Kiko Rivera: 12 meses de un paso que parecía irreversible, juicios y cambio de enemigos

En Telecinco parecen haber tenido claro que el mejor momento para sellar la paz con Kiko Rivera, enfadado con Mediaset en las últimas semanas, era devolverle una silla de invitado en el 'Deluxe' este sábado 13, justo cuando se cumple el aniversario de la emisión de 'Cantora, la herencia envenenada', la demoledora entrevista que concedió para escenificar sus diferencias, entonces irreconciliables, con su madre. El resultado de audiencia fue impresionante, un 31,5% de share y más de 3,7 millones de espectadores, con cotas de un 50% en la trama final. Hubo dos secuelas, ya sin Kiko, que también funcionaron, pero en menor medida y ya sin el DJ, con un 25,9 y un 23,6%, respectivamente.

En realidad, esta entrevista 'envenenada' no era sino la versión televisada de dos exclusivas que había concedido las semanas antes a la revista 'Lecturas', realizadas por la recordada Mila Ximénez, quien, como muchos sabrán, fue en su tiempo una de las grandes 'enemigas' de la tonadillera desde que saliera en '¡Aquí hay tomate!' dedicándole unos adjetivos muy peyorativos que no merece ahora la pena recordar y otra serie de declaraciones no precisamente edificantes que también acabaron en los tribunales y en algunos casos con condena para la colaboradora televisiva.

En la primera, manifestaba que "yo no cedí Cantora a mi madre a sabiendas, firmé lo que ella me puso delante" (algo que desmintió el notario en Vanitatis). Y en la segunda: "Mi madre me debe 3 millones, pero no quiero verla en la cárcel". Estos eran los titulares de portada, pero las frases del hijo menor del recordado torero Francisco Rivera, Paquirri, eran afiladas como cuchillos y demoledoras, pero nada en comparación con lo que verbalizó en el especial televisivo.

Marcaba entonces un punto de inflexión en las relaciones familiares y una guerra de abogados que no les hacemos ningún spoiler si les decimos que no ha ido más allá. Denunció a su tío, Agustín Pantoja, a quien acusó de estafa, apropiación indebida y administración desleal, y llegó a ir al juzgado de Chiclana de la Frontera a declarar acompañado por su hermana, Isabel, el pasado 1 de julio. Todo quedó en nada, porque después de la muerte de la matriarca, doña Ana, Kiko decidió retirar todas las acciones judiciales contra su madre y su tío. Al igual que la venta de su parte de Cantora, que algunos daban por hecho, y que, según parece, no está en el mercado inmobiliario.

La muerte de doña Ana, quien arrastraba serios problemas de salud desde hacía años y estaba recluida en Cantora, el pasado 28 de septiembre, provocó una catarsis familiar. Su nieta Anabel Pantoja se encontraba 'en capilla', pues iba a casarse en Isla Graciosa, lo que supuso que todos regresasen para darle el último adiós, aunque el enlace no se canceló.

Kiko Rivera cruzó la verja de la tan traída y llevada finca de Medina Sidonia con la incertidumbre de cómo iba a ser recibido, pero el amor todo lo puede y madre e hijo se fundieron en un abrazo, como él mismo contó, y el perdón se impuso a los abogados. De hecho, así lo corroboró en 'Secret Story', su primera intervención en Mediaset tras su enfado con el grupo audiovisual. "Las cosas van por mejor camino", aseguró.

Sin embargo, en este movimiento de fichas, Kiko Rivera ha encontrado una nueva persona de su familia que ha sido en las últimas semanas objeto de sus diatribas e invectivas, mientras sellaba el perdón de su madre en otra exclusiva en 'Lecturas': "No necesito ni cinco millones ni dos, es mi madre y tiene problemas económicos, ¿qué puedo hacer? No quiero que se vaya detrás de mi abuela", manifestaba.

Recordemos que una de las cuestiones que también abordó en 'Cantora, la herencia envenenada' es que había visto los enseres de Paquirri que Francisco y Cayetano Rivera llevan décadas reclamando y supuso que los tres hermanos cerraran filas. Los hijos del diestro y Carmen Ordóñez contaron con los servicios del abogado Joaquín Moeckel, quien realizó algunos requerimientos notariales a la artista sin resultados positivos en este sentido. Finalmente, han anunciado que no emprenderán acciones judiciales, aunque seguirán apelando a la buena voluntad de la artista.

Isabel Pantoja ha vivido un auténtico viacrucis estos doce meses por las declaraciones tan duras con su hijos y por la distancia humana entre ambos. Su hija Chabelita Pantoja o Isa P., como también es conocida, también ha sido objeto de los ataques de su hermano, algo sobre lo que se pronunció en su reciente paso por el 'Deluxe': "Estoy harta y me molesta. He saltado porque me parece innecesario que diga que no tengo ni oficio ni beneficio". Y llegó aún más lejos: "Las cosas que hace mi hermano no son de alguien que está bien".

Mientras tanto, su mujer, Irene Rosales, reaparecía, haciendo una excepción, como leíamos en los rótulos de 'Viva la vida' para dar una vez más la cara por su marido, al que le siguen persiguiendo rumores de infidelidades, y dejó la puerta abierta como colaboradora al programa, después de una temporada apartada de las cámaras.