El legado de Concha Márquez Piquer: joyas de familia y un piso de más de un millón
La hija de la cantante de copla más famosa del mundo falleció el lunes en el hospital Quirón de Madrid tras un mes ingresada y alejada del foco público
El lunes, a última hora de la tarde, el mundo de la música y la interpretación recibía una triste noticia: Concha Márquez Piquer, única hija de la gran Concha Piquer, fallecía tras luchar intensamente contra una infección pulmonar frente a la que los médicos no pudieron hacer nada.
Tras más de un mes ingresada en la UCI del hospital Quirón de Madrid, su marido, Ramiro Oliveros, y sus dos hijas, Conchitín e Iris, se despedían de ella con tristeza en la más estricta intimidad.
Legado familiar (y una tragedia)
Un final alejada de un foco del que decidió apartarse hace años para disfrutar de su familia sin el asedio mediático que marcó su vida desde que nació. Única hija de la gran dama de la copla española, su vida personal tampoco pasó desapercibida para la prensa. Se casó en dos ocasiones -primero con Curro Romero y luego con Ramiro Oliveros- y tuvo tres hijas fruto de sus dos matrimonios: Conchitín y Coral, del primero, e Iris, su única hija con quien fue el amor de su vida.
Una vida llena de éxitos en el plano profesional y personal que sufrió un trágico varapalo cuando la mediana de sus tres hijas perdió la vida en un accidente de tráfico el 2 de noviembre de 1986 en Estados Unidos.
Poco después, en 1990, falleció su madre, la gran Concha Piquer, legándole -según publicaron los medios de la época- varias propiedades inmobiliarias de lujo y algunas de sus joyas (casi todas de diamantes) y pieles que llenaban los famosos baúles con los que viajó de un lado a otro del mundo.
Un legado material que ya en su día fue complicado de cuantificar, sobre todo teniendo en cuenta la gran fortuna en royalties de los que se convirtió en heredera universal.
Un piso de 1,6 millones de euros
En cuanto a las propiedades de su madre, lo cierto es que es imposible saber si se encontraban dentro o fuera de España o si aún las poseía en el momento de su fallecimiento. Según aparece reflejado en los documentos del Registro de la Propiedad a los que ha tenido acceso Vanitatis, Concha Márquez Piquer tan solo tenía a su nombre en todo el territorio nacional un apartamento en una de las zonas más nobles de Madrid.
La cantante compró a finales de los años 70, cuando aún estaba casada con Curro Romero, un inmenso piso en el corazón del paseo de la Castellana, colindando con El Viso, de algo más de 400 metros cuadrados.
Con luz a raudales y unos techos de tres metros de altura, según consta en los documentos consultados, está distribuido interiormente en hall, despacho y salón con vistas a la Castellana, comedor que hace esquina, varios pasillos, cuatro dormitorios, tres cuartos de baño y uno de aseo.
Al tratarse de una vivienda señorial, cuenta además con dos dormitorios de servicio, un aseo y cocina. Una imponente propiedad que no heredó de su madre. Entre otras cosas porque en ese momento aún vivía.
Decorada con algunos de los objetos más imponentes que su madre trajo de sus giras por el mundo, de sus paredes colgaban algunas de las obras de arte que más tarde le legó la gran Concha y que podrían engrosar el legado patrimonial que le ha dejado a sus dos hijas. Su precio en el mercado es de aproximadamente 1,6 millones de euros según los expertos consultados.
Sin empresas a su nombre
Aunque siguió los pasos de su madre en el mundo de la música, lo cierto es que no aparece constancia en el Registro Mercantil de ninguna empresa a su nombre que gestionara los réditos de su carrera como cantante.
La única vinculación que aparece es con la extinta Irisol Producciones SL, empresa que registró su hija Iris a principios de los 90 y que publicó su cierre de hoja registral hace apenas unas semanas, el 27 de septiembre de este mismo año. Dedicada a la gestión y promoción de espectáculos en salas y locales (excepto espectáculos taurinos), dejó de presentar cuentas en 2016, fecha en la que contaba con un activo total de más de 96.000 euros en 2016.
El papel de Concha Márquez Piquer en la empresa de su hija era meramente testimonial, ya que en los documentos a los que hemos tenido acceso aparece como socia. Su marido, sin embargo, sí tuvo un papel más relevante. Aunque la administradora única, como decíamos, era su hija, él era el accionista mayoritario de esta aventura que hoy no continúa.
Un legado económico difícil de cuantificar sin conocer al detalle el alcance de la fortuna de su madre, que ella heredó en 1990 y que hoy pasará a manos de sus dos hijas, que mañana la despedirán en el cementerio de San Isidro, donde sus restos mortales descansarán junto a los de su progenitora para siempre.
El lunes, a última hora de la tarde, el mundo de la música y la interpretación recibía una triste noticia: Concha Márquez Piquer, única hija de la gran Concha Piquer, fallecía tras luchar intensamente contra una infección pulmonar frente a la que los médicos no pudieron hacer nada.