Habla el notario que dividió Cantora en dos: "Ningún cliente puede sentirse engañado"
"Cuando tenía 18 años fui con mi madre a firmar algo. Yo era un cabeza perdida, y si mi madre me decía 'firma esto', yo lo hacía", ha dicho el hijo de Isabel Pantoja
Las declaraciones de Kiko Rivera a Mila Ximénez en ‘Lecturas’ dejaron fuera de juego a Isabel Pantoja. Encerrada en Cantora, nunca imaginó que su hijo se convertiría en su verdugo emocional. Confirmaban hace pocos días a Vanitatis que se encuentra muy mal y sin capacidad para reaccionar, no sabemos qué pasará después de que el especial de Telecinco 'Cantora: La herencia envenenada' salga a la luz esta noche. Por su parte, no hay interés en responder al que fuera 'mi pequeño del alma, con la piel de canela'. Una nueva brecha familiar en la vida de la artista, que siente que cada vez que se recompone su historia vital, vuelve otra tragedia y en esta ocasión, por la parte que menos podía esperar. Kiko Rivera le ha echado en cara no ser ni buena madre ni buena abuela, entre otras durísimas acusaciones. Aunque la peor haya sido la que se refiere a esta frase: “Dices que estoy vendiendo mis penas. ¿Que vendo mis penas? ¿Tú me dices eso a mí que te has vendido como la viuda de España?”.
Aparte de las declaraciones afectivas, lo que puede crear complicaciones legales son las referidas a supuestos chanchullos que la cantante habría realizado con la herencia de Paquirri y con la propiedad de Cantora. Contaba a Mila que cuando cumplió 18 años fue con Isabel Pantoja a la notaría y allí firmó sin enterarse. “Cuando tenía 18 años fui con mi madre a firmar algo. Yo era un cabeza perdida, y si mi madre me decía ‘firma esto’, yo lo hacía”.
Esta explicación choca directamente con las afirmaciones del notario Emilio Esteban-Hanza, que fue quien certificó el documento que ambos cumplimentaron en su notaría de Fuengirola referido a la propiedad de Cantora y la situación legal de la finca de Medina Sidonia.
"No se firma un documento si las partes no entienden, asumen y consienten"
Vanitatis se ha puesto en contacto con el notario, que afirma: “Fue hace mucho tiempo. Lo que sí quiero dejar claro es que ningún cliente puede sentirse engañado. Que no quepa ninguna duda de que cuando se firma un documento público, una escritura pública, a las partes se les lee el documento y se asegura que conozcan la información y los efectos eventuales de lo que están rubricando. Al pasar de los años, uno puede imaginar lo que quiera. Lo que aseguro es que la regla general sin excepciones es esta. No se firma un documento si las partes que están presentes no entienden, asumen y consienten plenamente. Se firma después de haberlo leído y de que el notario se asegure de su total comprensión y que las partes consienten el contenido contractual de lo que firman”.
Esteban-Hanza Navarro insiste en que “si unos años después no le gusta a la persona lo que uno mismo hizo en el pasado, no tiene nada que ver con la firma inicial. Eso es otra historia que no compete al notario. Nosotros estamos para leer la escritura y comprobar que los clientes que comparecen lo hacen libre y voluntariamente y están plenamente informados”.
Subraya el profesional que es la regla general sin excepción y pone como ejemplo el caso de personas mayores que acuden a su despacho: “Hasta que no tengamos el convencimiento total de que entiende perfectamente el documento y que está de acuerdo con el contenido, no hay rúbrica”.
Estas conclusiones profesionales confirman que Kiko Rivera sí se enteró de lo que sucedió el 11 de julio de 2002 cuando acudió con Isabel Pantoja a la notaría de Fuengirola y quedó inscrito el 9 de agosto de ese mismo año según el protocolo 1578.
Las declaraciones de Kiko Rivera a Mila Ximénez en ‘Lecturas’ dejaron fuera de juego a Isabel Pantoja. Encerrada en Cantora, nunca imaginó que su hijo se convertiría en su verdugo emocional. Confirmaban hace pocos días a Vanitatis que se encuentra muy mal y sin capacidad para reaccionar, no sabemos qué pasará después de que el especial de Telecinco 'Cantora: La herencia envenenada' salga a la luz esta noche. Por su parte, no hay interés en responder al que fuera 'mi pequeño del alma, con la piel de canela'. Una nueva brecha familiar en la vida de la artista, que siente que cada vez que se recompone su historia vital, vuelve otra tragedia y en esta ocasión, por la parte que menos podía esperar. Kiko Rivera le ha echado en cara no ser ni buena madre ni buena abuela, entre otras durísimas acusaciones. Aunque la peor haya sido la que se refiere a esta frase: “Dices que estoy vendiendo mis penas. ¿Que vendo mis penas? ¿Tú me dices eso a mí que te has vendido como la viuda de España?”.
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