personas acudieron a la llamada de Luis Gallussi. El arquitecto y decorador ha sido el artífice de dar una vuelta total al nuevo espacio y lo ha convertido en moderno y espectacular. Así definía los más de mil quinientos metros cuadrados del local :“No tiene esquinas, es curvo, es orgánico, es sensual como un abrazo”.

placeholder El nuevo espacio Commodore. (Cortesía)
El nuevo espacio Commodore. (Cortesía)

Nada que ver con lo que fue, salvo los muchos recuerdos, anécdotas y sucedidos que forman parte de la historia real y también de las leyendas. El viernes noche salieron a pasear los fantasmas de los personajes conocidos como Charlton Heston, Ava Gardner, Truman Capote o Juan Domingo Perón, que durante años disfrutaron de las fiestas y reuniones del local.

placeholder Alaska en el nuevo Commodore. (Cortesía)
Alaska en el nuevo Commodore. (Cortesía)

Esta vez, las caras conocidas eran reales. Famosos como Nieves Álvarez, Fiona Ferrer, los hermanos Ardid, hijos de Mariola Martínez-Bordiú, Nuria March, Alonso Aznar, María Chávarri, Mario Vaquerizo y Alaska, Tomás Alía o Jaime Ostos y la doctora Grajal, entre otros muchos invitados, compartieron el mismo espacio con ellos aunque no fuera Halloween. Se rumoreó que Ernesto de Hannover, marido de Carolina de Mónaco, podía aparecer en la fiesta, pero finalmente se quedó en casa de su hijo, donde vive desde que se instaló en Madrid.

placeholder Jaime Ostos y la doctora Grajal junto a otros invitados de Commodore. (Cortesía)
Jaime Ostos y la doctora Grajal junto a otros invitados de Commodore. (Cortesía)

Mar Saura, Lequio o Luis Sartorius fueron otros de los rostros conocidos en la fiesta.

En aquellos años 80 y 90 de Mayte Commodore, había conflictos de egos dependiendo de dónde se ubicara a los personajes. En el salón grande los invitados principales y según se alejaban los puestos de las mesas presidenciales, decaía la importancia.

placeholder Mario Vaquerizo y Carmen Lomana, entre los invitados a Commodore. (Cortesía)
Mario Vaquerizo y Carmen Lomana, entre los invitados a Commodore. (Cortesía)

Más de una vez, en esas convocatorias lúdicas, hubo complicaciones. Una de las veces fue Concha Márquez Piquer la que se levantó airada de su sitio al grito de tongo para reivindicar la profesionalidad de su marido Ramiro Oliveros, finalista como mejor actor de ese año y que no salió elegido. Algo parecido sucedió con el torero Antoñete. Aunque en este caso fue él mismo el que abandonó a sus compañeros de mesa al considerar que su puesto no era ese, sino junto a los jóvenes toreros como Espartaco, Ponce o Joselito.

Había presentaciones de libros, sobre todo de personajes relacionados con el mundo de la política, encuentros literarios, de gastronomía y personajes del mundo del colorín que organizaban sus cumpleaños o las Primeras Comuniones de sus niños.

placeholder Mar Saura, una de las famosas que acudieron a la fiesta. (Cortesía)
Mar Saura, una de las famosas que acudieron a la fiesta. (Cortesía)

Alinne Romanones, la ‘condesa espía’, se reunía en los reservados con sus contactos de la CIA y sus enlaces y de ahí que se rumoreara que Mayte, la propietaria, también era espía. Era también un referente para los paparazzis, que solían hacer guardia en la plaza. Había encuentros amorosos de parejas que a su vez estaban casadas, pero al existir convocatorias tan diferentes era posible pasar desapercibidos. Si los fotógrafos veían salir o entrar al personaje no había pruebas para demostrar esa infidelidad. “Vengo a tal o cual presentación”, decían. Y de esta manera solucionaban el problema.

La nueva estrategia de los propietarios pasa también por recuperar el aspecto más cultural al retomar actividades relacionadas con el cine, la literatura, teatro, música y periodismo y con premios anuales dedicados a estos apartados.

placeholder Nieves Álvarez. (Cortesía)
Nieves Álvarez. (Cortesía)

En Commodore también se encuentran los fantasmas del mundo político que en plena dictadura se reunían allí. Desde miembros del consejo privado de Don Juan, que planeaban la manera de restablecer la monarquía, hasta los componentes de la Junta Democrática. Era una estructura de oposición a la dictadura formada por nombres como los de Felipe González, Ramón Tamames, Alfonso Guerra, el fiscal Jiménez Villarejo, Belloch y muchos más que con la democracia se hicieron visibles. Muchos de ellos continuaron acudiendo a lo que hoy es uno de los locales de moda.

La pandemia aparcó el proyecto de apertura de Mayte Commodore, un local emblemático de Madrid totalmente renovado y en el que los actuales dueños han querido combinar la nostalgia con la actualidad.

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