Ainhoa Arteta narra cómo fue estar al borde de la muerte: "Me salvé por los pelos"

El pasado no fue un buen año para Ainhoa Arteta, a la que se le sucedieron los frentes uno detrás de otro. Sus problemas de salud, la separación de quien fuera su marido desde 2019, Matías Urrea, y la polémica sobre su biografía no publicada han sido razones por las que la soprano vasca estaba encantada con la idea de recibir este 2022 con los brazos abiertos y comenzar una nueva etapa en su vida. Por suerte, su optimismo le ha ayudado a anteponerse a tan complicadas circunstancias.

"Adiós 2021. Me has cambiado la vida sin esperarlo. Has probado mi fuerza más allá de lo soportable. Me has hecho llorar de dolor, de rabia, de miedo, de vértigo. Has puesto mi vida al borde del precipicio. He conocido la traición, la decepción, la deslealtad, el miedo, la soledad", decía parte del texto que escribía a finales del año pasado, dejando claras sus intenciones de regresar a la escena pública y su vida profesional con más fuerzas que nunca. Dicho y hecho.

La artista ha visitado 'El hormiguero' y ha dado algunos detalles de lo que está siendo su vuelta a la normalidad tras un año alejada de los focos. Hay que recordar que, tras contagiarse de coronavirus y preocuparse por si la enfermedad iba a más y perjudicaba su carrera, sufrió un cólico nefrítico de tal gravedad que se llegó a temer por su vida al complicarse con una septicemia por la cual tuvieron que amputarle un dedo de la mano y otro del pie, como ella misma contó en una entrevista con 'ABC'.

Ahora, recuperada, todos sus mensajes están repletos de positividad y palabras de agradecimiento dirigidas a quienes la han apoyado en los últimos tiempos. La cantante está ya en otra senda y en su conversación con Pablo Motos ha dado buena muestra de ello. Emocionada, pero con una gran sonrisa en el rostro, entraba a un plató en el que sus seguidores la recibían entre vítores y aplausos. "Yo estoy feliz", han sido las primeras palabras que ha pronunciado.

Directa al grano y sin reparos, ha repasado junto al presentador cómo fueron esos días en los que estuvo al borde de la muerte. "Estuviste a punto de morir", le decía Pablo Motos. "Lo estuve, pero yo no me enteré. Me dio una septicemia, un cólico nefrítico que se complicó, de ahí a un fallo multiorgánico y después me inducen al coma durante 4 o 5 días". Lo que no muchos sabían es que los médicos estuvieron a punto de no poder hacer nada por su vida: "Me salvé por los pelos, porque habían intentado todo tipo de antibióticos y yo soy alérgica a la penicilina. Mi cuerpo, de medicarme con el tiempo, había generado resistencia a los antibioticos, así que al final me moría".

Finalmente, decidieron probar con la penicilina pese a ser alérgica y funcionó. No obstante, despertar y verse con las extremidades ennegrecidas no fue algo sencillo. "Durante el coma, hacen que no te llegue el riego sanguíneo a todas las partes del cuerpo. Perdí un dedo de la mano y también en los pies. Se me salvó la izquierda porque, precisamente, está más cerca del corazón", explica Ainhoa. Pablo caía entonces en la cuenta de que en algunos de sus dedos tiene injertos, pero no prótesis.

Ante la pregunta de por qué decidió prescindir de ponerse una prótesis, Ainhoa Arteta ha respondido con el sentido del humor que ha derrochado durante toda su reaparición en televisión: "Primero, me da una pereza horrible, después de tantas operaciones. Y, aparte, yo soy muy 'gesticulera' y me estaba imaginando que en algún concierto se me escapaba el dedo". Poco después confesaba que cuando salió del hospital no pudo desbloquear su teléfono móvil mediante huella dactilar al no tener el dedo índice. Bromas aparte, no todo ha sido un camino de rosas y la soprano ha tenido que lidiar con la dolencia del llamado 'miembro fantasma'.

Sin embargo, de todo lo que le ha sucedido este fatídico año, Ainhoa ha explicado que solamente se asustó cuando sufrió una lesión en sus cuerdas vocales a causa de las intubaciones previas. "Se cerró una de las glándulas que segregan saliva y mucosa para lubricar la cuerda y se formó un quiste [...]. Me operé en noviembre (por cuarta vez en estos meses) y me dijeron que podría cantar en unos seis meses o un año y aquí estoy, un milagro", aseguraba.

Efectivamente, lo de Ainhoa Arteta ha sido un milagro en muchos sentidos, pero gran parte de la culpa de que esté de vuelta la tiene ella misma, gracias a su esfuerzo y espíritu de lucha. Ahora, lo tiene claro: "Me ha cambiado el chip muchísimo. Cuando te enteras de que has estado a punto de morirte, la vida la ves de otra manera y todo tiene solución", ha zanjado, no sin antes agradecer a los sanitarios por la labor que hicieron con ella y hacen, cada día, frente al coronavirus.